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La celulitis mal diagnosticada conduce al uso de antibióticos y a hospitalizaciones sin que esto sea necesario

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Un mal diagnóstico de una afección bacteriana de la piel, la celulitis, conduce a un uso de antibióticos y a hospitalizaciones de forma innecesaria, señala un nuevo estudio.

Alrededor de un tercio de las personas diagnosticadas con celulitis en realidad no sufren de la afección, encontraron investigadores del Hospital Brigham and Women’s, en Boston.

Los investigadores observaron un periodo de 30 meses y examinaron los expedientes de 259 personas hospitalizadas por celulitis de las extremidades inferiores en el departamento de emergencias de un hospital.

Pero 79 de los pacientes no tenían celulitis. Casi un 85 por ciento no necesitaban hospitalización, y un 92 por ciento no necesitaban los antibióticos que recibieron, señalaron los investigadores.

Al observar cómo sus hallazgos podrían reflejar al país en general, los investigadores estimaron que la afección de la piel mal diagnosticada conduce a unas 130,000 hospitalizaciones innecesarias. El problema podría provocar hasta 515 millones de dólares en gastos médicos innecesarios al año, dijeron los investigadores.

Además, los investigadores estimaron que los antibióticos y hospitalizaciones innecesarios podrían en realidad conducir a miles de infecciones, que pueden resultar letales.

El problema de diagnosticar la celulitis es que los pacientes podrían en realidad sufrir de una afección llamada pseudocelulitis.

“Imita las señales y los síntomas de celulitis, lo que hace que el diagnóstico sea difícil, sobre todo dado que no hay estudios de laboratorio o imágenes para diferenciar entre ambas de forma fiable”, comentó el un comunicado de prensa del Hospital Brigham and Women’s el Dr. Arash Mostaghimi, director del servicio de consultas de dermatología de pacientes internos del hospital.

Mostaghimi sugirió que hacerse una consulta de dermatología antes de la admisión al hospital podría ayudar a reducir la cantidad de casos mal diagnosticados.

Según los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de EE. UU., la celulitis es una infección de la piel y de los tejidos profundos subyacentes. La causa más común son los estreptococos del grupo A. Las bacterias entran al cuerpo cuando uno se lesiona, por ejemplo un moretón, quemadura, incisión quirúrgica o herida. Los síntomas incluyen fiebre y escalofríos; glándulas o nódulos linfáticos inflamados; y un sarpullido con piel adolorida, enrojecida y sensible, según los NIH.

El estudio aparece en la edición del 2 de noviembre de la revista JAMA Dermatology.

Fuente: IntraMed

Listado de emisiones anteriores

Directrices de la OMS: 29 formas de evitar infecciones del sitio quirúrgico

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Nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la prevención de infecciones del sitio quirúrgico o herida quirúrgica recomiendan que los pacientes se bañen o tomen una ducha antes de la intervención quirúrgica pero que no se afeiten, y que se utilicen antibióticos inmediatamente antes y durante la intervención quirúrgica pero no después.[1,2]

Las Directrices mundiales para la prevención de infecciones quirúrgicas fueron elaboradas por un grupo de expertos que analizó la última evidencia sobre la prevención de las infecciones. Ellas consisten en 29 recomendaciones específicas para aplicarse en los periodos preoperatorio, transoperatorio y postoperatorio.

Las directrices son válidas para cualquier país y son adecuadas para la adaptación local. Toman en cuenta la fuerza de la evidencia científica disponible, los costos y las implicaciones de recursos, así como valores y preferencias de los pacientes, dice la OMS. Las directrices complementan la Lista de verificación de la seguridad de la cirugía de la OMS al proporcionar recomendaciones más detalladas sobre la prevención de las infecciones de las heridas quirúrgicas, señala el organismo.

Hasta ahora no se había publicado ninguna directriz internacional basada en evidencia y hay incongruencias en la interpretación de la evidencia y las recomendaciones con respecto a las directrices nacionales existentes, señala la OMS.

Las directrices fueron publicadas en versión electrónica el 2 de noviembre de 2016 en dos artículos en The Lancet Infectious Diseases.

Las directrices señalan como una “buena práctica clínica” que los pacientes se bañen o tomen una ducha antes de la intervención quirúrgica y recomiendan utilizar jabón neutro o un jabón antimicrobiano.

Por lo que respecta al momento que se deben utilizar los antibióticos, hay evidencia de que, cuando se administran antes de la intervención quirúrgica pueden evitar infecciones en determinados procedimientos quirúrgicos, pero no hay datos que señalen que la utilización de antibióticos después de la intervención quirúrgica eviten las infecciones, dicen las directrices.

La recomendación consiste en administrar profilaxis quirúrgica con antibiótico en los primeros 120 minutos antes de la incisión y que se evalúe la vida media del antibiótico. “Desde luego, la selección de los antibióticos, la adecuación exacta del antibiótico para un determinado paciente depende del médico,” señaló el Dr. Kelley.

No afeitar

Las directrices recomiendan “firmemente” no afeitar en ningún momento, sea antes de la operación o en el quirófano. Las directrices dicen que no se debe eliminar el pelo o, si es absolutamente necesario, que solo se elimine con una cortadora.

El afeitado es algo que “por mucho tiempo se ha presupuesto que es necesario para facilitar la exposición de la piel,” dijo el Dr. Kelly. Sin embrago, después de un análisis amplio de la evidencia y de discusiones prolongadas, el grupo de expertos llego a la conclusión de que “la eliminación del pelo puede de hecho incrementar el riesgo de producir heridas o traumatismos microscópicos en la piel, y la evidencia nos dice que tiene una ventaja clara no eliminar el cabello, o bien, simplemente recortarlo si es absolutamente necesario hacerlo,” dijo el Dr. Kelly.

