Novedades sobre las enfermedades priónicas de los animales y el hombre

Las encefalopatías espongiformes transmisibles (o TSE en inglés) conforman un grupo de enfermedades único, de carácter neurodegenerativo e infeccioso.

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Presentan heterogeneidad como ningún otro grupo, tanto en la amplitud de especies huésped susceptibles (bovinos, ovinos, cérvidos, primates, felinos y humanos); su etiología (modos de contagio); sus formas de presentación clínicopatológica; y su potencial enzoótico y zoonótico (contagio entre especies y contagio a humanos).

Las primeras descripciones de una TSE con repercusiones económicas de importancia, primero en la industria de la lana, corresponden al scrapie ovino (aproximadamente, año 1750). Posteriormente la forma bovina (1986 en adelante) que contiene más de un síndrome. Se ha avanzado en el conocimiento de estas enfermedades, existen modos de reconocerlas afianzados y tecnologías diagnósticas de certeza. Simultáneamente, las investigaciones continúan, porque quedan preguntas importantes sin responder relacionadas con el mecanismo de propagación dentro del animal huésped; la latencia; las vías de contagio en condiciones naturales; los suelos contaminados con el agente; las formas subclínicas, entre otras.

Entre los síndromes que afectan a los bovinos, el comúnmente llamado ‘mal de la vaca loca’ es un nombre genérico pero no se trata de una única entidad: el cuadro es complejo, existen distintas cepas. Estas cepas no se comportan igual en todos los modelos de caracterización (primates, ratones transgénicos u otros) la incertidumbre respecto a su peligrosidad varía y es motivo de debate. Desde su identificación en 1986 y durante casi dos décadas se asumió que la encefalopatía espongiforme bovina (BSE) era producida por una única cepa priónica, la BSE-C (C de clásica). Pero a medida que el conocimiento y la casuística aumentaron se identificaron dos nuevas cepas atípicas del ganado bovino: la encefalopatía espongiforme amiloidótica bovina (BASE, también llamada BSEL) y la BSEH en Francia e Italia en 2004. Y más recientemente otra cepa en Suiza en 2012 con experimentos en curso.

Estos síndromes bovinos tienen como común denominador el metabolismo alterado de la proteína prion, pero difieren en sus modos de presentación clínica, tiempos de incubación, capacidad de contagio inter e intraespecies; entre otras variables.

Se ha demostrado que la leche y el calostro son una vía de contagio en condiciones naturales en el caso puntual del scrapie de los ovinos, contrario a la creencia general de que estas enfermedades no se transmiten por leche con relación a los bovinos (en la BSE). Además de los síndromes ovinos y bovinos existen formas que afectan a otras especies como la enfermedad desgastante crónica de los cérvidos (o caquexia crónica/CWD) que si bien no reviste la misma importancia económica, potencialmente pueden ser un reservorio del agente transmisor a nivel enzoótico.

Un trabajo reciente estudia como priones excretados por un animal enfermo (ciervo con CWD) permanecen en el suelo, son incorporados por los pastos e infectan a un animal sano (hámsters salvajes, un modelo mamífero de laboratorio). Además, los priones muestran una adherencia preferencial por la superficie y tallos vegetales (pastos) lo que hace posible esta vía de infección horizontal comprobada en el estudio.

Este año, en abril de 2016, Noruega declaró la detección del primer caso salvaje de CWD en Europa, una enfermedad del grupo TSE. El animal, un reno (Rangifer tarandus), hallado muerto y diagnosticado casualmente pertenecía al grupo salvaje monitoreado por collar. El diagnóstico fue realizado en el Instituto Veterinario Noruego. La enfermedad es bien conocida en América del Norte en otros cérvidos. No sólo fue la primera detección de CWD en Europa, sino que fue además la primera detección de infección natural en renos en todo el mundo. El hallazgo ha puesto sobre aviso que la enfermedad, endémica en Estados Unidos, de algún modo logró propagarse.

Hasta 2015, la BSE clásica era la única zoonosis probada del grupo TSE. La transmisión inesperada de una cepa natural de scrapie en un modelo macaco con período de incubación asintomático de casi 10 años ha sido motivo de alerta en la comunidad científica. El perfil de la enfermedad es similar al de la de Creutzfeldt-Jakob esporádico humano, mostrando el potencial zoonótico del scrapie. La observación de este reporte no es suficiente para establecer una correlación epidemiológica pero demuestra que el scrapie es efectivamente transmisible a un primate con tiempos de incubación coherentes con una TSE.

Sabemos que la aparición de un solo caso de TSE es suficiente para cambiar de categoría de calidad “libre de riesgo”, otorgada a un país, con todas las pérdidas comerciales y consecuencias en el sector productivo y sociales adyacentes. El Programa de Prevención de las TSE en Argentina cumple un protocolo riguroso evaluado por veedores internacionales para sostener la categoría de riesgo de enfermedad insignificante.

Los círculos profesionales y científicos, junto con las industrias involucradas (del sector agropecuario e industrias de valor agregado derivadas) siguen de cerca la incidencia de estas enfermedades, los últimos descubrimientos y la concienciación acerca del modo de propagación y distinción de otras enfermedades que pueden presentar sintomatologías en común. Es necesario continuar en la vigilancia y la concienciación de los actores sociales involucrados para sostener el estatus alcanzado que garantiza la competitividad de los productos argentinos a nivel mundial.

Fuente: REC