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Los países avanzan hacia la eliminación de la malaria

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Según el Informe Mundial sobre la Malaria 2015, que publicado la OMS el 9 de diciembre2, más de la mitad (57) de los 106 países afectados por esta enfermedad en 2000 han conseguido reducir para 2015 el número de casos nuevos en al menos 75%. En ese mismo periodo, otros 18 países han logrado reducciones de entre 50% y 75%.

En toda África Subsahariana, la prevención de nuevos casos de malaria se ha traducido en importantes ahorros de costos para los países endémicos. Las nuevas estimaciones presentadas en el informe de la OMS revelan que la reducción de la carga de morbilidad lograda gracias a diversas actividades de control de la malaria ha permitido ahorrar en la región entre 2001 y 2014 unos 900 millones de dólares en costos de atención a los casos. El uso de mosquiteros tratados con insecticidas (MTI) es la intervención que más ahorros ha propiciado, seguida de los tratamientos combinados basados en la artemisinina (TCA) y la fumigación de interiores con insecticidas de acción residual.

“Desde el comienzo de este siglo, las inversiones en prevención y tratamiento de la malaria han evitado más de 6 millones de muertes. Sabemos qué medidas son eficaces. El reto ahora está en intensificar aún más nuestros esfuerzos”, manifestó la Dra. Margaret Chan Fung Fuchun, Directora General de la OMS.

Avances en las regiones

Por primera vez desde que la OMS comenzó a llevar un registro, la Región de Europa ha notificado cero casos autóctonos de malaria. Este logro ha sido posible gracias al fuerte liderazgo del que han hecho gala los países, el apoyo técnico prestado por la OMS y la ayuda financiera aportada por el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria.

Desde el año 2000, las tasas de mortalidad por malaria han descendido 72% en la Región de las Américas, 65% en la Región del Pacífico Occidental y 64% en la Región del Mediterráneo Oriental. La Región de África, pese a seguir soportando la carga de malaria más elevada, también ha registrado notables avances: en los últimos 15 años, las tasas de mortalidad han disminuido 66% en el conjunto de la población y 71% en los menores de 5 años, particularmente vulnerables a esta enfermedad.

Progresos hacia la consecución de metas mundiales

A nivel de los países y las regiones, los avances en la lucha contra la malaria se reflejan en las tendencias mundiales de esta enfermedad. Desde 2000, las tasas de incidencia y de mortalidad han disminuido 37% y 60%, respectivamente, en términos mundiales. En los menores de 5 años, las defunciones se han reducido en 65%. Se estima que desde 2000 se han evitado unos 6,2 millones de muertes.

Según el informe, se ha cumplido la Meta 6C de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que prevé detener y comenzar a reducir la incidencia de la malaria y otras enfermedades graves entre 2000 y 2015. También se han realizado importantes progresos hacia la consecución del objetivo de la Asamblea Mundial de la Salud de reducir la carga mundial de malaria en 75% para 2015.

Expansión de las intervenciones de control

Los avances se deben, en gran parte, a la implantación masiva de intervenciones de control de la malaria eficaces y de bajo costo. Desde 2000 se han distribuido en África Subsahariana cerca de mil millones de MTI. A estas alturas, en 2015, alrededor de 55% de la población duerme bajo mosquiteros, lo que supone un aumento importante con respecto al 2% correspondiente a 2000.

El empleo de pruebas de diagnóstico rápido hace que sea mucho más sencillo distinguir de forma casi instantánea las fiebres maláricas de las que no lo son, facilitando así la prestación de un tratamiento adecuado y en tiempo oportuno. Se ha registrado en la Región de África un drástico aumento en el uso de pruebas diagnósticas para la malaria, que aumentó de 36% de los casos sospechosos en 2005 a 65% en 2014. Los TCA, introducidos a gran escala a lo largo de la última década, han resultado muy eficaces contra Plasmodium falciparum, el más prevalente y mortífero de los parásitos causantes de malaria en el ser humano.

Se estima que desde 2001 se han evitado en África Subsahariana unos 663 millones de casos de malaria como resultado directo de la expansión de tres intervenciones de control fundamentales, a saber: los MTI, la fumigación de interiores con insecticidas de acción residual y los TCA. El empleo de mosquiteros, responsable de alrededor de 68% de los casos prevenidos por medio de estas intervenciones, es la medida que mayor impacto ha demostrado tener.

