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Entrevistas de la Dra. Miriam Aguilera (Honduras): XIII Congreso Centroamericano y del Caribe de Parasitología y Medicina Tropical

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Microbióloga y Química Clínica, Universidad Autónoma de Honduras, especialista en Epidemiología Universidad Autónoma de Nicaragua, Diplomado en Epidemiología Universidad Autónoma de México, Presidente del Colegio de Microbiólogos y Químicos Clínicos de Honduras en dos periodos.

En el marco del XIII Congreso Centroamericano y del Caribe de Parasitología y Medicina Tropical, la Dra. Miriam Aguilera ha entrevistado al Dr. Concepción Zúñiga, Jefe de Vigilancia de la Salud del Hospital Escuela Universitario, Miembro de la Asociación Hondureña de Parasitología.

Además, Miriam Aguilera ha entrevistado al Dr. Tito Alvarado Matute, Médico por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Máster en Salud Pública por la Universidad Hebrea de Jerusalén, Israel, y en Medicina Tropical, por el Instituto de Medicina Tropical, Universidad de Londres, Inglaterra.

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Entrevista con el Dr. Santiago Torales (Argentina): Enfermedad renal crónica

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El Dr. Santiago Torales es Médico por la Universidad Católica de Córdoba, especialista en Nefrología por el Colegio Médico 1ª Circunscripción Santa Fe y Magíster y Especialista en Economía y Gestión de la Salud por la Universidad ISALUD.

Es Investigador y Docente Invitado en Efectividad Clínica y Evaluaciones Económicas en Salud en diversas universidades, y ha sido auditor del Instituto Autárquico Provincial de Obras Sociales de Santa Fe.

Ha Coordinado la Comisión Técnica Prestacional del Consejo de Obras y Servicios Sociales Provinciales, es Director Provincial de Calidad y Evaluación Sanitaria del Ministerio de Salud de la Provincia de Santa Fe, y Consultor Científico Senior para el Programa de Atención Integral de Enfermedades Renales.

Es Representante Titular del Nodo Santa Fe en la Red Argentina Pública de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Vocal Suplente de la Asociación de Economía de la Salud Argentina.

En esta entrevista nos hablará sobre el impacto de la enfermedad renal crónica en los sistemas de salud y la importancia de la detección precoz.

Identificado un marcador genético para detectar a los pacientes con riesgo alto a tener gripe

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Miles de personas mueren cada año como consecuencia de la gripe. En la actualidad, se conocen diferentes factores de riesgo, como la edad, la obesidad o ciertas condiciones crónicas que aumentan la probabilidad de una persona a desarrollar una respuesta aumentada a la infección por gripe. Por esta razón se pueden reconocer ciertos sectores de la población especialmente vulnerables a las infecciones por la gripe. Sin embargo, no se dispone de ningún marcador genético que permita identificar a aquellas personas que presentan una mayor susceptibilidad a la gripe pero que no cumplen los mencionados factores de riesgo. Un marcador de este tipo sería de gran utilidad para poder priorizar qué personas deben recibir atención sanitaria de forma prioritaria en caso de una pandemia.

El gen IFITM3 codifica para una proteína antiviral que inhibe la entrada de los virus al interior de las células atacadas y promueve la supervivencia de algunas de las células del sistema inmunitario. Diferentes hallazgos científicos sugieren que IFITM3 está relacionado con la severidad con la que se manifiesta la gripe. En primer lugar, los ratones que carecen del gen presentan una mayor susceptibilidad a las infecciones con el virus de la gripe. Además, diferentes estudios han relacionado un polimorfismo del gen con la gravedad de la gripe en población China.

En el trabajo, los investigadores identificaron un polimorfismo localizado en el promotor de IFITM3 como candidato a estar relacionado con la susceptibilidad a la gripe. Al evaluar la frecuencia de las variantes del polimorfismo en tres diferentes cohortes, el equipo encontró asociación entre el polimorfismo y la severidad a la enfermedad causada por la gripe. Las personas portadoras de una de las variantes del polimorfismo rs34481144 presentaban un riesgo mayor a desarrollar síntomas más agresivos de la gripe que las que no eran portadoras de la misma, independientemente de otros factores de riesgo.

Mediante estudios funcionales los investigadores encontraron que el polimorfismo modula la expresión de IFITM3 por medio de la regulación de la actividad del promotor. El polimorfismo afecta a la metilación del ADN en la región en la que se localiza e influye en la unión de factores de transcripción al promotor del gen. Como resultado, tanto la expresión de IFITM3 como la de otros genes cercanos relacionados con la respuesta a las infecciones virales se ven afectadas.