Las directrices también señalan la mejor forma en que los equipos quirúrgicos limpien sus manos, cuáles desinfectantes utilizar antes de la incisión, cuáles suturas utilizar y el mejor método para utilizar paños estériles y batas para evitar las infecciones del sitio quirúrgico.

Aunque las directrices están dirigidas a pacientes quirúrgicos de todas las edades, algunas recomendaciones no son aplicables a la población pediátrica, dada la falta de evidencia o de aplicabilidad. Esto se afirma claramente en las directrices.

“Nadie debería enfermarse al buscar o recibir atención,” dijo en un comunicado de prensa Marie Paule Kieny, PhD, directora general asistente para sistemas de salud e innovación de la OMS. “La prevención de las infecciones quirúrgicas nunca ha sido más importante, pero es compleja y exige una gama de medidas preventivas. Estas directrices son una herramienta inestimable para proteger a los pacientes.”

“Realmente recibo con beneplácito de parte de los médicos esta serie de directrices,” dijo a los reporteros en la rueda de prensa el Dra. Dama Sally Davies, oficial médica jefe, Reino Unido. “Es lo mejor de la OMS: directrices normativas basadas en evidencia que son sencillas y simples de utilizar. Todos sabemos que debemos utilizar con cuidado nuestros recursos, y nos dicen cuándo utilizarlos y cuándo no utilizarlos en este aspecto, y esto es formidablemente importante,” dijo.

El siguiente paso de la OMS será trabajar con los países y expertos para preparar una directriz para implementación y estuche de herramientas de evaluación, dijo el Dr. Kelly.

Fuente: MedScape

Referencias

  1. Allegranzi B, Bischoff P, de jonge S, Kubilay NZ, y cols. New WHO recommendations on preoperative measures for surgical site infection prevention: an evidence-based global perspective . The Lancet Infect Dis. Publicado en versión electrónica el 2 de noviembre de 2016. Resumen
  2. Allegranzi B, Zayed B, Bischoff P, Kubilay Z, y cols. New WHO recommendations on intraoperative and postoperative measures for surgical site infection prevention: an evidence-based global perspective. The Lancet Infect Dis. Publicado en versión electrónica el 2 de noviembre de 2016. Resumen

Jornadas de Actualización en Infecciones Pediátricas de Origen Viral

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Infecciones virales congénitas, perinatales, respiratorias y gastrointestinales

Destinatarios: profesionales y estudiantes del área de la salud

Día y hora:

  • Viernes 18/11 09:00 – 13:00 hs y de 15:00 – 19:00
  • Sábado 19/11 de 08:00 – 12:00

Lugar: Instituto de Medicina Regional UNNE. Av. Las Heras 727, Resistencia, Chaco

Disertantes

  • Dr. Cesar Picón
  • Dr. Marcelo Marín
  • Bioq. Gerardo Andino
  • Dr. Gerardo Deluca
  • Bioq. Natalia Ruiz Díaz

Organizan: Asociación Argentina de Microbiología Filial Nordeste – Instituto de Medicina Regional UNNE

Aranceles

  • Socios AAM o convenios: $200
  • No Socios: $400
  • Estudiantes Socios: $100
  • Estudiantes No Socios: $200

Cupos limitados

Informes e Inscripción

  • filialnea@gmail.com

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Por favor, si necesita más información envíe una consulta directa a los organizadores del evento.

El año de nacimiento podría brindar protección contra las cepas de influenza aviar

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Se creía que la exposición anterior a un virus de la influenza ofrecía a las personas poca o ninguna protección contra los virus de la influenza de origen animal, según los investigadores de la Universidad de Arizona, en Tucson, y de la Universidad de California, en Los Ángeles.

Pero un análisis de casos bien conocidos de enfermedad grave o muerte provocadas por los virus de la influenza aviar A(H5N1) y A(H7N9) mostró que la primera infección con un virus de la influenza en la niñez ayuda a determinar de qué nuevos virus de la influenza aviar las personas estarían protegidas en el futuro.

Dependiendo de cuándo nacieron las personas, se infectaron con distintos tipos de virus de influenza por primera vez en la niñez, explicaron los investigadores. Esto hace que sus cuerpos produzcan distintos tipos de anticuerpos para combatir esta enfermedad. “Como analogía, digamos que como niño se expuso primero a la influenza de la ‘paleta naranja’. Si más adelante en su vida se encuentra con otro subtipo de virus de la influenza, que provenga de un ave, que su sistema inmunitario nunca haya visto antes pero cuyas proteínas también son similares al sabor de la ‘paleta naranja’, las probabilidades de que muera son bastante bajas, debido a la protección cruzada. Pero si se enfermó primero con el virus del grupo de la ‘paleta azul’ en la infancia, eso no le protegerá de la novedosa cepa ‘naranja’”, planteó el autor coprincipal del estudio, Michael Worobey, quien es director del departamento de ecología y biología evolutiva de la Universidad de Arizona.

Si se infecta con la cepa que tuvo en la niñez, los investigadores estiman que hay una tasa de protección de 75% contra la enfermedad grave, y una protección de 80% contra la muerte por influenza. Los hallazgos podrían conducir a nuevas formas de reducir los riesgos planteados por los brotes importantes de influenza. El próximo paso es determinar exactamente cómo la primera influenza de un niño afecta al sistema inmunitario y formas posibles de modificarlo con una vacuna, comentaron los investigadores.