Aún queda mucho por hacer

Pese a estos avances, quedan retos importantes por afrontar. A nivel mundial, unos 3.200 millones de personas –casi la mitad de la población del planeta– están en riesgo de contraer malaria. Se calcula que en 2015 se produjeron unos 214 millones de casos nuevos y unas 438.000 muertes.
Apenas 15 países, la mayoría de ellos pertenecientes al continente africano, acaparan la mayoría de los casos nuevos (80%) y de las muertes (78%) que se registran en el mundo. Según el informe de la OMS, en estos países con alta carga de morbilidad el ritmo medio de descenso de la incidencia de la malaria (32%) ha sido más lento que el observado a nivel mundial en los demás países (53%). En muchos de ellos, un importante escollo para el logro de progresos en materia de control de la malaria es la debilidad de los sistemas de salud.

Sigue habiendo millones de personas sin acceso a los servicios necesarios para prevenir y tratar esta enfermedad. En 2014 aproximadamente una tercera parte de la población del África subsahariana en situación de riesgo vivía en hogares carentes de la protección brindada por los mosquiteros o la fumigación con insecticidas de acción residual.

Resistencia a los insecticidas y a los fármacos

“A medida que disminuye la carga mundial de malaria, van surgiendo nuevos desafíos. En muchos países, los progresos en esta esfera se están viendo amenazados por la rápida evolución y propagación de la resistencia a los insecticidas. La farmacorresistencia también podría socavar los últimos avances en materia de control de la malaria”, explicó el Dr. Pedro Alonso, Director del Programa Mundial sobre Malaria de la OMS.

Desde 2010, 60 de los 78 países que hacen un seguimiento sobre este particular han confirmado resistencia de los vectores a al menos uno de los insecticidas utilizados para el tratamiento de mosquiteros y la fumigación de interiores; de esos 60 países, 49 han notificado la resistencia a dos o más tipos de insecticidas. Por otro lado, se ha detectado resistencia de los parásitos a la artemisinina, el compuesto principal de los antimaláricos más accesibles, en cinco países de la subregión del Gran Mekong.

Medidas para subsanar las deficiencias

La Asamblea Mundial de la Salud adoptó en mayo de 2015 la Estrategia Técnica Mundial contra la Malaria 2016 – 2030, que proporciona un nuevo marco de 15 años de duración para aplicar medidas de control en todos los países endémicos. La estrategia establece una serie de objetivos ambiciosos pero alcanzables para el año 2030, consistentes, entre otras cosas, en reducir las tasas mundiales de incidencia y mortalidad en al menos 90%; eliminar la malaria en 35 países como mínimo; y prevenir posibles rebrotes en todos los países libres de malaria.

La consecución de estos objetivos requerirá un importante liderazgo por parte de los países, un compromiso político sostenido y una triplicación de las inversiones para el control de la malaria: la meta es incrementar esas inversiones de los 2.700 millones de dólares actuales a 8.700 millones en 2030. Esta cifra tiene en cuenta los ahorros futuros en atención a los casos que podrían realizarse si se siguen ampliando las medidas de control de la malaria y sigue aumentando el número de casos evitados.

Otras conclusiones clave del informe

  • En términos mundiales, el número de casos de malaria ha disminuido de un total estimado de 262 millones en 2000 (intervalo: 205 millones a 316 millones) a 214 millones en 2015 (intervalo: 149 millones a 303 millones).
  • En términos mundiales, el número de muertes por malaria ha disminuido de un total estimado de 839.000 en 2000 (intervalo: 653.000 a 1,1 millones) a 438.000 en 2015 (intervalo: 236.000 a 635.000).
  • En los menores de 5 años, el número estimado de defunciones por malaria ha disminuido, en términos mundiales, de 723.000 en 2000 (intervalo: 563.000 a 948.000) a 306.000 en 2015 (intervalo: 219.000 a 421.000). La mayor parte de esta disminución corresponde a la Región de África de la OMS.
  • La Región de África de la OMS acaparó en 2015 la mayor parte de los casos (88%) y las muertes (90%) por malaria.
  • Más de 35% de las muertes por malaria registradas en 2015 en el mundo se concentran en tan solo dos países: Nigeria y la República Democrática del Congo.
  • La Región de Asia Sudoriental de la OMS registró en 2015 un 10% y un 7%, respectivamente, del total mundial de casos de malaria y defunciones debidas a esta causa.
  • La Región del Mediterráneo Oriental de la OMS registró en 2015 un 2% del total mundial de casos de malaria como del total mundial de defunciones por esta causa.
  • En 2014 notificaron cero casos autóctonos de malaria un total de 16 países, a saber: Argentina, Armenia, Azerbaiyán, Costa Rica, Emiratos Árabes Unidos, Georgia, Irak, Kirguistán, Marruecos, Omán, Paraguay, Sri Lanka, Tayikistán, Turkmenistán, Turquía y Uzbekistán. Otros 17 países están notificando niveles inferiores a los 1.000 casos.

