El plasma de las personas que vencieron la infección por el virus del Ébola es clave en el tratamiento de otros contagiados

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Hace justo un año, la auxiliar de enfermería española Teresa Romero se infectó con el virus del Ébola en el Hospital Carlos III de Madrid a través del misionero Manuel García Viejo, repatriado desde Sierra Leona. Dentro del cóctel de tratamientos que recibió también se le transfundió el plasma de la monja Paciencia Melgar que venció milagrosamente al virus en Liberia.

“La vida es para darla, no para guardarla”, comentó el pasado mes de agosto la religiosa guineana. “Si mi contagio sirve contra el Ébola, aquí estoy”, afirmaba por su parte Teresa Romero el día que recibió el alta médica después de casi un mes batallando contra el virus mortal.

Dos vencedoras de una guerra que ahora participan con sus muestras en un ensayo del Hospital ‘12 de Octubre’ liderado por el jefe del Servicio de Microbiología de este centro madrileño, Rafael Delgado, especialista en microbiología clínica, formado en medicina molecular y genética en la Universidad de Michigan (Estados Unidos) y experto en el virus del Ébola desde que, a fines de la década de 1990, investigara vectores virales para una vacuna contra este virus.

”Estamos analizando la potencia que tiene ese plasma en personas que han superado la infección y tienen anticuerpos. Medimos los anticuerpos totales y luego medimos una parte de ellos, los que son capaces de bloquear la infección, de bloquear al virus”, explica.

Lo que se mide es la potencia neutralizante, la capacidad de bloquear la infección. Y algunos de esos pacientes convalecientes tienen una cantidad de anticuerpos tan alta “que podemos diluir ese plasma hasta 500 veces y todavía sigue neutralizando al virus”.

Anticuerpos en aumento

Sin embargo, poco más se sabe del poder de este suero humano. “Cuando ahora se administra este plasma a pacientes con la enfermedad por el virus del Ébola (EVE) se hace a ciegas. Es conveniente saber la cantidad que se les está transmitiendo y saber además en qué momento es más adecuado obtener la sangre de los pacientes convalecientes”.

“Creemos que ahora se ha obtenido en momentos muy recientes tras la infección, cuando el nivel de estas defensas neutralizantes es relativamente bajo. El nivel de defensas se va incrementando, incluso meses después de haberlo padecido y haberse restablecido”, apunta el investigador.
“Con el seguimiento a largo plazo veremos cuál es la evolución de este tipo de anticuerpos que convierte en inmunes a las personas que han sufrido y superado un tipo concreto de EVE”, agrega.

Un plasma con muchas incógnitas

La epidemia de EVE que desde principios de 2014 ha causado más de 28.000 muertes en África Occidental también ha dejado miles de supervivientes cuyo sistema inmunitario ha logrado acabar con el virus.

Unos pacientes convalecientes cuyo plasma puede estar disponible para la ciencia. “Podemos hacer estudios clínicos para ver la cantidad de protección que estamos aportando con ese plasma y podemos valorar mejor cuál su eficacia, su respuesta”, dice.

Según Rafael Delgado, el plasma del donante convaleciente se ha utilizado en España y en otros países “porque sabemos que es conveniente, pero no tenemos datos de eficacia: ahora mismo no sabemos cuánto hace o si, incluso, puede haber algún efecto negativo”.

En el caso de Teresa Romero, el suero de Paciencia Melgar se le administró a la vez que el tratamiento con el antiviral ZMapp® y un cuidado intensivo con reposición constante de líquidos y sales que contrarrestara a este virus que provoca fiebres hemorrágicas. Pero el equipo médico que trató a la enferma en el Hospital La PazCarlos III no sabe si fue el tratamiento en general lo que la curó o si alguna de las medidas primó sobre las otras.
El investigador Rafael Delgado insiste en que es importante calibrar la cantidad adecuada a la hora de administrar este plasma. “Ahora es como si diéramos una dosis desconocida de un medicamento a todos los pacientes”, apunta.

En este momento, el equipo de Delgado ha presentado ya la metodología de esta investigación en la que colabora con el Hospital de La Paz en el seguimiento de los donantes de suero. “Pero necesitamos ampliar nuestro número de pacientes para hacer un estudio más global y estamos en contacto con otros grupos para poder disponer de muestras y hacer un estudio más grande y obtener resultados más consistentes”.

Fuente: REC