“En cierta forma, son noticias buenas y malas. La buena noticia es en el sentido de que ahora podemos ver un factor que realmente explica una parte importante de la historia: la primera infección le prepara en gran medida para el éxito o el fracaso, incluso contra cepas ‘novedosas’ de la influenza”, dijo Worobey.

“La mala noticia es que la misma impronta que provee esa magnífica protección podría resultar difícil de alterar mediante vacunas. Una buena vacuna universal debería ofrecer protección donde más le haga falta a alguien, pero los datos epidemiológicos sugieren que quizá nos limitemos a contar con una protección fuerte contra apenas la mitad del árbol familiar de cepas de la influenza”, añadió.

Puede consultar el artículo completo, en inglés, haciendo clic aquí (requiere suscripción).

Fuente: REC

La historia de malentendidos sobre los ‘pacientes cero’ de famosas enfermedades mortales

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Cuando se confundió la letra O con el número 0 en la anotación a mano que hizo un investigador sobre un paciente de VIH, a principios de 1980, nació el provocativo término ‘paciente cero’.1

Ese hecho desencadenó una ola de eventos que terminaron por culpar erróneamente a Gaëtan Dugas, un auxiliar de vuelo francocanadiense, de llevar el VIH a Estados Unidos.

Tuvieron que pasar décadas antes de que una investigación limpiara el nombre de Dugas y entregara evidencia sólida de que el virus surgió en Estados Unidos por una epidemia preexistente en el Caribe, que data de la década de 1970. Aunque la inquietante historia de Dugas ya quedó aclarada, el término ‘paciente cero’ sigue vigente y continúa creando confusión y despertando curiosidad so-bre la manera en que se propagan las enfermedades.

“El paciente cero es una palabra capciosa. Podría no significar nada, pero también podría ser el principio absoluto”, explicó Richard McKay, historiador de la Universidad de Cambridge (Inglaterra) y coautor del estudio.

‘Superpropagadores’ vs. ‘supereliminadores’

‘Paciente cero’ sigue siendo un término muy frecuente a la hora de citar los casos índices, es decir los primeros casos documentados de una enfermedad observada o reportada ante las autoridades médicas.

“Muchos científicos y funcionarios de salud son reacios a identificar esos pacientes y evitan el término ‘paciente cero’ por completo”, sostuvo Thomas Friedrich, un profesor asociado de ciencias patobiológicas en la Facultad de Medicina Veterinaria Madison de la Universidad de Wisconsin.

“Identificar a alguien como el ‘paciente cero’ puede, por un lado, dar una impresión errada sobre cómo surgen las enfermedades y, por otro, insinuar que alguien debería ser culpado por el brote, cuando eso no es realmente apropiado. Sin embargo, científicamente es importante que las personas y el área de salud pública entiendan cómo funcionan los casos índice, la manera en que las enfermedades entran en una comunidad y cómo detener su propagación”, señaló Friedrich.

Ahora, algunos científicos argumentan que también es importante analizar los casos primarios: la persona o el animal que lleva por primera vez la bacteria o el virus a una población. “Para casos de pandemias generadas por enfermedades infecciosas, el caso primario nunca se conocerá”, dijo el Dr. Ian Lipkin, profesor de epidemiología y director del Centro de Infección e Inmunidad de la Universidad de Columbia en New York. “No es inusual que los agentes infecciosos se filtren en el ambiente durante años, o hasta décadas, sin que sean detectados. Un agente puede entrar en la población humana a través de una o más personas. Incluso, después de que un agente infeccioso haya entrado en la población, algunas personas son más propensas a propagarlo que otras”, explicó Lipkin.

“Entonces puede tener más sentido hablar en términos de ‘superpropagadores’ que de ‘pacientes cero’. Los ‘superpropagadores’ pueden viajar o adquirir cierto tipo de comportamientos que resultan en la transmisión de la enfermedad a grandes cantidades de personas”, afirmó Lipkin.

“De hecho, aunque Dugas no fue el ‘paciente cero’ del VIH, sí pudo haber servido como un ‘superpropagador’”, concluyó el experto.

Ahora, hay quienes pueden ser denominados como ‘supereliminadores’, individuos que dejan muchos más virus en el ambiente –y no sólo a través del contacto físico persona a persona– que otros. Ya sea que fueron realmente los ‘pacientes cero’, ‘superpropagadores’ o ‘supereliminadores’, estas son las historias de seis personas que habrían desempeñado un papel importante en la dispersión de enfermedades letales durante los siglos XX y XXI.

La verdadera María Tifoidea

Uno de los primeros ejemplos conocidos de los ‘superpropagadores’ fue Mary Mallon.
“Esta mujer se hizo famosa como María Tifoidea o María la Tifosa (Typhoid Mary, en inglés)”, aseguró el doctor Richard Stein, investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad de New York y profesor auxiliar adjunto de la City University de New York, quien escribió el libro Super-Spreading in Infectious Diseases (Superpropagadores de enfermedades infecciosas).

“Todavía no estoy seguro si ella fue solo una ‘superpropagadora’ o si también fue ‘supereliminadora’… posiblemente fue las dos”, explicó Stein. Mallon, una cocinera originaria de Irlanda, parecía estar sana mientras preparaba la comida de las familias para las que trabajaba a principios de 1900 en New York. Poco después de que los alimentos fueron servidos, miembros de esos hogares desarrollaron fiebre tifoidea, una enfermedad potencialmente mortal causada por la bacteria Salmonella typhi. A medida de que cada vez más familias para las que cocinaba desarrollaron la enfermedad, Mallon fue identificada como una especie de ‘paciente cero’, a pesar de que nunca manifestó los síntomas.