Puede consultar el informe completo, en inglés, haciendo clic aquí.

Fuente: REC

Listado de emisiones anteriores

Nuevo marco mundial para la eliminación de la rabia

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La Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Alianza Mundial para el Control de la Rabia (GARC) lanzaron hoy un nuevo marco para eliminar la rabia humana y salvar decenas de miles de vidas cada año.

El marco insta a tres acciones clave: hacer asequibles las vacunas y anticuerpos humanos, garantizar que las personas mordidas reciban tratamiento oportuno, y las vacunaciones caninas masivas para combatir la enfermedad en su origen.

“La rabia es 100% prevenible mediante la vacunación y la inmunización oportuna después de la exposición, pero el acceso al tratamiento postmordedura es caro y no es asequible en muchos países de Asia y África. Si seguimos este enfoque más amplio, podemos consignar la rabia a los libros de historia”, dijo la Dra. Margaret Chan Fung Fuchun, directora general de la OMS.

Mayor carga de rabia en Asia y África

Decenas de miles de personas mueren de rabia cada año y, en todo el mundo, 4 de cada 10 personas mordidas por perros rabiosos sospechosos son menores de 15 años. Una persona muere cada 10 minutos, registrándose la mayor carga en Asia y África.

El costo de las vacunas humanas para proteger de la rabia está, sin embargo, fuera del alcance de muchos de quienes la necesitan. Y el tratamiento para las personas que son mordidas puede costar de 40 a 50 dólares, lo que representa un promedio de 40 días de salario en algunos de los países afectados. Reconociendo que la vacunación humana actualmente no siempre está asequible, el nuevo marco hace hincapié en la prevención mediante la vacunación canina, cuyas mordeduras causan 99% de todos los casos de rabia humana. Una vacuna canina cuesta menos de un dólar.

“Vacunar regularmente a 70% de los perros en zonas donde la rabia está presente puede reducir los casos humanos a cero. La eliminación de la rabia canina mediante la vacunación de los perros es la solución más rentable a largo plazo. Las muertes humanas se pueden prevenir cuando la vacunación canina masiva se combina con la tenencia responsable de mascotas y la gestión de la población de perros callejeros, todo bajo el cumplimiento de los estándares intergubernamentales de la OIE, así como con el tratamiento de las mordeduras, según las recomendaciones de la OMS”, afirmó el Dr. Bernard Vallat, Director General de la OIE.

La disminución del costo de las vacunas contra la rabia humana

Mientras que la vacunación canina será clave en el nuevo enfoque, la eliminación de la rabia –y salvar las vidas de los que son mordidos– no será posible sin vacunas humanas más ampliamente disponibles.

Actualmente, alrededor de 80% de las personas expuestas a la rabia viven en zonas rurales pobres de África y Asia que no tienen acceso a un tratamiento inmediato en caso de ser mordidas. Llevar el tratamiento más cerca de las víctimas y proporcionar un mayor acceso a vacunas asequibles e inmunoglobulinas antirrábicas potentes, que neutralizan el virus de la rabia, son vitales para el logro de cero muertes por rabia.

Disminuir el costo de las vacunas y tratamientos antirrábicos humanos requerirá una fuerte colaboración internacional para hacer que vacunas de calidad garantizada e inmunoglobulina antirrábica estén disponibles en los centros de salud de las regiones donde la rabia es endémica.

A partir de 2015, el Banco de Vacunas de la OMS y la OIE ha entregado más de 15 millones de dosis de vacunas contra la rabia canina en muchos países.

Eliminación mundial de la rabia humana ¡El momento es ahora!

El 10 y 11 de diciembre de 2015, expertos, donantes y autoridades de salud pública y veterinaria adoptarán un plan de acción que se espera que brinde una pronta profilaxis postexposición para todos en las zonas endémicas de rabia, así como un marco para una ampliación sostenida de la vacunación canina a gran escala. Esta conferencia internacional también discutirá un impulso a las actividades coordinadas dirigidas a los perros y las poblaciones humanas mediante la adaptación de estrategias de control probadas.

Otro componente importante es el apoyo a la concienciación y participación de la comunidad para facilitar y fortalecer la recopilación de datos, los reportes de incidencia de mordeduras y la demanda de la profilaxis postexposición. Educar a los niños sobre cómo evitar ser mordido también es vital.
La conferencia Eliminación mundial de la rabia humana mediada por el perro El momento es ahora es organizada conjuntamente por la OMS y la OIE, en colaboración con la FAO con el apoyo de GARC.