Por otra parte, los investigadores encontraron también una asociación entre la presencia de las variantes de riesgo del polimorfismo y los niveles de linfocitos CD8+ en las vías aéreas de los pacientes infectados con gripe.

A partir de los resultados obtenidos los investigadores sugieren que la metilación diferencial del polimorfismo rs34481144 en los linfocitos T CD8+ influye en los niveles de IFITM3 y contribuye a la acumulación de este tipo celular en los sitios de infección del virus de la gripe.

Los resultados del trabajo sugieren que IFITM3 tiene un papel importante en la regulación de la respuesta inmunitaria a la infección con el virus de la gripe  y apuntan hacia el posible desarrollo de un biomarcador destinado a identificar a aquellas personas con mayor susceptibilidad a desarrollar una respuesta adversa a la infección con el virus de la gripe.

“Un marcador genético para el riesgo a la gripe podría suponer una diferencia en cuánto a salvar vidas, particularmente durante los brotes de gripe grave, ayudando a priorizar cuáles son los pacientes de alto riesgo en las campañas de vacunación, terapias farmacológicas y otras intervenciones,” señala Paul Thomas, investigador del Departamento de Inmunología en el St Jude Children’s Research Hospital. “Estos resultados aumentan las esperanzas de que esta nueva variante del gen IFITM3 identificada podría proporcionar un marcador de este tipo.”

Investigación original: Allen EK, et al. SNP-mediated disruption of CTCF binding at the IFITM3 promoter is associated with risk of severe influenza in humans. Nat Med. 2017 Jul 17. doi: http://dx.doi.org/10.1038/nm.4370

Fuente: Revista Genética Médica

I Jornadas de Bioquímica “Un nuevo paradigma en el horizonte bioquímico”

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Fecha: 18 de octubre del 2017 08:30 hs

Organiza Municipio de Tigre.

Sede: Aula magna del Hospital Materno Infantil Florencio Escardo (Carlos Maria Alvear 1666, Tigre)

Inscripción gratuita, cupos limitados.

 

Informes e inscripción

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Los genes esenciales para la efectividad de la inmunoterapia

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La efectividad de la inmunoterapia puede verse comprometida cuando la función de las células inmunitarias responsables de atacar y eliminar a las células tumorales no es la adecuada. En ocasiones, las células tumorales pueden presentar mutaciones que las hacen invisibles al sistema inmunitario o que previenen la muerte celular inducida por los linfocitos T encargados de destruirlas. Identificar este tipo de mutaciones es clave para conocer los mecanismos utilizados por las células tumorales para evadir al sistema inmunitario y poder desarrollar tratamientos que evadan estos procesos.

Con el objetivo de detectar qué genes y microARNs deben estar activos en las células tumorales para favorecer que los linfocitos puedan eliminarlas, un estudio dirigido por el National Cancer Institute ha llevado a cabo un extenso rastreo en el que estudiaron en paralelo el efecto de la inactivación de cada uno de los genes y microARNs del genoma.

En una línea celular tumoral de melanoma los investigadores utilizaron el sistema CRISPR-Cas9 para introducir sistemáticamente mutaciones en cada gen codificante de proteínas o microARNs del genoma humano. A continuación, el equipo evaluó si las células de melanoma modificadas respondían a la acción de los linfocitos T.

Dentro del conjunto de genes identificados como necesarios para que el sistema inmunitario mediado por linfocitos T sea efectivo contra las células tumorales, los investigadores observaron un enriquecimiento en genes que intervienen en la presentación de antígenos a los linfocitos T -proceso necesario para que las células inmunitarias reconozcan elementos contra los que actuar- y genes que participan en la ruta de señalización del interferón g.

A continuación, el equipo validó en diferentes tipos celulares 17 de los genes identificados.  De este modo, encontraron que mutaciones en 15 de ellos dan lugar a resistencia a la muerte celular mediada por linfocitos T. Entre ellos se encuentra el gen APLNR, que codifica para un receptor denominado apelina, alterado en diferentes tipos de cáncer. Mediante estudios funcionales, los investigadores encontraron que la pérdida de actividad de APLNR reduce la eficacia de la inmunoterapia y caracterizaron varios componentes de la ruta molecular en la que interviene.

Los resultados del trabajo señalan que la pérdida de genes necesarios para la función de los linfocitos T está relacionada con la resistencia o falta de respuesta al cáncer de la inmunoterapia y proporcionan una lista de genes cuya actividad puede estar implicada en por qué muchos de los pacientes tratados con inmunoterapia son resistentes o desarrollan resistencia a este tratamiento, como han mostrado diferentes  ensayos clínicos recientes.

