La coccidioidomicosis se diagnostica mal a demasiadas personas

Un diagnóstico temprano de una infección fúngica potencialmente letal llamada coccidioidomicosis o fiebre del valle puede ayudar a los pacientes, pero se diagnostica mal a demasiadas personas, según los expertos.

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Los médicos deberían sospechar de la presencia de la coccidioidomicosis en los pacientes con neumonía o con síntomas como los de la gripe que vivan en o hayan visitado el oeste o el sureste de Estados Unidos, especialmente Arizona y la parte central de California, según las directrices actualizadas de la Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas (Infectious Diseases Society of America).

Cada año, aproximadamente 150.000 personas contraen la infección, que a menudo se pasa por alto, y unas 160 fallecen de la misma, según la sociedad.

“La coccidioidomicosis se diagnostica menos veces de las que se debería, en parte porque las directrices anteriores fueron realizadas para especialistas, mientras que la mayoría de estos pacientes inicialmente van a su médico de atención primaria, muchos de los cuales no son conscientes de qué tan común es esta infección”, comentó el autor principal de las directrices, el Dr. John Galgiani.

El hongo que puede provocar la coccidioidomicosis vive en el suelo del desierto. Las esporas fúngicas se trasportan por el aire cuando el viento sopla y mueve el polvo. Las esporas se inhalan fácilmente y se quedan en los pulmones, causando neumonía, según la Sociedad.

El hongo se produce en regiones del desierto desde el oeste de Texas, Arizona y el norte de México, hasta el Valle de San Joaquín, en la parte central de California. También se encuentra en un área de la parte central del sur del estado de Washington, y en algunas áreas de América Central y Sudamérica.

“Es un hongo que no discrimina, y todo el mundo que se expone tiene la misma probabilidad de infectarse”, dijo Galgiani, profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Arizona y director del Centro para la Excelencia sobre la Fiebre del Valle en Tucson.

La mayoría de las personas no requieren de tratamiento. Pero “en muchos pacientes, es más debilitante que la mononucleosis. Estos pacientes se sienten muy mal, no pueden salir de la cama o ir al trabajo y a menudo están enfermos durante semanas o meses. A muchos les preocupa tener cáncer u otra enfermedad, así que conseguir el diagnóstico correcto pone un nombre a la enfermedad y acaba con el miedo”, explicó.

“Los proveedores de atención primaria pueden manejar los casos leves y moderados de coccidioidomicosis una vez se diagnostica, pero los pacientes con una infección grave deberían ser referidos a los especialistas en enfermedades infecciosas”, dijo Galgiani. “Las directrices actualizadas podrían ayudar a reducir las pruebas y tratamientos innecesarios, incluyendo los antibióticos”, dijo.

“Aproximadamente un tercio de los casos de neumonía en Arizona son provocados por la coccidioidomicosis. Los médicos deben preguntar a los pacientes con neumonía sobre los viajes que han hecho y si han viajado recientemente a áreas endémicas, y deben tener en cuenta la coccidioidomicosis”, dijo.

La coccidioidomicosis es una micosis sistémica causada por Coccidioides immitis o Coccidioides posadasii. Estas especies se encuentran en el suelo de ciertas partes del centro y sur de California, los desiertos bajos de Arizona, el sureste de Nuevo México, el oeste de Texas, y varias otras áreas del suroeste de Estados Unidos, México, América Central y América del Sur. Quienes no residen en estas regiones endémicas o viajan a ellas, casi nunca adquieren la enfermedad. Recientemente se han detectado inesperados brotes endémicos en el sureste del estado de Washington, lo que indica que la exposición puede también en ocasiones producirse en el oeste de Estados Unidos. No obstante, para los pacientes con reciente exposición endémica, la coccidioidomicosis puede ser considerada como una posible causa de neumonía adquirida en la comunidad y de varios otros síndromes. La obtención del historial de residencia o viajes a un área endémica es fundamental para el diagnóstico precoz de esta infección.

De las aproximadamente 150.000 infecciones que se producen cada año, unas 50.000 producen una enfermedad que justifica la atención médica, 10.00020.000 de estas son diagnosticados y reportados, 2.0003.000 producen secuelas pulmonares, 6001.000 casos en que se produce diseminación hematógena de los pulmones a otras partes del cuerpo (infección diseminada), y 160 tienen como resultado la muerte. Entre 1998 y 2011, los casos notificados en los estados endémicos han aumentado 10 veces como consecuencia de varios factores. Además de esta tendencia general existe una considerable variación de año a año debido a las condiciones climáticas.

El síndrome más común que requiere atención médica es la neumonía adquirida en la comunidad, a menudo asociada con una variedad de síntomas reumatológicos, cutáneos o sistémicos. Debido a las presentaciones similares a las de muchas otras enfermedades, la identificación de la infección por Coccidioides como etiología depende de manera crítica de la confirmación de laboratorio.

Se piensa que las diferencias en la severidad de la enfermedad puede ser principalmente consecuencia de las diferencias en las respuestas inmunológicas a la infección entre los individuos. Esto es muy claro cuando la infección se produce en pacientes que también padecen enfermedades o tratamientos que suprimen la inmunidad celular.

Recientemente se ha identificado un pequeño número de pacientes con mutaciones genéticas específicas que alteran las respuestas inmunológicas que implican el interferón γ, la interleucina 12 (IL12), y otras vías inmunes celulares que parecen ser responsables de sus infecciones progresivas. En estos pacientes, el riesgo de infección diseminada puede llegar a 75%, un aumento sorprendente de un riesgo que normalmente sería de alrededor de 1%. Además, la coccidioidomicosis diagnosticada por primera vez durante el embarazo presenta problemas específicos que no existen en otras situaciones. Otros factores que se cree que aumentan el riesgo de infección diseminada incluyen la ascendencia (especialmente los africanos y los filipinos) y el sexo masculino. Los pacientes diabéticos parecen más propensos a complicaciones pulmonares.

Puede consultar el artículo completo, en inglés, haciendo clic aquí.

Fuente: REC