“Están estos individuos, como la llamada María Tifoidea, que por una u otra razón pueden estar infectadas con un patógeno y aun así no presentar muchos síntomas. Ahora, sí pueden eliminar o transmitir ese patógeno de tal manera que lo hace infeccioso para otras personas”, señaló Friedrich.

Mallon fue forzada a entrar a cuarentena dos veces por un total de 26 años, durante los cuales demandó sin éxito al Departamento de Salud de New York. Su argumento era que ella no se sentía enferma y, por lo tanto, no podía infectar a otras personas. Murió en 1938.
Nadie sabe si realmente Mallon era el ‘paciente cero’ en el caso de la fiebre tifoidea o simplemente se encargó de transmitirlo. Después de todo, nombrar a un ‘paciente cero’ sigue siendo difícil.

“Ni siquiera puedo pensar en un momento en el que realmente hayamos conocido un caso índice. Lo más cercano que hemos podido llegar a eso fue tal vez con la epidemia del síndrome respiratorio agudo severo (SARS)”, dijo el Dr. Bertram Jacobs, director y profesor de virología en la Escuela de Ciencias de la Vida de la Universidad Estatal de Arizona.

La propagación del SARS

Según un boletín de la Organización Mundial de la Salud (OMS), unos científicos pudieron rastrear un caso muy serio de ‘superpropagación’, durante el brote mundial de SARS en 2003: se trata de un doctor que pasó una noche en un hotel en Hong Kong.

El médico Liu Jianlun, de 64 años y originario de la provincia de Guangdong, estaba enfermo cuando se hospedó en el hotel Metropole y pudo haber contagiado el virus a al menos otros 16 huéspedes, que también estaban en su mismo piso, informó el boletín. Por pura coincidencia, Liu se hospedó en la habitación 911 del noveno piso.

“No lo podrías llamar ‘paciente cero’, pero si consideras el impacto que tuvo en términos del brote, fue crítico en la propagación de la enfermedad”, aseguró Lipkin, quien este año recibió el Premio Internacional de Cooperación Científica y Tecnológica por asistir a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a China durante la epidemia de SARS.

Probablemente, los huéspedes del hotel que fueron expuestos al virus viajaron a otros países tras ser infectados. En menos de cuatro meses, hubo cerca de 4.000 casos y 550 muertes por SARS que están relacionadas con la estancia de Liu en Hong Kong.

Pero para empezar ¿cómo se infectó Liu? El hospital para el que trabajaba trataba esta enfermedad y el médico pudo haber entrado en contacto con el virus a través de un paciente. De hecho, se cree que el primero en desarrollar el SARS en Guangdong fue un campesino que se contagió a través de un animal. Aquellas enfermedades que son propagadas por animales se llaman zoonóticas.

“Para el caso de muchas enfermedades zoonóticas, el primer paso es que la infección salte a la especie humana. Si el virus es capaz de transmitirse directamente entre personas y ya no necesita el reservorio animal para este fin, tiene todo el potencial de desencadenar una epidemia. Creo que, explorando esto desde una perspectiva global, ese primer paciente sería el ‘paciente cero’”, explicó Stein.

La película Contagio en la vida real

Se cree que el SARS se originó en una especie de murciélago y después se propagó a otros animales, como la civeta de las palmeras asiática (Paradoxurus hermaphroditus), antes de contagiar a los humanos en China, de acuerdo a la OMS.

“En el proceso de adaptación de una especie a la otra la enfermedad se pudo propagar”, aseguró Lipkin, quien también fue asesor del thriller médico de 2011, Contagio. Algunas de las escenas en la película reflejan los recuerdos que le quedaron de haber ayudado a manejar el brote de SARS en Beijing, confesó Lipkin. En la obra, un virus barre con el mundo después de que un chef se contagia al manipular un cerdo muerto que está infectado.

“Cerca de 60% de todas las enfermedades infecciosas que existen son zoonóticas”, explicó Stein, científico investigador de la Universidad de New York. En otras palabras, hay múltiples microorganismos en la naturaleza que pueden infectar a los animales y también a los humanos. “Se predijo que para 2020, emergerían de 10 a 40 virus nuevos entre los seres humanos”, aseguró Stein.2

“Hay muchos ‘pacientes cero’ potenciales que pueden infectarse con cualquier cosa”, explicó Friedrich. “Lo que está previniendo una nueva pandemia no es tanto que los virus de animales no puedan infectar a los humanos. De hecho, entre más analicemos, veremos que las personas se contagian de estas enfermedades todo el tiempo”, añadió. “La clave de un brote es que esos virus se transmitan de una sola persona a muchas más”, reveló Friedrich. Eso fue exactamente lo que hizo la influenza aviar A(H5N1).

Nace un nuevo virus

En 2004, un niño de 6 años llamado Captain Boonmanuch se convirtió en la primera víctima confirmada de la influenza aviar en Tailandia, mientras el virus se propagaba en Asia. Puede que Captain no haya sido el ‘paciente cero’, pero su familia recordó que antes de estar enfermo el niño había agarrado un pollo y lo había llevado a la casa de su tío. Se cree que el pollo eliminó el virus de la influenza aviar cuando estuvo en contacto con el niño, infectándolo a él y a otros miembros de la familia.

Entre 2003 y 2016, se han reportado 856 casos de personas infectadas con el virus A(H5N1) en todo el mundo. Además, de acuerdo con la OMS, 452 personas han muerto debido a esta enfermedad.

“Las epidemias que surgen entre los seres humanos a menudo provienen del contacto con enfermedades animales. Los virus que realmente circulan entre las personas se convierten en su gran mayoría en reagrupamientos de otros virus que vienen de aves o de humanos”, aseguró Jacobs.