“Una evaluación y validación detallada de las mutaciones en estos genes en pacientes resistentes a la inmunoterapia podría permitir la identificación de nuevos mecanismos de escape al sistema inmunitario y acelerar el desarrollo de nuevos fármacos que eviten estos mecanismos,” concluyen los autores del trabajo.

“Si podemos entender realmente los mecanismos de resistencia a la inmunoterapia, podríamos ser capaces de desarrollar nuevos fármacos,” señala Nicholas Restifo, director del proyecto. “De hecho, en el futuro este conocimiento podría acelerar el desarrollo de una nueva categoría de fármacos que puedan sortear estos mecanismos de escape de las células tumorales y ayuden a que los pacientes experimenten respuestas completas.”

Referencia: Patel SJ, et alIdentification of essential genes for cancer immunotherapy. Nature. 2017 Aug 7. doi: 10.1038/nature23477.

Artículo en inglés: NCI study identifies essential genes for cancer immunotherapy.

Fuente: Revista Genética Médica

 

La creciente presencia de fármacos en aguas residuales supone un riesgo para la salud y el medio ambiente

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El sistema se basa en la descomposición de peróxido de hidrógeno (también conocido como agua oxigenada, H2O2) en presencia de catalizadores de hierro para generar radicales hidroxilo (HO-), que oxidan una gran variedad de contaminantes orgánicos en aguas residuales de depuradoras, hospitales y ríos. / UAM

La aparición de fármacos en aguas residuales urbanas es cada vez mayor y la baja eficiencia de eliminación alcanzada con los tratamientos convencionales conlleva la presencia de este tipo de compuestos en los efluentes de salida de las estaciones depuradoras de aguas residuales. Esto supone un importante problema ambiental, por lo que en la actualidad muchos equipos trabajan en el diseño de tecnologías que puedan eliminar estos compuestos a la salida de las estaciones depuradoras de aguas residuales.

En este contexto, una técnica de oxidación avanzada denominada proceso Fenton se presenta como una alternativa prometedora. En concreto, un equipo de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) ha demostrado que el proceso Fenton heterogéneo es efectivo, económico y respetuoso con el medio ambiente.

Este sistema se basa en la descomposición de peróxido de hidrógeno (H2O2, también conocido como agua oxigenada) en presencia de catalizadores de hierro para la generación de radicales hidroxilo, especies fuertemente oxidantes y poco selectivas que permiten oxidar una gran variedad de contaminantes orgánicos. En particular, el empleo de catalizadores de hierro magnéticos para llevar a cabo el proceso resulta especialmente interesante, ya que permite su fácil y rápida recuperación del agua mediante la aplicación de un campo magnético.

Además de lograr eliminar en medio acuoso un grupo representativo de fármacos empleando un catalizador magnético, los investigadores estudiaron la oxidación de la mezcla de los fármacos en diferentes matrices acuosas reales en las que estos suelen aparecer de forma habitual: efluente de una estación de aguas residuales (EDAR), agua residual hospitalaria y agua de río.

Como parte su trabajo, el equipo también estudió la evolución de los intermedios generados durante el proceso, así como la ecotoxicidad de los efluentes de oxidación. Finalmente, evaluó la estabilidad del sistema mediante el empleo del catalizador en ciclos sucesivos de reacción.

Resultados efectivos

Tanto los fármacos como los intermedios aromáticos generados durante la reacción de oxidación fueron completamente eliminados mediante el proceso Fenton heterogéneo utilizando el catalizador magnético (en concreto, Fe3O4 y γ-Al2O3) con independencia de la matriz acuosa utilizada.

El efecto matriz tuvo una ligera influencia en la velocidad de oxidación de los contaminantes, pero no así en la extensión de la reacción, lo que da muestra de la versatilidad de esta tecnología.

En todos los casos se alcanzó una elevada mineralización del efluente, con una conversión de carbono orgánico total superior al 60%. Los productos finales de reacción fueron ácidos orgánicos de cadena corta, que no presentaron toxicidad.

Por último, los investigadores destacan que el catalizador mostró una alta estabilidad en el proceso, manteniendo su actividad catalítica y sus propiedades magnéticas después de tres ciclos consecutivos de reacción.

La presencia de fármacos en los ecosistemas acuáticos constituye un importante problema medioambiental. Su continua introducción al medio supone un importante riesgo para los organismos acuáticos y para la salud pública. Entre los principales efectos descritos hasta la fecha, se encuentran el desarrollo de resistencia antibiótica por parte de los microorganismos, la aparición de cambios en la reproducción de los peces por la presencia de hormonas, y la inhibición de la fotosíntesis en algas por la presencia de betabloqueantes.