Fuente: REC

Constatan el origen africano de la tuberculosis

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Esta es la principal conclusión de un estudio en el que los investigadores apuntan a que los europeos lo que sí hicieron fue llevar al continente africano cepas más virulentas de la tuberculosis y de fácil transmisión, que fueron reemplazando a las primeras y originarias.

Para llegar a estas conclusiones, los científicos analizaron con técnicas de secuenciación masiva los genomas de 66 cepas de tuberculosis recogidas en personas infectadas en Etiopía. El análisis de estas cepas remite a un ancestro común originado en el este de África.

Los científicos escogieron Etiopía porque “la diversidad genética humana mayor se da en este país y queríamos saber si eso también pasaba con la tuberculosis, e intentar así entender el origen de esa diversidad”, señaló Iñaki Comas, principal autor de este estudio e investigador en la Universidad de Valencia.

“Queríamos saber si la tuberculosis estaba o no en este país antes de la llegada europea”, según Comas, también de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (FISABIO).

Los científicos sugieren que las altas tasas de infección entre las personas nativas de Etiopía después del contacto con los europeos pueden explicarse por la introducción de cepas más virulentas, que se extendieron rápidamente por países del África Subsahariana, según una nota de la citada fundación.

“Cuando los europeos llegaron a Etiopía no había prácticamente casos de tuberculosis. Nuestra hipótesis es que era menos virulenta, mientras que en algunas ciudades como Londres había altas tasas”.

Los datos son compatibles con la hipótesis de que fueron los europeos los que introdujeron cepas más virulentas y de fácil transmisión, que han ido reemplazando a las anteriores. “Esto es un modelo de lo que podría pasar si se introdujeran nuevas cepas virulentas en nuestro entorno sin entender y controlar la enfermedad”, relata. No es la primera vez que Comas y su equipo apuntan al origen africano de la tuberculosis.

En un artículo publicado en 2013 afirmaban que la bacteria de la tuberculosis tiene 70.000 años, apareció en África y acompañó a los humanos modernos que salieron de ese continente para poblar Europa y Asia.

En el trabajo de ahora, más que datar, lo que hacen los investigadores es demostrar el origen africano de la tuberculosis: “Nuestro análisis refuerza que la bacteria estaba mucho antes en Etiopía y en África, y lo que proponemos es que la tuberculosis que circulaba era menos virulenta y que lo que pasó es que los europeos llevaron cepas más agresivas”, subrayó este investigador.

Los científicos también encontraron una amplia diversidad de genotipos de la bacteria en la población estudiada. “La diversidad de Mycobacterium tuberculosis en Etiopía es considerablemente más alta que la se registra en la mayoría de los otros países: el número de genotipos es grande y algunos de ellos tienen vínculos claros con otros genotipos globales, mientras que los hay específicos del este de África”, según Stefan Berg, de la Plant Health Agency en Surrey (Gran Bretaña) y otro de los firmantes.

Según indica Berg, “comprender los factores que pueden haber influido en la estructura actual de M. tuberculosis en África y en todo el mundo puede ayudar a predecir posibles tendencias futuras en la epidemiología”.

El siguiente paso es estudiar la interacción entre el genotipo bacteriano y el humano: esto servirá, según Comas, para profundizar aún más en los factores biológicos que influyen en las altas tasas de tuberculosis en Etiopía, que ocupa el tercer lugar en número de casos entre los países africanos y el octavo del mundo, según la Organización Mundial de la Salud.

Puede consultar el artículo completo, en inglés, haciendo clic aquí (requiere suscripción).

Fuente: REC

Caso clínico de interés: Síndrome hipereosinofílico idiopático

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Como consecuencia de ello se produce la infiltración eosinofílica y liberación de sustancias y proteínas eosinófilas muy nocivas, en múltiples órganos, provocando la disfunción de éstos (1,2).

Los niveles normales de eosinófilos en sangre periférica deben ser menores a 400/mm3, con un rango que oscila entre 15 y 650/mm3, que puede variar con la edad del paciente, el ejercicio, exposición a alergenos y ciclo circadiano (disminuyendo en la mañana y aumentando por la noche)(3).

El SHI se caracteriza por la persistencia durante al menos 6 meses de una eosinofilia mayor o igual a 1.500/ mm3 y puede aparecer disfunción orgánica que no se explique por ninguna otra causa o el fallecimiento del paciente antes de este período de tiempo (2).

Tiene especial relevancia el diagnóstico precoz de esta entidad osológica, ya que revierte rápidamente una vez instalado el tratamiento y dejado de evolucionar tiene una elevada morbimortalidad.

El caso clínico que se presenta es el de una paciente con una historia subaguda y afectación multiorgánica que generó dificultades por los múltiples diagnósticos diferenciales que se plantearon en esta situación.

