Aunque no se transmite a través del contacto humano, Francisella tularensis es una de las bacterias patógenas más infecciosas conocidas por la ciencia; de hecho, es tan virulenta que se considera una amenaza bioterrorista potencial grave. Se cree que los seres humanos pueden contraer tularemia respiratoria, una enfermedad rara y mortal, al inhalar tan solo 10 organismos.
Uno de los comportamientos más desconcertantes del patógeno es su capacidad para permanecer inactivo, posiblemente en lo que se llama un estado “viable pero no cultivable”, lo que significa que la bacteria está viva, pero no se puede cultivar en el laboratorio. Eso hace que sea mucho más difícil de estudiar, porque los científicos generalmente solo pueden estudiar bacterias que se pueden cultivar.
Un reciente estudio intentó determinar los factores ambientales y genéticos que contribuyen a la capacidad del patógeno de permanecer aparentemente inactivo durante meses, un fenómeno que ha permanecido en su mayor parte en el misterio a pesar de más de 100 años de investigación.
El trabajo demostró que, al replicar las condiciones ambientales en el laboratorio, incluidas las bajas temperaturas y el agua con pocos nutrientes, la bacteria puede persistir durante meses en esas condiciones y conservarse completamente virulenta. Los resultados proporcionan una explicación plausible de cómo puede invernar en el entorno fuera de un anfitrión.
El hallazgo principal del estudio es que F. tularensis puede persistir en un estado latente durante más de seis meses en agua fría sin nutrientes. Esto significa que tiene la capacidad de persistir en el ambiente fuera de un huésped mamífero o un vector artrópodo. Esto fue inesperado porque muchas otras bacterias que persisten así a largo plazo en el ambiente forman esporas cuando están fuera de un huésped, como Bacillus anthracis, la bacteria que causa el carbunco, pero F. tularensis no hace eso. Otras, como Yersinia pestis, la bacteria que causa la peste, están siempre en un huésped mamífero o en una pulga vector. F. tularensis tiene la capacidad de persistir a largo plazo en el ambiente, fuera de un huésped sin formar esporas y al mismo tiempo permanecer completamente virulenta.
Los resultados de este estudio han cambiado por completo la perspectiva sobre la ecología de esta bacteria. Es probable que los mamíferos solo sean un aspecto menor (pero aún importan-te) de su estrategia de supervivencia. Es posible que pase la mayor parte de su tiempo en el ambiente, fuera de un huésped, y solo cause enfermedades periódicamente en los mamíferos. Pero esos eventos de enfermedades en mamíferos siguen siendo muy importantes, ya que sirven para amplificar la cantidad de F. tularensis presente en el ambiente.
Aunque F. tularensis se encuentra naturalmente en todo el Hemisferio Norte, la cantidad de casos reportados en Estados Unidos es pequeña, con solo 230 casos en 2016. Los seres humanos pueden infectarse a través de picaduras de insectos; por beber agua contaminada, lo que ocurre en países en desarrollo como Turquía; manipulando animales infectados; y respirando partículas aerosolizadas que contienen la bacteria. Los humanos no pueden transmitir la enfermedad a otros humanos. No existe una vacuna para prevenir la enfermedad, que se trata con antibióticos.
Fuente: REC
Imagen: Pietro De Grandi on Unsplash