Importante avance del Instituto Leloir para producir los primeros test de coronavirus en Argentina

El trabajo de los científicos de la Fundación Instituto Leloir (FIL) apunta al desarrollo de un examen sencillo y económico que, a partir de una muestra de sangre, permita determinar si una persona estuvo o está infectada.

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Investigadores de la Fundación Instituto Leloir (FIL), en el marco de la Unidad Coronavirus Covid-19 que impulsa el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT) junto con el CONICET y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, consiguieron producir importantes cantidades de una proteína del nuevo coronavirus (SARS-CoV-2), un logro clave para el desarrollo de un test que permita determinar la respuesta inmunológica de una persona frente al coronavirus.

“En tiempo récord logramos producir y purificar proteínas del nuevo coronavirus que serán empleadas para producir test serológicos en Argentina”, afirmó Andrea Gamarnik, jefa del Laboratorio de Virología Molecular de la FIL.

¿Qué detecta el test y para qué sirve?

Cuando un virus infecta se desencadena una batalla entre el virus y el sistema inmune de la persona infectada. En este proceso se producen anticuerpos que ayudarán a neutralizar al virus y a eliminarlo del cuerpo. El test serológico detecta precisamente estos anticuerpos que se producen contra el coronavirus. “Si una persona tiene estos anticuerpos en la sangre quiere decir que el sistema inmune se enfrentó en algún momento a ese virus. Podremos decir con certeza que la persona está o estuvo infectada.  Cuando la persona se cura sigue manteniendo esos anticuerpos en la sangre. Por esto el test en desarrollo nos permitirá saber en toda una población cuáles  personas estuvieron en contacto con el virus, incluso aquellas personas que han transitado una infección asintomática”, explicó Gamarnik quien también es investigadora del CONICET.

Para detectar esos anticuerpos en sangre es necesario contar con proteínas del virus. Con este fin, los científicos de la FIL se valieron de  varios componentes moleculares del Covid-19. Uno de ellos es la proteína llamada Spike, que es la que permite la unión e ingreso del virus a las células. “Estas proteínas gatillan una fuerte respuesta inmune en las personas infectadas produciendo gran cantidad de anticuerpos. Los genes que llevan la información para producir estas proteínas ya fueron introducidos en células en cultivo de origen humano, y ya hemos logrado la fabricación y purificación de las proteínas virales en el laboratorio. Ahora comenzamos un paso crítico que es la preparación de los ensayos serológicos”, puntualizó Julio Caramelo, jefe del Laboratorio de Biología Estructural y Celular de la FIL e investigador del CONICET.

Los test serológicos no reemplazan a los test de diagnósticos que se realizan en el Instituto Malbrán y en otros centros de salud del país para determinar infección. Esas pruebas detectan directamente componentes del virus y son más sensibles para determinar infección.

Los test serológicos pueden tener numerosas aplicaciones. Gamarnik destacó que el nuevo test “además de determinar si una persona esta o estuvo infectada, podría brindar información sobre la evolución de la pandemia, lo que permitiría tomar medidas acordes para su contención. Además, puede ser útil para medir el nivel de anticuerpos en sueros de personas que ya se curaron, con el fin de identificar sueros inmunes para posibles terapias”.

“Realizar este desarrollo en nuestro país permite conocer esta tecnología de punta a punta, lo que permite tener versatilidad y ampliar el tipo de aplicaciones que le demos”, subrayó Caramelo.

En esa línea, Gamarnik indicó: “La industria nacional puede producir decenas de miles de tests serológicos a bajo costo, lo que también nos independiza de tener que importarlos”. Y agregó: “El desafío de tener un ensayo que sea útil requiere de varios pasos y debemos ser muy cuidadosos. Ahora viene una etapa muy importante que es la validación del ensayo y si esto funciona deberemos aumentar aún más la producción de proteína”.

Fuente: Instituto Leloir