Caso Clínico

SF 73 años. Hipertensa. Hemograma con 30.300 glóbulos blancos previos a la consulta. Un mes previo al ingreso, tos y expectoración mucopurulenta, fiebre, disnea de esfuerzo progresiva que se hace de reposo, sibilante. Repercusión general. Con planteo de infección respiratoria baja se comienza tratamiento antibiótico para gérmenes inespecíficos. Persiste con igual clínica y agrega erupción máculo-papular eritematosa, pruriginosa en tronco y miembros, que compromete palmas y plantas, respetando cara, descamante sólo en palmas.

  • Materias líquidas sin elementos anormales. Al examen: rush cutáneo descrito, fiebre, poliadenopatías elásticas en todos los territorios superficiales. Sin elementos de falla cardíaca.
  • Examen neurológico normal
  • Paraclínica: leucocitosis 75.200/mm3 (41.300 eosionófilos/ mm3).Insuficiencia renal moderada. Ex. de orina: proteínas, ilindros granulosos. VES 74 mm. IgE 3158 mg/dL.
  • Gasometría: insuficiencia respiratoria moderada. Lámina periférica: eosinófilos sin blastos. Inmunofenotipo: eosinófilos sin aberrancia inmunofenotípica. Biopsia ganglionar: hiperplasia folicular reactiva.
  • Hemocultivos, cultivo de expectoración y baciloscopías negativos.
  • VIH, CMV, VEB negativos. Coproparasitario y serología para parasitosis predominante en la región: Toxocara canis y Fasiola hepática negativos.
  • ANA, AntiADN y ANCA negativos
  • Fibrobroncoscopía: aspergilus negativo, no se obtuvo recuento de eosinófilos. Ecocardiograma: FEVI 60%, sin derrame pericárdico.
  • Radiografía de Tórax: opacidad inhomogénea de distribución basal y periférica, derrame pleural bilateral.
  • Tomografía de tórax de alta resolución: alteraciones de la densidad parenquimatosa pulmonar bilateral, con predominio de los lóbulos superiores a expensas de áreas en vidrio deslustrado de distribución periférica, que puede corresponder a neumonitis eosinófila. Derrame pleural bilateral. Adenopatías paratraqueales (Figura 4). Abdomen y pelvis: normales.
  • Ecocardiograma: mínimo derrame pericárdico. FEVI 60%

Discusión y Comentarios

Paciente con afectación multisistémica, eosinofilia persistente mayor de 1.500 mm3 por más de 6 meses, descartada causa alérgica, infecciosa, Tumoral y autoinmune; no cumpliendo los criterios diagnósticos para el grupo de eosinofilas pulmonares se realiza diagnóstico de SHI, comenzando tratamiento con corticoides intravenosos, con excelente evolución a las 48 horas: paciente sin insuficiencia respiratoria, resolución de la erupción cutánea, hemograma con leucocitosis de 14.000 mm3, con 1.713 eosinófilos/mm3, función renal y examen de orina normales.

Las dificultades se presentaron por los múltiples diagnósticos diferenciales que se plantearon (Tabla I).

Tabla I – Diagnósticos Diferenciales del Síndrome Hipereosinofílico
Tumoral:Leucemia Eosinofílica, linfoma leucemizado
Infecciosa: Parasitaria (Tenias, Fasciola hepática, Toxocara canis)
Viral: CMV, EBV, VIH
Autoinmune: Vasculitis, Churg -Strauss
Eosinofilia Pulmonar

Todas se fueron descartando con los exámenes paraclínicos ya mencionados.

El síndrome hipereosinofílico se caracteriza por la producción (cuando no se encuentra causa que lo produzca) o secundario (a parasitosis, alergia, neoplasias, enfermedades autoinmunes). El SHI es una enfermedad leucoproliferativa y esa sobreproducción de eosinófilos en sangre periférica y médula ósea infiltra órganos y tejidos, provocando su disfunción.

Chusid y colaboradores, en 1975, establecieron los criterios diagnósticos del SHI:

  • Eosinofilia superior a 1.500 mm3 durante 6 meses.
  • Falta de evidencia de cualquier otra enfermedad que cause eosinofilia.
  • Afectación multiorgánica (4).

Sindrome hipereosinofílico idiopático

Afecta hombres 9/1 predominando en la 3ª a 4ª década de la vida y, sobre todo, en raza blanca. Se desconoce su incidencia, estimándose en 1-2 casos/año/200.000 habitantes (3). El aumento del número de eosinófilos en sangre periférica ocurre por una alteración en la célula madre hematopoyética estimulada por citocinas (IL-3, factor estimulante de colonias granulocito-macrófago) (3). Una vez en la circulación se depositan en los tejidos liberando su contenido, provocando daño de éstos (3).