Por estos motivos, la Unión Europea ha ampliado recientemente la Lista de Observación para su seguimiento, considerando a muchos de estos compuestos potenciales contaminantes prioritarios.

Referencia bibliográfica: Macarena Munoz, Francisco J. Mora, Zahara M. de Pedro, Silvia Álvarez-Torrellas, Jose A. Casas, Juan J. Rodriguez. “Application of CWPO (Catalytic Wet Peroxide Oxidation) to the treatment of pharmaceutical emerging pollutants in different water matrices with a ferromagnetic catalyst”. Journal of Hazardous Materials. DOI: 10.1016/j.jhazmat.2017.02.017.

Fuente: Agencia Sinc

¿Y si no fuera el sodio el culpable de la hipertensión?

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Con financiamiento Fondecyt Regular 2017, el equipo liderado por el doctor Luis Michea, académico del Programa de Fisiología del Instituto de Ciencias Biomédicas y del Laboratorio de Fisiología Integrativa del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia, profundizará en un sorpresivo hallazgo que, añade, ha pasado inadvertido durante más de seis décadas y que exculpa al sodio de su rol perjudicial en esta patología.

Las líneas de investigación que ha desarrollado el doctor Michea profundizan en los mecanismos causales del daño cardiovascular y renal, estudiando específicamente hipertensión arterial y enfermedad renal. Para esos experimentos, utiliza un modelo animal al cual intervienen subiendo la angiotensina II –hormona peptídica derivada del angiotensinógeno, que causa vasoconstricción y que, cuando está aumentada, produce alza en la presión arterial-; o sea, un ratón hipertenso. Pero se dieron cuenta de que el exceso de angiotensina II no tenía efecto si es que el animal consumía una dieta rica en sodio (Na) pero baja en cloruro de sodio (NaCl). Es decir, no subía la presión.

Sorprendidos, el equipo de investigadores –compuesto además por los doctores Andrés Stutzin, del Programa de Fisiopatología y Rodrigo Alzamora, de Fisiología- revisaron la literatura científica internacional referida al tema, por lo que se dieron cuenta de que este era un tema ya descubierto desde hace décadas pero que por motivos desconocidos nunca tuvo la resonancia esperable. “En la década de los ’50 se hizo esta misma observación, también en modelo animal, y con resultados idénticos. Una de las últimas publicaciones fue en los ’80, cuando se hicieron estudios en pacientes con hipertensión arterial esencial –respecto de la que no se conoce la causa- a los cuales se los puso en una dieta alta en cloruro de sodio, con el resultado de que les subía la presión; después, les cambiaban la alimentación a una muy baja en cloruro de sodio, pero rica en sodio y en ese esquema a los individuos no les subía la presión. Pero esa observación, que se publicó en buenas revistas, quedó ahí y nunca más se supo”, aclara el doctor Michea.

El académico explica que el cloruro es uno de los mecanismos que usan las células del riñón para ajustar el volumen de sangre. “Y dado que el fenómeno en humanos ya está descrito en esos papers previos, lo importante ahora es entender el mecanismo que lo explica, porque a diferencia de esos pacientes hipertensos esenciales, nosotros estamos experimentando con una hormona prohipertensiva, cuya acción se inhibe al bajar el cloruro de la dieta. Según lo que determinemos en esta fase, que es cómo el cloruro de sodio afecta el funcionamiento del sistema renina angiotensina aldosterona (RAS) –encargado de regular la presión sanguínea, el volumen extracelular corporal y el balance de sodio y potasio-, podremos ver si ocurre lo mismo en humanos, y así tener una explicación de este fenómeno”.

Posibles cambios en la terapia

“Esto es súper interesante”, añade, “porque querría decir que para que la sal de la dieta sea un factor pro hipertensivo el sodio requiere de estar acompañado del cloruro. Y, además, porque todas las medidas de salud pública para el tratamiento de la hipertensión apuntan a bajar la sal, pero el actual rotulado de los alimentos mide no el contenido de sal sino que el de sodio, porque siempre se ha asumido que es el sodio el perjudicial. ¿Y si determinamos que no lo es?”

– De corroborarse esta hipótesis en humanos podría significar un enorme cambio para el tratamiento de los hipertensos…

– ¡Claro! Quizás ni siquiera necesitarían terapia con medicamentos y bastaría con modificarles la dieta, eliminando el cloruro de sodio pero sí utilizando alguna alternativa sin cloruro, como podría ser el glutamato de sodio.  Esto es relevante, porque muchas otras sales que se ocupan en la industria de los alimentos no son cloruro de sodio sino que otras, como fosfato de sodio, que se usa para preservar, y a lo mejor ese sodio no es nocivo porque no tiene cloruro. Por ejemplo, los marinados se hacen en base a fosfato de sodio. Nosotros, fuera de que estamos interesados en entender si es el cloruro, el sodio o la combinación de ambos lo perjudicial, también queremos saber si las otras sales de sodio tienen ese efecto nocivo o no, y por qué pasa eso, dónde está lo que sea que hace el cloruro produzca aumento de la presión.

