El anuncio del gobierno brasileño de que aplicaría la vacuna contra la fiebre amarilla con un quinto de la dosis convencional para enfrentar la epidemia de la enfermedad presentada en 2017-2018, causó controversias en los medios masivos y las redes sociales. La campaña, iniciada en febrero de este año, está dirigida a atender 20 millones de personas.
Pero un reciente artículo brinda evidencias científicas de que la llamada ‘vacuna fraccionada’ de hecho puede ser útil en el combate contra la enfermedad.
En el estudio, se evaluó la duración de la inmunidad ocho años después de la administración de la dosis reducida, realizada en el año 2009, después de otra epidemia. Participaron del estudio 318 adultos jóvenes hombres (reclutas militares) que recibieron la vacuna con dosis distintas. Los participantes eran seronegativos antes de la vacunación y no se han revacunado desde entonces.
El 85,2% de los participantes permaneció seropositivo para fiebre amarilla ocho años después de la vacunación, sin diferencias significativas entre los grupos que recibieron la dosis reducida y los que recibieron la dosis completa. La conclusión es que las dosis reducidas parecen haber inducido una inmunidad tan durable como la dosis completa.
Sin embargo, para Reinaldo de Menezes Martins, investigador de Bio-Manguinhos, de la Fundación Instituto ‘Dr. Oswaldo Gonçalves Cruz’, y uno de los autores del artículo, la vacuna fraccionada solo debe ser indicada en situaciones críticas.
“Creo que tenemos mayor experiencia con la vacuna con la dosis completa que con la vacuna fraccionada y, si hay disponibilidad, la vacuna con la dosis completa es preferible. Además, solo un fabricante de la vacuna, Bio-Manguinhos, llevó a cabo estos estudios”, dijo.
Existe una escasez mundial de la vacuna contra la fiebre amarilla, y el problema es recurrente debido, por un lado, a su producción limitada y, por otro, a la ampliación de la circulación del virus, con riesgo creciente de urbanizarse o de reurbanizarse en varios países.
La enfermedad es endémica especialmente en las zonas tropicales de África, América Central y Sudamérica.
Aproximadamente 450 millones de dosis son necesarias para alcanzar alrededor de 80% de la cobertura mundial en las zonas afectadas con la enfermedad, mientras la producción anual de la vacuna es sólo de 80 millones de dosis.
En este sentido, Tomás Agustín Orduna, jefe del Servicio de Patologías Regionales y Medicina Tropical del Hospital de Infecciosas ‘Dr. Francisco Javier Muñiz’, en Argentina, consideró que “los resultados del artículo son muy importantes en función de la actual situación epidemiológica que demanda una necesidad creciente de vacunas contra la fiebre amarilla, la cual no puede ser satisfecha por la producción mundial de la misma”.
“Por ello, más allá de la respuesta inmediata en relación a seroconversión, que ha sido establecida en diversos trabajos, demostrar que la duración de la misma se equipara entre la dosis completa versus la fraccionada, permite iniciar un camino hacia la posibilidad de no necesitar refuerzos después de recibir un quinto de la dosis, y así poder cubrir cinco veces más personas que lo que la producción actual podría satisfacer con la administración de dosis plena”.
Y agregó: “Es necesario, por supuesto, poder establecer cuál será la respuesta en niños: si deberán recibir la do-sis completa, o si una dosis fraccionada tendrá una respuesta adecuada de eficacia inicial, pero requerirá de un re-fuerzo varios años después para sostener la duración de la misma”.
El virus de la fiebre amarilla circula actualmente en las regiones metropolitanas de Brasil con mayor densidad poblacional, alcanzando a 32,3 millones de personas que viven, incluso, en áreas que nunca tuvieron recomendación de vacunarse. Este valor es cuatro veces superior al de la epidemia de 2009.
Entre el 1 de julio de 2017 y el 28 de febrero de 2018 se han confirmado 723 casos y 237 muertes por fiebre amarilla en Brasil; hay otros 785 casos posibles de la enfermedad, de acuerdo con el Ministerio de Salud. Entre el 1 de julio de 2016 y el 30 de junio de 2017, se confirmaron 576 casos y 184 muertes.
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Fuente: REC