Existen 3 variantes del SHI:

  • Benigno, con hipereosinofilia > a 1.500/mm3, asintomático.
  • Complejo, con compromiso multisistémico.
  • Episódico, con angioedema e hipereosinofilia episódica (5).

Se manifiesta clínicamente por repercusión general, fatiga, náuseas, dolor abdominal recurrente, diarrea, tos, rush pruriginoso, fiebre y hepatoesplenomegalia. Los sistemas más afectados son: piel 57%, corazón 48%, sistema nervioso 42%, pulmón 40%, hígado 31%, gastrointestinal 31%, riñón 9% (3).

La afección cardíaca es muy frecuente y es el principal factor pronóstico por ser la primera causa de mortalidad. La manifestación más frecuente es la endocarditis parietal crónica (endocarditis fibroplástica de Loffler y fibrosis endomiocárdica de Davies). El daño miocárdico es independiente de la magnitud de la eosinofilia (3,4).

La afección del sistema nervioso incluye tanto al central como al periférico: comportamiento, función cognitiva, ataxia, polineuropatía, mononeuritis múltiple, radiculopatía, miopatía.

La afección del sistema nervioso también tiene implicancias pronósticas (3,4).

A nivel respiratorio el paciente puede presentar disnea, tos, broncoespasmo, derrame pleural. En los estudios paraclínicos pueden verse en la radiografía de tórax Infiltrados periféricos, en el funcional respiratorio un patrón restrictivo y en el lavado bronquioloalveolar presencia de eosinófilos (1).

En piel la afección es sumamente frecuente: lesiones angiedematosas y urticarianas o máculopapulares, eritematosas, de distribución universal. La biopsia de piel muestra los infiltrados eosinófilos (3).

A nivel digestivo la diarrea es el síntoma principal y se produce por malabsorción. Puede haber también náuseas y dolor abdominal. Con menos frecuencia aparece colitis eosinofílica ulcerosa y hepatitis con infiltrado inflamatorio eosinofílico (3,4).

La afectación renal ocurre por efecto citotóxico del contenido de los gránulos de los eosinófilos. Aparece en el sedimento urinario proteinuria, cilindruria y hematuria microscópica (3).

Puede aparecer compromiso ocular por accidentes embólicos así como queratoconjuntivitis seca (4).

La afección ótica es rara y se presenta como otitis media obliterante (4).

Los diagnósticos de los que debemos diferenciar el SHI son:

  • Neumonía hipereosinofílica crónica, que se presenta como disnea, fiebre, repercusión general y crisis de asma, sin afecciónde otros órganos y sistemas. Cursa con una eosinofilia de entidad leve y en la radiografía de tórax aparecen infiltrados periféricos migratorios (6,7).
  • Síndrome de Loffler. Se presenta con infiltrados migratorios en la radiografía de tórax infiltrados, eosinofilia leve y puede ser secundaria a parásitos, drogas o idiopática Se resuelve de forma espontánea en menos de un mes (6).
  • Neumonía eosinofílica aguda. Es una reacción de hipersensibilidad provocada por algún agente inhalado. En pocas horas se instalan síntomas respiratorios como dolor pleurítico, disnea e insuficiencia respiratoria que llega a ser severa, acompañados de fiebre. El hemograma tiene hiperleucocitosis con eosinófilos escasamente elevados, pero en el lavado bronquioloalveolar se encuentran un alto número de éstos (6,7).
  • Aspergilosis broncopulmonar alérgica. Se presenta como respuesta inmunoalérgica a los antígenos de Aspergillus queçcolonizan la vía aérea. La demostración de anticuerpos sobre todo IgE para Aspergillus es altamente específica. En el estudio directo del esputo se pueden ver las hifas del hongo (6).
  • Neoplasias. El principal diagnóstico diferencial es con la leucemia eosinofílica. Aparecen en sangre periférica formas inmaduras de eosinófilos, blastos en médula ósea. También se puede ver eosinofília secundaria a Enfermedad de Hodgking y, con menos frecuencia, a cáncer de útero y estómago (4).
  • Vasculitis de Churg-Strauss, además de la afección multisistémica y sobre todo respiratoria, con crisis de asma frecuentes y severas presenta un 66% p ANCA positivos.

Tiene eosinofilia elevada pero en grado menor que en SHI (6,8).

En la paraclínica de los pacientes con SHI la hiperleucocitosis es una constante, con valores que oscilan entre 10.000 y 50.000 mm3 y de éstos, de 30 a 70% son eosinófilos.