Fuente: medicina.uchile.cl

4° Jornada IRAM de Normalización en Alimentos y Salud en Expomedical

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“Gestión del riesgo y su aplicación en el ámbito de la salud”

En el marco de las 16° Jornadas de Capacitación Hospitalaria ExpoMedical.

29 de septiembre de 13:30 a 16:00 – Centro Costa Salguero – Auditorio D.

Temario:

  • Generalidades para la gestión de riesgos en los establecimientos de salud (IRAM-ISO 31000) – Lic. V. Marinelli, IRAM
  • Pautas para la protección de la información sensible de los pacientes (IRAM-ISO 27799) – Sr. C. Moreno . Dr. H. Mandirola
  • Aplicación de la gestión de riesgos en dispositivos médicos (ISO 14971) – Ing. C. Martignoni
  • Novedades sobre la gestión de riesgo biológico en laboratorios (ISO 35001) – Bioq. A. Purita, IRAM.

Inscripciones

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Test del sudor

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La fibrosis quística (FQ) es la enfermedad hereditaria letal más frecuente en las poblaciones caucásicas, de herencia autosómica recesiva, con una incidencia de alrededor de 1/4.500 recién nacidos vivos; se calcula que aproximadamente una de cada 25 personas es portadora heterocigota sana de alguna de las mutaciones de la enfermedad. Un 10% de los pacientes de FQ no tienen ninguna mutación conocida y existe una regular relación entre fenotipo y genotipo. La enfermedad está causada por mutaciones en un gen, que codifica una proteína que regula el paso de iones a través de las membranas, denominada cystic fibrosis transmembrane conductance regulator (CFTR). El test del sudor fue descrito por Gibson y Cooke en el año 1959 y continúa siendo en la actualidad el método de diagnóstico principal de la FQ.

La clínica o los denominados rasgos fenotípicos de la FQ incluyen cuatro grupos: enfermedad sinopulmonar crónica, alteraciones gastrointestinales y nutricionales, cuadros producidos por las pérdidas excesivas de sal por el sudor y ausencia bilateral de conductos deferentes en los varones.

Tradicionalmente, se ha considerado que la FQ era una enfermedad severa que producía síntomas graves desde los primeros meses de vida, pero en la actualidad se sabe que existe un amplio abanico de formas de presentación clínica, con afectación muy variable y de manifestación en cualquier edad, por lo que el diagnóstico de la enfermedad a través de los distintos métodos diagnósticos, fuera de la clínica, se convierte en más importante.

Según el último consenso de la European Cystic Fibrosis Society, diferencian dos tipos de diagnóstico:

  • FQ clásica: uno o más rasgos fenotípicos característicos junto a una concentración de cloro en sudor mayor o igual de 60 mmol/L.
  • FQ no clásica o atípica: uno o más rasgos fenotípicos, más prueba del sudor con resultado dudoso (entre 30-60 mmol/L), más identificación de dos mutaciones causantes de la enfermedad y/o una diferencia de potencial transepitelial nasal anormal.

Las manifestaciones más frecuentes de la enfermedad son la insuficiencia pancreática exocrina en alrededor del 85-90% de los casos, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica grave característica, que se desarrolla con el tiempo en casi todos los casos, la azoospermia obstructiva por anomalías anatómicas en el tracto urogenital en la casi totalidad de los varones, y altas concentraciones de cloro y sodio en el sudor en más del 98% de los casos.

Algunas de las conclusiones del Consenso fueron desde el principio objeto de controversia, por ejemplo, diagnosticar de FQ a un adulto, por otra parte sano, cuyo motivo de consulta es la infertilidad, o – vista la variable relación del genotipo con el fenotipo – los diagnósticos basados en los resultados del cribado neonatal en lactantes sin síntomas característicos de la enfermedad, o bien considerar evidencia clínica suficiente de la enfermedad la presencia de síntomas de vías aéreas superiores únicamente.

