Un “mapa genético” de la placenta podría ayudar a prevenir la transmisión vertical de la enfermedad de Chagas

Científicos de Argentina, Chile y Uruguay armaron un “mapa genético” de la respuesta de la placenta ante la presencia del parásito de la enfermedad de Chagas, lo que podría inspirar futuras terapias para evitar el contagio intrauterino del bebé.

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2001

En la actualidad, se calcula que 40% de los nuevos casos en Argentina de la enfermedad se debe a la transmisión vertical. Conocer la respuesta de la placenta ante la presencia del parásito Trypanosoma cruzi permitirá en el futuro diseñar estrategias terapéuticas así como tener marcadores que podrían eventualmente predecir si el bebé se infecta o no. Actualmente las drogas disponibles para el tratamiento de la enfermedad de Chagas no son recomendados para el tratamiento de la madre embarazada, ya que son dañinas para el feto.

Los científicos incubaron “explantes” de placenta humana –fragmentos de tejido que cultivaron en un medio artificial– con diferentes concentraciones del parásito durante 2 y 24 horas. En cada condición experimental, y mediante tecnología de punta, evaluaron los cambios de expresión génica (activaciones o “apagados”) de más de 26.000 genes.

El proceso tiene la dinámica de una batalla. Estudios previos demostraron que, por una parte, el parásito intenta romper la barrera placentaria y que, por otro lado, la placenta cuenta con mecanismos para impedir el avance del parásito. El análisis logró describir que esa “disputa” se refleja en cambios en la actividad de algunos genes, como CXCL9, TLR-7, LBP y CD14, que están implicados en la respuesta inmune, remodelación y reparación del órgano cuando enfrenta la agresión de T. cruzi.

Los resultados del flamante estudio se pueden extrapolar a la situación que acontece durante la transmisión de madre a hijo. La novedad del estudio está dada por el hecho de que se trabajó con explantes de placenta humana, un modelo más complejo que aporta mejor información de la que los modelos animales y las células en cultivo suelen arrojar. Aún no se sabe por qué en algunos casos los bebés nacen sin evidencia de una infección por T. cruzi pese a que sus madres están infectadas.

Entre los factores que influyen podrían citarse la carga parasitaria, la cepa del agente y las características genéticas e inmunológicas de la mujer gestante. Es preciso seguir investigando cómo se comporta la infección durante el embarazo a fin de diseñar estrategias que eviten que los bebes se contagien. Otro estudio describe diferencias genéticas y proteicas tras comparar análisis de muestras de placenta de mujeres infectadas y sanas. Este otro trabajo evidenció una serie de rutas metabólicas y familias de genes de expresión diferencial ante la infección, y complementa el trabajo hecho en explantes ex vivo.

Los autores del estudio planean seguir analizando algunas de las respuestas de la placenta ante la infección para que, en el futuro, se puedan utilizar como blancos terapéuticos y biomarcadores de pronóstico de la transmisión congénita.

Fuente: Parasites & Vectors

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