Puede verse anemia normocítica normocrómica asociada.

La mayoría de los pacientes presentan ascenso de IgE, los que serían mejores respondedores al tratamiento (3). Estudios recientes han identificado dos variantes de SHI según su etiopatogenia. Estas son la variante mieloproliferativa y la variante linfoproliferativa (9).

En la variante mieloproliferativa aparece una delección en el cromosoma 4 que se puede detectar por técnica de FISH en sangre periférica. Esta delección lleva a una fusión en la tirosinkinasa, sensible al imatinib, lo que ha cambiado drásticamente la respuesta terapéutica en este grupo.

En la variante linfoproliferativa ocurre una aberrancia fenotípica en una clona linfocítica, con la consecuente producción de citokinas (sobre todo interleukina-5) por parte de linfocitos activados,fenotípicamente anormales. Se puede identificar esta clona (mayormente CD3, CD4+) por técnica de citometría de flujo, aunque no es esencial para el diagnóstico.

Los niveles elevados de IgE en estos pacientes son suficientes para su aproximación diagnóstica. A diferencia de la variante mieloproliferativa, este grupo de pacientes son respondedores a los corticoides (9).

Los objetivos del tratamiento son reducir la signo- sintomatología, disminuir el recuento de eosinófilos por debajo de 1.500/mm3 y prevenir la progresión del daño del órgano blanco (4).

Los pacientes asintomáticos y sin evidencia de afección de ningún órgano no deben recibir tratamiento, realizándoles controles periódicos (4,5).

En los pacientes con evidencia de afección multisistémica se debe iniciar prednisona 1 mg/kg/día y disminuirla paulatinamente en la medida que descienden los eosinófilos.

Cuando no se logra bajar la dosis de corticoides de 10 mg por día se pueden utilizar ahorradores de esteroides como interferón alfa, hidroxiurea o antiinterleukina-5. Los pacientes con afección cardíaca, neurológica o con esplenomegalia son menos respondedores(3,4,5).

Hay casos reportados de tratamiento con vincristina en pacientes con eosinofilia muy elevada como terapia en agudo (3).

El pronóstico está determinado por la afección cardíaca.

Se debe realizar ecocardiograma periódicamente, ya que puede aparecer hasta 5 años después de diagnosticado el SHI (3).

Los elementos de mal pronóstico son:

  • compromiso cardiovascular o neurológico.
  • eosinofilia mayor a 100.000/mm3.
  • altos niveles de triptasa (enzima vinculada a síndrome mieloproliferativo que provoca mayor daño tisular) (3).

La evolución es variable. No se puede establecer la supervivencia, ya que los casos publicados son escasos. Desde los criterios diagnósticos de

Chusid et al. las series de pacientes presentan mayor supervivencia que los reportados previamente, tal vez vinculado a mayor porcentaje de sospecha diagnóstica y rápida instalación del tratamiento (3).

Conclusiones

El SHI es una entidad de muy escasa prevalencia. Genera dificultades por los diagnósticos diferenciales.

La sospecha precoz y la rápida instalación del tratamiento han mejorado la sobrevida de los pacientes con esta afección.

Son predictores de mal pronóstico la afección CV y neurológica.

La evolución y pronóstico son inciertos por los pocos casos reportados, pero se ha visto buena evolución luego de los criterios diagnósticos de la enfermedad.

Referencias Bibliográficas:

  1. Bosch Gil, JA. Síndrome Hipereosinofílico Med Clin (Barc). 2001[acceso:06/05/2011];117:375-6. Disponible en: http://www.elsevier.es/es/revistas/medicina-clinica-2/sindromehipereosinofilico-13019293-editoriales-2001?bd=1
  2. Sans-Sabrafen J, Basses Raebel C, Castillo Cofiño R, Florensa Brichs L, Pardo Peret P, Vives Corrons J L, et al. Hematología Clínica. 3°ed. Barcelona: Elsevier, 1994. Capítulo 19, Introducción a las Leucemias agudas. Leucemia aguda de eosinófilos; p113-114.
  3. Ramos Casal M, García Carrasco M, Gómez de Salazar J R, Calvo Alen J, Front Franco J. Enfermedades autoinmunes sistémicas y reumatológicas. Madrid: Masson, 2005. Capítulo 46, Fascitis eosinofílica; pp. 619-630.
  4. Ruíz Arguelles J, Síndromes Hipereosinofílicos. Rev Med. 1996;7(31):1362-1366.
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Fuente: BioReview

Análisis de laboratorio en los pacientes que presentan infección recurrente y pueden sufrir de inmunodeficiencia

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El síndrome de infección recurrente (SIR) es la manifestación de un proceso, la mayoría de las veces asintomático o subclínico, que resulta de la interacción repetida de un individuo con los agentes infecciosos que habitan en su ambiente (1). El desarrollo normal del organismo permite que por medio de este contacto el sistema inmune genere respuestas efectivas contra los microorganismos (2); sin embargo, algunos trastornos estructurales o funcionales del hospedero hacen que ciertas infecciones no se controlen adecuadamente y se comporten de una manera inusual, lo cual afecta el desarrollo del individuo tanto por su frecuencia de ataque como por su severidad (3).