En el Consenso Europeo de 2006, que coloca de nuevo la clínica y el test del sudor en el centro del diagnóstico de la FQ; y propone unos algoritmos sobre la metodología diagnóstica a seguir, partiendo del resultado del test del sudor a ser utilizado en todos los casos,

Salvo en el del cribado neonatal, en el que se propone otro algoritmo, que parte del resultado del estudio genético. La propuesta del Consenso de 2006 de diagnosticar “fibrosis quística clásica” en presencia de al menos una manifestación fenotípica, junto con una concentración de cloro en el sudor ≥ 60 mmol/L, y “fibrosis quística no clásica o atípica” en presencia de un test del sudor “dudoso” (definido por una concentración de cloro en el sudor de 30-60 mmol/L), o incluso “normal” (cloro < 30 mmol/L), junto con la presencia de 2 mutaciones causantes de enfermedad y/o un diferencia de potencial nasal (DPN) alterado.

La Diferencia de Potencial Nasal (DPN) es una prueba diagnóstica complementaria en el estudio de la FQ. Es útil en pacientes con concentraciones de cloro dudosas, o en los que no se identifican las dos mutaciones del gen CFTR.

El epitelio nasal regula la composición de fluidos de la superficie de las vías respiratorias mediante el transporte activo de los iones sodio y cloro. Este transporte genera una diferencia de potencial transepitelial que es negativa respecto a la submucosa, y que se expresa en milivoltios (mV). Los pacientes con FQ, por el anormal comportamiento de la proteína CFTR, presentan una DPN más negativa que los individuos sanos.

Para la realización de la DPN se requieren dos electrodos conectados a un voltímetro, uno colocado sobre la mucosa del cornete inferior y otro en el tejido celular subcutáneo del antebrazo. Un valor inferior a –40 mV se considera patológico.

Se acepta la disfunción de la proteína CFTR con dos determinaciones anormales de DPN registradas en dos días diferentes. Pueden observarse falsos negativos cuando la integridad del epitelio está alterada.

El Consenso de 2006, declara que “para algunos pacientes con FQ no clásica y afectación de un solo órgano, puede ser más apropiado utilizar una etiqueta diagnóstica atenuativa según la propuesta de la clasificación de la OMS de trastornos relacionados con la FQ”.

Hace notar que existen tres situaciones en la práctica clínica en la que se puede plantear el diagnóstico de FQ.

En primer lugar, la sospecha clínica por los síntomas del paciente, o bien la historia familiar de FQ en un hermano -en ambos casos, se debe utilizar el algoritmo de la Figura 1, que parte del resultado del test del sudor-.

Finalmente, el diagnóstico se puede suscitar en el contexto del cribado neonatal (Tarjeta neonatal IRT), en cuyo caso se propone otro algoritmo (Figura 2), que partiendo de una elevación de los valores de tripsina inmunoreactiva, continúa con la realización de un estudio genético que, mediante el estudio de un panel de mutaciones, tenga capacidad para la detección de al menos el 80% de los alelos mutantes en la población a la que pertenece el paciente. Se recalca que ni el estudio genético ni el DPN tienen la sensibilidad ni la especificidad del test del sudor para el diagnóstico de la FQ, y recuerda que aunque se identifiquen dos mutaciones, el impacto clínico de muchas de las mutaciones raras es poco conocido, e incluso algunas pueden no ser auténticas mutaciones, y muy pocas unidades poseen la experiencia suficiente como para otorgar relevancia diagnóstica a las determinaciones del PD nasal de manera aislada.

El Consenso 2006 considera que las concentraciones de cloro en sudor de 30-59 mmol/L son dudosas y propone someter a todos estos pacientes a un protocolo que sigue con la realización de una prueba genética. Si este estudio no detecta ninguna mutación, recomienda considerar diagnósticos alternativos. Si se detectan ambas mutaciones, se puede realizar el diagnóstico de FQ no clásica o atípica, o alternativamente elegir una de las entidades relacionadas con la FQ en la lista de la clasificación OMS.

Si la prueba genética detecta una mutación, propone que se realice un rastreo completo de toda la región codificante del gen CFTR y sus regiones intrónicas limítrofes, así como la realización de un DPN. Con el hallazgo de la segunda mutación o un resultado anormal del DPN, se podría diagnosticar FQ atípica o entidad relacionada con la FQ (lista OMS), y un resultado negativo de ambos estudios haría replantearse el diagnóstico.

El Consenso de la CFF de 2008, señala que el límite de 30 mmol/L es apropiado para lactantes (especialmente en los de menos de 6 meses), pero en el resto de la población infantil es aconsejable elevar el límite normal de la concentración de cloro en el sudor hasta los 39 mmol/L, lo que concuerda con la opinión de los autores.