Los virus reagrupados surgen cuando el material genético de uno o más virus que infectan a un único humano o animal se mezclan. Esa combinación es referida normalmente como un evento de reordenamiento, que es muy frecuente en la naturaleza.

“Los virus de la influenza aviar no se replican bien en los seres humanos y los virus de la influenza humana no se replican bien en las aves, pero si un virus aviar y un virus humano se encuentran en un cerdo, puede tener un reor-denamiento y producir cepas totalmente nuevas”, señaló Jacobs. Eso fue lo que ocurrió en 2009 con otro tipo de influenza: la porcina o A(H1N1), que puso al mundo bajo una tormenta.

El niño que sobrevivió a la influenza porcina

“La influenza A(H1N1) ya había surgido en 1918 y también causó una pandemia”, informó Friedrich. Muy similar a lo que pasó en 2009 cuando el brote de esta enfermedad impactó al mundo. “Se cree que antes de la pandemia de 2009, los cerdos fueron infectados por múltiples virus. De tal manera que se dio un reordenamiento de estas enfermedades que derivó en la cepa A(H1N1) y que pudo tener algún vínculo con el virus de 1918”, explicó Friedrich.

“El brote que resultó de esta situación es un ejemplo de la manera en que nuevos virus de la influenza pueden entrar a la población humana”, añadió el experto. “El A(H1N1) más reciente definitivamente parece que provino de los cerdos, aunque en última instancia sean virus aviares. El término que las personas usan en el mundo de la influenza es que los cerdos son “recipientes de mezclas”, en los que los virus de las aves se pueden combinar con los de los mamíferos y crear enfermedades que son más proclives a infectar a los humanos que los virus de las aves por sí solos”, explicó Friedrich.

Édgar Hernández tenía cinco años y vivía en La Gloria, una localidad de México, cuando los médicos lo identificaron como el primer caso documentado de influenza porcina en el brote que surgió en 2009. Édgar sobrevivió a la enfermedad que, según su madre, un cerdo del barrio le habría transmitido.

“Con los casos índices no solo se trata de que estén infectados por un animal, sino que el virus debe hacer varias cosas para propagarse entre las personas. Además, tiene que salir de esa primera persona y llegar a muchas otras para que realmente sea un brote. Algunos virus pueden hacer eso y otros no. Unos los hacen muy débilmente y mueren, mientras otros logran afianzarse y entonces se convierten en los brotes de los que oímos hablar”, concluyó el experto.

Emile y la enfermedad por el virus del Ébola

Un virus ampliamente conocido desde hace mucho tiempo, que se transmite de humano a humano, es el del Ébola. Este virus puede infectar a un ser humano por un contacto cercano con la sangre, secreciones, órganos u otros fluidos de animales infectados. Por ejemplo, murciélagos, monos o incluso antílopes, informó la OMS.

Un niño de dos años fue sospechoso de ser el primer caso en el más reciente brote de enfermedad por el virus del Ébola (EVE), lo que sugiere que el virus entró a través de una sola persona a la población humana. Emile Ouamouno era un pequeño que vivía en la aldea de Meliandou, al suroeste de Guinea, cuando repentinamente presentó fiebre, vómitos y diarrea severa en diciembre de 2013. Las autoridades dijeron que pudo haber contraído la enfermedad al manipular un murciélago. Murió cuatro días después de que sus síntomas aparecieron. En apenas un mes su abuela, madre y hermana de tres años también fallecieron por la enfermedad.

“Como en anteriores brotes de EVE, el virus continuó propagándose a través del contacto corporal o del contacto con fluidos humanos, incluso después de que la persona haya muerto”, indicó Stein, el investigador de la Universidad de New York.

“La EVE es muy interesante porque para esta enfermedad infecciosa las investigaciones han arrojado que las prácticas inseguras de entierro –que implican lavar y preparar el cuerpo del difunto– aparentemente contribuyeron a la transmisión del virus. Eso sí, las personas también pudieron haber propagado el virus mientras estaban vivas”, añadió Stein.

En el lugar equivocado, en el momento equivocado

El síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS) es un feroz virus identificado en Arabia Saudí durante 2012 y nombrado en 2013.

Aunque los científicos todavía investigan los orígenes de esta enfermedad, se sabe que los dromedarios (Camelus dromedarius) pudieron haber sido la fuente animal para que el MERS contagiara a los humanos, según la OMS. Esta organización ha sido notificada de por lo menos 1.826 casos de MERS desde 2012.

El año pasado, en República de Corea se presentó un brote de MERS y un hombre de 68 años que tenía un gran historial de viajes fue reportado como el ‘paciente cero’. El hombre viajó a Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Qatar antes de regresar a República de Corea. Durante la travesía no presentó ningún síntoma, según la OMS, pero cuando se empezó a sentir enfermo acudió al Centro Médico Samsung en Seoul. De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, el tiempo que puede transcurrir entre la exposición al MERS y el desarrollo de los sínto-mas es de dos a 14 días.

Esta persona, además, habría transmitido el virus a otros 28 individuos antes de llegar al hospital. Entre ellos se encontraba un paciente que, a su vez, habría infectado a otras 82 personas en la clínica.

“Sin embargo, vale la pena tener en cuenta que es muy difícil identificar quién es un caso clave cuando ocurren los brotes. Justamente porque hay ejemplos muy raros en los que podemos saber lo que sucede, como ocurrió con la EVE porque era en tiempo real, pero cuando intentas reconstruir los casos es muy fácil confundirse”, insistió Lipkin.

