La pandemia de la COVID-19 impacta en la salud sexual y reproductiva de las mujeres

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En la actualidad, algo más de la mitad de las mujeres en todo el mundo pueden elegir libremente sobre su salud sexual y reproductiva, según el último informe basado en datos de 57 países del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
Sin embargo, dado que gran parte del planeta se ha paralizado por las medidas de los países de confinamiento y distanciamiento social de la población, así como de restricción de la libre circulación de las personas, a los expertos les preocupa que incluso el pequeño aumento en los derechos de salud sexual y reproductiva pueda sufrir un retroceso.

“A nivel mundial, a medida que la COVID-19 se expandió, el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva, desde servicios de rutina y pruebas de infecciones de transmisión sexual, hasta la atención prenatal, anticoncepción y aborto, ha sufrido significativamente”, dijo Liza Kane-Hartnett, responsable de comunicación de la Coalición Internacional por la Salud de las Mujeres (IWHC).

“Los servicios de salud sexual y reproductiva siempre son vulnerables a caer al final de la lista de prioridades, ya que quienes toman las decisiones (hombres, blancos, heterosexuales, mayores, ricos) no son las personas que sufrirán la falta de acceso”, dijo la especialista.

El informe COVID-19: un enfoque de género. Proteger la salud y los derechos sexuales y reproductivos y promover la igualdad de género, resalta los diversos niveles de acceso –o su carencia– que tienen las mujeres a las instalaciones de salud sexual y reproductiva.1

Esto incluye el derecho de la mujer para elegir sus opciones al respecto.

El UNFPA tiene tres pilares para medir el nivel de autonomía que tienen las mujeres para tomar decisiones con respecto a su salud sexual y reproductiva:

  • Quién participa en la toma de decisiones sobre la atención en materia de salud de las mujeres.
  • Quién toma las decisiones sobre el método anticonceptivo utilizado.
  • Si la mujer puede decir no a su esposo o pareja, cuando no quiere mantener relaciones sexuales.

Los datos para el informe incluyen principalmente países de África Subsahariana entre el listado de 57 analizados. El informe afirma que “todavía existen brechas en la autonomía de las mujeres, incluso cuando se observan altos niveles de toma de decisiones individuales en algunas dimensiones”.

Si bien es necesario realizar mejoras, es especialmente difícil en las circunstancias actuales. Los activistas temen que haya numerosos tipos de impacto en el acceso de las mujeres a las instalaciones de salud sexual y reproductiva en todo el mundo a medida que los países y las ciudades entran en cuarentena por la amenaza del coronavirus.

Una cuestión de acceso

Emilie Filmer-Wilson, asesora de derechos humanos del UNFPA, asegura que hay una “miríada de factores” que determinan la capacidad de una mujer para acceder a estas instalaciones: a nivel individual, institucional y comunitario.

“Uno de esos factores determinantes para la capacidad de decisión de una mujer es su nivel de educación, así como el de su pareja. Justamente esa educación se está viendo especialmente afectada porque son muchos países donde se han cerrado las aulas para contener el avance de la COVID-19”, dijo Filmer-Wilson.

También se espera ver un riesgo en el campo institucional, que es fundamental en respaldar la capacidad de las mujeres de tomar decisiones en materia de salud y que para ello tienen que ser asequibles y accesibles, lo que la pandemia restringe.

“Para la accesibilidad, generalmente se tiene en cuenta la distancia geográfica, algo que el distanciamiento social impuesto en muchos países convierte en un desafío difícil de resolver”, dijo la especialista del UNFPA.

“En este contexto de la pandemia, la distancia sería uno de los riesgos que conlleva simplemente ir a un centro de servicios de salud. Entonces, si esto se ve afectado en los niveles institucionales y de servicio, será mucho más difícil para las mujeres ese acceso a la salud sexual y reproductiva”, planteó Filmer-Wilson.

Kane-Hartnett, de IWHC, destacó preocupaciones similares. “Medidas por la pandemia, como por ejemplo prohibir el acompañamiento de las parejas o las doulas3 en el trabajo de parto de las madres, muestran lo poco que los tomadores de decisiones valoran y comprenden la salud y las necesidades de las mujeres”, afirmó.

Pregunta sobre datos

Mientras tanto, la cuestión del acceso también significa que hay ciertas comunidades que se verán afectadas de manera desproporcionada.

“Las comunidades ya marginadas son las que más sufren. Las mujeres pobres, las mujeres negras, las mujeres indígenas, las mujeres rurales, las personas LGBTQI+4, las adolescentes, las personas con discapacidad ya luchan por acceder a servicios integrales de atención sanitaria y sistemas de protección social”, recordó Kane-Hartnett.

Aseguró que “la pandemia de COVID-19 ha exacerbado estas desigualdades existentes. En Estados Unidos, las restricciones están afectando particularmente a las comunidades afroestadounidenses”.

Para medir estos impactos, es crucial contar con los datos adecuados. Sin embargo, la recopilación de datos en un momento de aislamiento social limita aún más las oportunidades para que los investigadores recopilen la información y generen datos sobre cómo la pandemia está afectando a las personas y en particular a las mujeres.

“Necesitamos tener los datos pre-COVID-19 y post-COVID-19 para hacer este tipo de comparación”, dijo la especialista técnica del UNFPA en temas de población y desarrollo, Mengjia Liang.

“Es muy probable que las agencias que administran esas encuestas internacionales de hogares también retrasen sus sondeos sobre planificación familiar”, agregó.

“En esencia, la pandemia dejará en un segundo plano la recopilación de datos, a pesar de que es medular para medir su impacto en el acceso de las mujeres a sus derechos de salud sexual y reproductiva”, sintetizó. La falta de datos será más sal sobre la herida.

Fuente: REC

Referencia:

  1. Puede consultar el informe completo haciendo clic aquí.
  2. Se llama doula a la mujer, que ya ha sido madre, que aconseja y ayuda a la embarazada y la acompaña durante el embarazo, el parto y los cuidados al recién nacido.
  3. Lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros, queers e intersexuales.