Otra aportación del Consenso 2006 es que divide las posibles manifestaciones clínicas de la enfermedad entre “altamente sugestivas” y “menos específicas”. La constatación en dos muestras de concentraciones de cloro en el sudor superiores a 60 mmol/L es consistente con FQ. Es raro en lactantes sin FQ encontrar concentraciones de cloro entre 40 y 59 mmol/L. A esta edad, 40 mmol/L representa 3 desviaciones estándar por encima de la media.

Las concentraciones de cloro en el sudor en la población no FQ aumentan ligeramente con la edad.

No obstante, el límite de 60 mmol/L, es por lo general adecuado, incluso en adultos.

De 1 a 2% de los pacientes con FQ pueden tener concentraciones de cloro en sudor repetidamente dudosas o normales. Se ha observado la alta prevalencia de tales determinaciones en pacientes con FQ portadores de la mutación 3849 + 10 kb C > T, que a nivel mundial representa el 0,2% de las mutaciones FQ.

La Cystic Fibrosis Foundation de Estados Unidos, establece, en su último consenso, que en los lactantes, se debe considerar resultado dudoso entre 30-59 mmol/l y en pacientes de más edad entre 40-59 mmol/l; valores indicio de FQ en cualquier edad > 60 mmol/l.

El test del sudor se basa en la medición de la concentración de cloro en el sudor, estimulado mediante iontoforesis con pilocarpina. El único método que se reconoce en la actualidad como válido para el diagnóstico de FQ es la medición bioquímica de la concentración de cloro y, si es posible, también de sodio en el sudor, después de la estimulación del sudor con pilocarpina. Es lo que se denomina «test cuantitativo de iontoforesis por pilocarpina». Se necesitan al menos dos tests cuantitativos de iontoforesis por pilocarpina positivos para el diagnóstico de FQ. Es conveniente realizarlo a partir del mes de vida para obtener resultados fiables.

Los resultados obtenidos por otros métodos de recogida o de análisis (como la conductividad eléctrica, determinación de la osmolaridad, cristalización del sudor) solo son aceptables como screening, no para el diagnóstico.

El test se debe realizar por personal experimentado en la técnica. El test cuantitativo de iontoforesis por pilocarpina tiene tres fases:

  • Estimulación del sudor. Se lava el antebrazo con agua destilada. Se colocan 2 electrodos, con un reactivo de pilocarpina, en el brazo del paciente, que aplican una corriente de 1,5 mA durante 5 min, controlada de manera automática. Al final de la estimulación, se quitan los electrodos, se lava de nuevo la piel con agua destilada y se seca. La zona de la piel donde se realiza debe estar sana, sin procesos inflamatorios y/o infecciosos. Existe un riesgo pequeño de urticaria en la zona, irritación o quemadura (si se sobrepasa un voltaje de 4 mA o por mal estado de los electrodos), que ocurre en < 1% de las pruebas realizadas.
  • Recogida de la muestra. Se puede realizar con el método clásico de Gibson y Cook, a través de un papel de filtro o gasas prepesados, o sistema denominado Macroduct®. La muestra mínima de sudor debe de ser de 75 mg con el método clásico o 15 µl con Macroduct®. Esta cantidad debe obtenerse en media hora de recogida, pues su prolongación, para aumentar el tamaño de la muestra, se asocia al riesgo de falsos negativos, por proceder de glándulas estimuladas subóptimamente.

  • Análisis de la muestra. La muestra se debe analizar, determinándose la concentración de cloro por la titulación del cloruro de plata. La concentración de sodio se puede analizar mediante fotómetro de llama.

Un valor de cloro > 60 mmol/L tiene una sensibilidad y especificidad cercanas al 100% para el diagnóstico de FQ. Expresado de otra manera, el 98-99% de los pacientes con FQ tienen test del sudor con valores de cloro > 60 mmol/L, 1-2% tiene valores entre 40-60 mmol/L y menos de 1/1.000 pacientes con FQ tienen valores 40 mmol/L.

En los lactantes, los valores de cloro en sudor son menores, y 40 mmol/L representa aproximadamente 3 desviaciones estándar por encima de la media para este grupo de edad, por lo que los últimos consensos consideran dudoso el test a partir de 30 mmol/L en lactantes (menores de 6 meses). Valores por encima de 160 mmol/L aconsejan repetir la prueba, porque son sugestivos de errores de laboratorio.

La sensibilidad y la especificidad de los valores de la medición de sodio son menores, especialmente en adultos, ya que los niveles de sodio en sudor aumentan con la edad. De todas formas, se consideran como positivos niveles de Na > 60 mmol/L, y en pacientes con valores de cloro dudosos, una relación entre Cl/Na > 1, se considera muy indicativa de FQ.