“Y esta confusión no es buena ni para la ciencia ni para la humanidad. Como seres humanos, queremos tener las historias exactas y a veces eso implica culpar o decir, ‘Oh, esta persona comenzó la epidemia’. Con la historia, al menos la de las enfermedades infecciosas, no es tan exacto ni tan limpio”, sostuvo Jacobs, de la Universidad Estatal de Arizona.

“Es muy raro que podamos decir: ‘esta persona lo hizo’, o ‘esta persona lo inició’. Incluso si así fuera, la mayoría de las veces ellos no estaban haciendo nada conscientemente para generar una epidemia. Lo que pasó es que estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado”, concluyó.

Referencias

  1. Ver ‘Estados Unidos: El denominado “Paciente Cero” del sida durante más de 30 años nunca fue tal’ en Reporte Epidemiológico de Córdoba N° 1.833, de fecha 31 de octubre de 2016, haciendo clic aquí.
  2. Puede consultar el artículo completo, en inglés, haciendo clic aquí.

Fuente: REC

Encuestas de la Comisión de Laboratorio Basado en la evidencia

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La Comisión del Laboratorio basado en la Evidencia de la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular invita a todos los Socios de SEQC, que radican en España, interesados a expresar su opinión en las siguientes encuestas que ha elaborado. Agradeciendo por anticipado el tiempo dedicado a rellenar uno o ambos cuestionarios, garantizando el total anonimato y la confidencialidad. La información obtenida a través de las encuestas se utilizará únicamente con finalidades de formación o investigación.

Cuestionario sobre cribado de cáncer de próstata

Este estudio nace de la controversia sobre los beneficios y riesgos del diagnóstico precoz del cáncer de próstata (CaP) mediante cribado sistemático poblacional. Hasta ahora la evidencia científica existente no permite dar una respuesta clara sobre la efectividad de este tipo de cribado en el CaP. Es frecuente que muchos profesionales opten por un cribado oportunista, dirigido a pacientes que lo solicitan directamente o que acuden a consulta por otros motivos.

Nuestro objetivo es conocer cual es la práctica habitual de los profesionales del laboratorio en cuanto a las solicitudes que incluyen una determinación de PSA, así como en lo referente a su medida.

Puede responder a esta encuesta a través del siguiente enlace.

Necesidades y espectativas en la medicina basada en la evidencia

Este estudio nace de la colaboración entre la Comisión del Laboratorio basado en la Evidencia de la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular (SEQC) y la comisión homóloga de la IFCC (International Federation of Clinical Chemistry), el Committee on Evidence-Based Laboratory Medicine (c-EBLM).

Su objetivo es conocer las necesidades y expectativas de los profesionales del laboratorio sobre la medicina basada en la evidencia (MBE) y para ayudarnos a planificar futuras actividades formativas.

Puede responder a esta encuesta a través del siguiente enlace.

El citomegalovirus es la principal causa de malformaciones como microcefalia y sordera en recién nacidos

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En los últimos meses la comunidad médica ha estado centrando su atención –y preocupación– en el virus Zika y los riesgos del contagio de esta infección durante el embarazo. El Zika ha dejado secuelas terribles, principalmente en Brasil, por los defectos congénitos que causa al feto cuando una mujer se contagia durante el embarazo. Sin embargo, hay otro virus del que casi no se habla, que es mucho más prevalente que el Zika y que plantea una amenaza mucho más grande para las mujeres embarazadas.

Se trata del citomegalovirus (CMV), el principal causante de malformaciones como microcefalia y sordera en recién nacidos.

“Mientras todos han estado preocupados por los bebés contagiados con el virus Zika (con buena razón), hay otra infección viral que ha estado causando miles de defectos de nacimiento en Estados Unidos cada año”, dijo el Dr. Mark Schleiss, director de enfermedades infecciosas pediátricas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Minnesota.

Sólo en Estados Unidos, cada año entre 20.000 y 40.000 bebés nacen con este trastorno llamado infección congénita por CMV. Al menos 20% de ellos, unos 8.000, tienen o desarrollan discapacidades permanentes como sordera, microcefalia y déficits intelectuales. El problema, dicen los expertos, es global.

“No sólo en Estados Unidos sino también en Europa es la principal causa de malformaciones congénitas”, dijo el Dr. Alejandro Reyes Martín, pediatra especialista en neurología del Hospital Universitario ‘Príncipe de Asturias’ de Alcalá de Henares y profesor de la Universidad de Alcalá de Henares.

“Aproximadamente 0,5% de los recién nacidos en Europa nacen con infección congénita por CMV y entre los problemas que causa está la microcefalia, problemas de audición, problemas de desarrollo motor, desarrollo sensorial, fracaso escolar, etc.”.

En el mundo en desarrollo, aunque no hay datos precisos sobre la prevalencia del virus, se calcula que la incidencia de la infección congénita por CMV es de entre 1 y 5% de los nacimientos, según un estudio del Laboratorio Nacional de Salud y el Hospital Groote Schuur de la Universidad de Cape Town, en Sudáfrica, publicado en 2013.

Propagación

El CMV pertenece a la familia Herpesviridae. Se propaga con los fluidos corporales, como saliva y orina y puede transmitirse por contacto cercano con niños pequeños que portan el virus cuando, por ejemplo, se les cambia el pañal. También puede transmitirse con los besos y las relaciones sexuales y una vez que el virus entra en el organismo, queda allí para toda la vida y puede volver a reactivarse.

La mayoría de la gente con CMV no presenta síntomas. Pero el virus puede causar serios problemas si una mujer embarazada contagia al feto durante la gestación.