Falsos negativos en el test del sudor se pueden dar también en pacientes con edema.

Se ha señalado la posibilidad de falsos positivos -generalmente basados en muy escaso número de observaciones- en una serie de entidades, cuyas manifestaciones son muy diferentes a las de la FQ, no suponiendo habitualmente ningún problema diagnóstico . La gran mayoría de las causas de falsos negativos y positivos en el test del sudor son metodológicas. La contaminación de la muestra, especialmente en niños con piel atópica, por no seguir meticulosamente el protocolo de lavado, limpieza y secado de la piel, antes y después de la iontoforesis, la utilización de otros métodos para la recogida del sudor, solo aceptables como screening, o el análisis únicamente de la conductividad eléctrica del sudor y/o de la concentración de sodio, son frecuentes fuentes de error.

Las causas que pueden alterar los resultados del test, produciendo falsos positivos o negativos, se encuentran en esta tabla:

Falsos Positivos Falsos Negativos
Seudohipoaldosteronismo congénito Edema de la zona estimulada
Insuficiencia suprarrenal no tratada Hipoproteinemia
Hipotiroidismo no tratado Recién nacido en primeros días
Dermatitis atópica Errores técnicos
Síndrome nefrótico
Síndrome de Down
Anorexia nerviosa
Sida
Malnutrición proteico-calórica
Hipoparatiroidismo
Síndrome de Klinefelter
Mucopolisacaridosis tipo I
Diabetes insípida nefrogénica
Glucogenosis tipo I
Déficit de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa
Fucosidosis
Colestasis familiar (enfermedad de Byler)
Síndrome de Mauriac
Infusión de PG E-1 a largo plazo
Hipogammaglobulinemia
Displasia ectodérmica
Disautonomía familiar
Deprivación ambiental (retraso crecimiento psicosocial)
Errores técnicos

 

Hay que tenerlas en cuenta a la hora de la interpretación de los resultados.

De todas formas, la mayoría de las causas de falsos negativos y positivos del test son metodológicas, por error o método inadecuado en alguno de los pasos del test.

Hay más de 1.600 mutaciones conocidas, siendo la más frecuente la denominada ∆F508, que afecta aproximadamente al 60-75% de los pacientes. Hasta la fecha, han sido detectadas más de 1.800 mutaciones en el gen CFTR.

La primera en ser identificada fue F508, el hallazgo de dos mutaciones “causantes de enfermedad” permite realizar el diagnóstico, incluso en presencia de un test del sudor normal. Los criterios para que una mutación sea considerada causante de enfermedad, y no un polimorfismo se debe tener en ceunta. El intento de identificación de ambas mutaciones es aconsejable, incluso en pacientes con diagnóstico claro mediante la clínica, y test del sudor para: ratificar el diagnóstico, disponer de esta información para el análisis genético de los miembros de las familias que estén interesados, el diagnóstico prenatal, la predicción de algunos rasgos fenotípicos, sobre todo el estatus pancreático, y la clasificación de los pacientes con vistas a estudios de investigación.

El diagnóstico de la FQ no siempre es sencillo, por más que sea evidente en la mayoría de los casos. Alguno de los factores que continúan suscitando el interés son la persistente ocurrencia de errores diagnósticos, tanto por una metodología inadecuada del test del sudor, como por la existencia ocasional, incluso con metodología adecuada, de “falsos negativos” y “falsos positivos”; y también se han hecho evidentes las limitaciones del estudio genético. Pese a la descripción de más de 1.800 “mutaciones causantes de enfermedad” diferentes en el gen CFTR – cuyo análisis permite catalogar la gran mayoría de los alelos mutantes -, incluso la secuenciación completa de la región codificante del gen, no permite la identificación de ambas mutaciones responsables de la enfermedad en una fracción de los pacientes. Más aún, incluso con ambas mutaciones del gen FQ identificadas, la incertidumbre sobre las consecuencias funcionales de muchas de ellas, y su variable correlación con el fenotipo, la progresiva elucidación de la base genética y funcional de los pacientes cuyas manifestaciones ocupan el extremo leve-atípico del fenotipo FQ, así como el reconocimiento del papel del gen CFTR en otras patologías distintas a la FQ clásica, como las bronquiectasias diseminadas, agenesia congénita bilateral de vasos deferentes (ACBVD), la aspergilosis broncopulmonar alérgica (ABPA) , y la pancreatitis crónica , contribuyen a que el diagnóstico de la FQ siga siendo un tema apasionante, y a veces polémico.

Autor: Dra. María Patricia Gentili- Jefa Área Inmunología – Fares Taie Instituto de Análisis

Fuente: Fares Taie Instituto de Análisis

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