Los expertos aseguran que el CMV puede ser “devastador para el feto. En las mujeres embarazadas las dos formas de contraer el CMV más comunes son el contacto con la saliva y la orina de los niños pequeños y el contacto sexual. Si el virus afecta al principio del embarazo, las malformaciones pueden ser graves y se puede perder el feto”, explicó Reyes. “Pero lo que produce más problemas, en relación con la sordera, microcefalia, con retraso sensorial, etc., son las infecciones en el tercer trimestre del embarazo”, agregó.

Aunque un bebé que tiene la infección puede parecer sano, los problemas de salud o discapacidades pueden presentarse dos años o más después del nacimiento o pueden no aparecer nunca.

“Sin embargo, si el virus se diagnostica de forma precoz en un bebé que nace con sospecha de infección por CMV puede tratarse con medicamentos antivirales en sus primeras semanas de vida”, aseguró el pediatra.

Y hay evidencia de que incluso los recién nacidos que no presentan síntomas de la infección pueden beneficiarse con el tratamiento para disminuir la incidencia de complicaciones más tarde en la vida, principalmente la sordera. El problema es que no hay programas universales para detectar la infección en los recién nacidos.

Y ahora se está reavivando el debate entre la comunidad médica sobre si deben establecerse programas de detección universal de la presencia de anticuerpos contra el CMV entre las embarazadas.

Concienciación y prevención

Los expertos afirman que es necesario llevar a cabo más concienciación con las embarazadas sobre el virus y sus efectos para evitar que la infección se propague y minimizar los riesgos de que las madres contagien al bebé. Particularmente por el contacto permanente que una mujer embarazada puede tener con un niño pequeño que porta el virus.

“Tienen el riesgo de contagio no sólo por el contacto con la orina, sino con el contacto con excretas, e incluso se ha llegado a aislar el virus en las lágrimas, el sudor, además de que es una infección de transmisión sexual”, explicó Reyes.

Hasta ahora no hay una vacuna para prevenir la infección. De manera que, tal como aseguran los expertos, es necesario crear más conciencia entre las embarazadas sobre los riesgos del CMV.

Según el Dr. Mark Scheleiis, de la Universidad de Minnesota, “el CMV debe ser una prioridad tan urgente como el Zika. Desde hace décadas se ha estado pidiendo que se desarrolle una vacuna y todavía no contamos con ella, en parte debido a la falta de conciencia pública sobre el CMV”, agregó.

Con lo que Reyes está de acuerdo. “No hay ninguna duda de que el Zika tiene mucha más visibilidad a pesar de que en Europa se ven muchos más casos de microcefalia producidos por el citomegalovirus que por el Zika. Así que hay que aplaudir la iniciativa de hablar del citomegalovirus en esta sociedad que está más preocupada por el virus Zika que por el citomegalovirus”, aseguró el experto.

Fuente: REC

Work Shop in home: Enfermedades raras

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Diagnóstico temprano como prevención en discapacidad. Evento gratuito.

Fecha: viernes, 02 de diciembre de 2016

Organiza: Fundación Geiser

Sede: Hospital Gral. de Agudos – Dr. Carlos G. Durand. Av. Díaz Vélez 5044. CABA Buenos Aires, Argentina.

Programa

  • 9:00-9:15: Apertura y Bienvenida
  • 9:15-9:45: Introducción: Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Qué son. Cuál es su importancia. Diagnostico temprano como prevención de discapacidad. Puesta a punto desde el escenario internacional.
  • 9:45-10:30:Detección temprana como base para la prevención.
  • 10:30-10:45 Coffee Break
  • 10:45-11:30: Detección Temprana de Trastornos del Neurodesarrollo PROTECTEA- programa RENACER
  • 11:30- 12:15: Diagnóstico Genético Molecular
  • 12:15 -12:45:NP C: Un ejemplo para el diagnostico temprano.
  • 12:45-13:00:Trabajando la comunicación como prevención

Informes e inscripción

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Hackear el Chagas: nuevos métodos de diagnóstico para el Chagas

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A la hora de buscar métodos eficaces de diagnóstico para el Chagas, esta enfermedad suele ser casi tan escurridiza como la vinchuca, el insecto vector del parásito que la transmite (Trypanosoma cruzi). Un método de diagnóstico frecuente para enfermedades infecciosas consiste en tomar una muestra de sangre y observar si el parásito está presente. Es óptimo en caso de que la persona se haya infectado recientemente y esté en lo que se conoce como etapa aguda de la enfermedad, que dura algunos meses. Sin embargo, si la persona ya se encuentra en la etapa posterior, llamada crónica, es difícil hallar parásitos en una muestra de sangre porque son pocos, a pesar de que siguen generando consecuencias negativas en la salud del paciente.

En este caso, el método de diagnóstico se basa en la reacción del sistema inmune. Ante una enfermedad infecciosa, el organismo genera anticuerpos específicos que solo se forman a partir del contacto con el microorganismo. Por lo tanto, si se observa la presencia de esos anticuerpos, significa que la persona está infectada. Como se genera una cantidad muy grande, con una pequeña muestra de sangre es suficiente. Pero aquí aparece un nuevo desafío: es necesario conocer al sistema inmune lo mejor posible para saber cómo reacciona ante determinados antígenos (es decir, cualquier molécula ajena al organismo que desencadena una respuesta inmunitaria).

Tras ese objetivo va el equipo de científicos dirigido por Fernán Agüero, perteneciente al Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB -INTECH) de la UNSAM. Agüero es biólogo doctorado en química, especialista en bioinformática y comenzó a investigar la genómica del T. cruzi a fines de los años 90. Así, fue desarrollando una línea de investigación que, a través de sucesivas tesis realizadas por estudiantes e investigadores de la UNSAM derivó, entre otros logros, en el desarrollo de un microchip de péptidos, una plataforma que permite reconocer la presencia de anticuerpos específicos. Gracias a este avance, que posibilita realizar múltiples ensayos simultáneos a partir de pequeñísimos fragmentos de proteínas (los péptidos), el equipo ha conseguido duplicar el número de antígenos conocidos para la enfermedad de Chagas.

“Nuestro trabajo está enfocado en tratar de desarrollar un método de diagnóstico para el Chagas congénito. El problema con los bebés de madres chagásicas es que, al sacar una muestra de sangre, da positivo por más que no estén infectados debido a que reciben la sangre de la madre por el cordón umbilical. Entonces, es necesario desarrollar un método de diagnóstico que permita diferenciar la respuesta inmune del bebé y de la madre. Esto es muy importante porque si el bebé infectado es tratado de manera temprana las chances de éxito son muy altas”, explica Agüero.

Una aliada principal en la búsqueda de métodos más eficaces de diagnóstico y tratamiento de enfermedades es la bioinformática. Esta disciplina aprovecha los avances en la biología molecular y en la computación para refinar los análisis de la abundante cantidad de datos obtenidos en laboratorio. “Lo bueno de la informática es que, una vez que se desarrolla una herramienta, por más que esté diseñada para una enfermedad en particular, como el Chagas, es relativamente sencillo adaptarla y aplicarla a otra de características similares”, indica el biólogo.

De esta manera, una vez modelado y diseñado un método en la computadora, los investigadores definen qué péptidos van a probar en el microchip a partir de muestras de sangre obtenidas de pacientes chagásicos y de personas sanas. Allí, observan la respuesta del sistema inmune: qué anticuerpos genera y contra qué péptidos. Los resultados obtenidos vuelven a la computadora para continuar refinando el método y pasar al siguiente ensayo.

En busca de una vacuna

Cuando un organismo se enfrenta con un patógeno genera una respuesta inmune, no contra el patógeno de manera global, sino contra determinadas moléculas o partes de ellas. Sin embargo, no es fácil saber cuáles son los blancos “elegidos” por el sistema inmune ni por qué los elige. Esta dificultad varía, además, según la complejidad del microorganismo en cuestión: el genoma de un virus, por caso, se puede descomponer en unos 3.000 péptidos cortos  diferentes, mientras que para el del T. cruzi se necesitarían más de 6 millones. Además, cada organismo reacciona de manera diferente, aunque hay ciertos patrones que son universales. De otro modo, no sería posible la elaboración de medicamentos y vacunas.

Hasta hace unas décadas, para determinar si una persona estaba infectada se medía la reacción de una muestra de sangre ante un parásito entero o partes de él. Con el tiempo, la técnica se fue mejorando y se empezaron a utilizar moléculas: genes y proteínas recombinantes. “Hoy podemos sintetizar en un chip más de un millón de ‘pedacitos’ de proteínas (los péptidos) del parásito y ver en qué lugar específico de ese chip hubo reacción. Estamos aprovechando una miniaturización muy grande en la plataforma para poder ver con mucho detalle la infinidad de interacciones que se producen entre el sistema inmune y los diversos antígenos”, señala Agüero.

El sistema inmune funciona a través de dos tipos de respuestas: la parte humoral, compuesta por las células B, que son las que producen anticuerpos; y la parte celular, compuesta por las células T. En la primera, los anticuerpos reconocen determinadas moléculas (esas que eligen como su “blanco”) y se pegan a ellas. Así generan una señal para que el sistema inmune vaya tras ellas. A diferencia de los anticuerpos, la respuesta T es ejercida por células, que atacan al patógeno y a otras células del cuerpo que reconocen como infectadas.

En la búsqueda de una vacuna contra el Chagas, Agüero dice que “una buena solución tendría que estimular las dos partes del sistema inmune”. Actualmente, hay dos drogas aprobadas para el tratamiento contra el Chagas: benznidazol y nifurtimox. “No hubo muchas mejoras en el desarrollo de drogas desde los años 70. Estas dos funcionan, pero, aunque en chicos prácticamente no producen efectos secundarios, tienen muchos efectos colaterales en adultos”, apunta el investigador.

Para Agüero, la principal dificultad para encontrar una vacuna contra el Chagas, más allá de la complejidad del propio parásito, es la falta de inversión. “No es una enfermedad atractiva en lo económico porque el mercado de los que pueden llegar a consumir las drogas o los diagnósticos es de bajos recursos. Entonces, las farmacéuticas prefieren desarrollar drogas para otras enfermedades, como cáncer, diabetes o afecciones cardíacas. Por eso, la inversión para las enfermedades llamadas desatendidas proviene de los sistemas de salud pública, pero aun así no es suficiente”, considera. De todos modos, el especialista indica que, en la última década, las farmacéuticas han invertido más recursos en este tipo de enfermedades.

Los principales objetivos del grupo de investigación son la obtención de un método de diagnóstico para el Chagas congénito y la búsqueda de nuevos marcadores que indiquen el éxito o fracaso de un tratamiento. “Una de las razones por las que no se han desarrollado nuevas drogas contra el Chagas es que los ensayos clínicos en pacientes para testear su efecto suelen ser muy largos. En general, el paciente chagásico empieza a tener complicaciones recién 20 o 30 años después de infectado. Realizar ensayos durante tanto tiempo es muy costoso. Por eso, queremos encontrar marcadores que indiquen si un tratamiento funciona sin necesidad de esperar tanto”, concluye.

Fuente: TSS

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