Esta situación da origen a un comportamiento normal de la interacción entre el hospedero y los agentes infecciosos denominados SIR anormal (SIRA).

Cuando se estudia en el laboratorio un paciente con SIRA, el objetivo fundamental es establecer si presenta un defecto inmunológico de base que explique el desarrollo de un cuadro de infecciones severas y recurrentes (4-7). Además de buscar el origen inmunológico, el estudio de laboratorio también está orientado a definir un diagnóstico específico de inmunodeficiencia, dado la posibilidad de prescribir un tratamiento oportuno y racional, con el objetivo de evitar recaídas y el desarrollo de secuelas, así como mejorar la calidad de vida del paciente y su familia. En muchas ocasiones también nos permitirá ofrecer una consejería genética y así disminuir el riesgo de aparición de nuevos pacientes con inmunodeficiencias severas en las familias afectadas.

Por lo tanto, el estudio de la función inmunológica en los pacientes con infección recurrente anormal se ha construido en una herramienta de primera mano que está al alcance del personal de atención en salud y necesita ser reconocido y manejado con propiedad.

El estudio de la respuesta inmune requiere no sólo de un análisis cuantitativo o estructural, sino que también demanda la realización de estudios funcionales que permiten identificar alteraciones más sutiles en la defensa contra los organismos infecciosos (8). Diferentes parámetros clínicos ayudan a enfocar los estudios de laboratorio hacia uno de los diferentes aspectos de la respuesta inmune: edad de inicio de las infecciones, sexo del paciente, órganos comprometidos, gérmenes causales, así como antecedentes personales y familiares de SIRA(1,3). De acuerdo con la sospecha inicial del mecanismo de defensa afectado, se programan los diferentes estudios para evaluar la función inmunológica estableciendo etapas por orden de complejidad.

1. Primera etapa: ESTUDIOS BÁSICOS DE LABORATORIO

Los estudios básicos sumados a los datos de la historia clínica y el examen físico aportan información valiosa para orientar los estudios de etapas posteriores; en algunos casos incluso pueden permitirnos establecer un diagnóstico fenotípico de una inmunodeficiencia primaria.

Los principales estudios que se deben realizar en esta primera etapa incluyen:

1.1. Hemoleucograma con sedimentación, extendido de sangre periférica y recuento de plaquetas (9).

Se debe prestar atención ante la presencia de los siguientes hallazgos, que sugieren el diagnóstico de una deficiencia inmune:

  • Anemia moderada a severa, especialmente con características de cronicidad (hipocromía, micrococitosis, etc.)
  • Granulocitopenia (neutropenia): este hallazgo puede enfocar el diagnóstico a anormalidades tales como la neutropenia congénita severa Enfermedad de Kostmann), el síndrome de Schwachman, la neutropenia cíclica, la disgenesia reticular, la mielocatexis y el síndrome de Chediak-Higashi. También se encuentran asociadas a otras inmunodeficiencias como la agamaglobulinemia ligada al cromosoma X, el síndrome de hiperinmunoglobulinemia M (HIM), la inmunodeficiencia común variable, el enanismo con extremidades cortas y la deficiencia selectiva de IgA (9,10).
  • Neutrofilia: es una manifestación característica de la deficiencia de adhesión leucocitaria tipo I, aun en aquellos períodos en los que el paciente está libre de infección (10). Sin embargo, puede ser un hallazgo frecuente en otras deficiencias inmunes que cursan con infecciones por gérmenes piógenos.
  • Granulaciones citoplasmáticas anormales, de gran tamaño, en diferentes líneas celulares sanguíneas pero especialmente aparentes en los neutrófilos, son un rasgo morfológico típico del síndrome de Chediak-Higashi; un hallazgo similar se observa en el síndrome de Griselli (11).
  • Linfopenia: es la característica predominante en la mayoría de las inmunodeficiencias severas combinadas. También se encuentran en otras inmunodeficiencias como la agamaglobulinemia ligada al X, en la ataxia telangiectasia y en algunas formas de inmunodeficiencia común variable(11).
  • Eosinofilia: Presente en mútiples inmunodeficiencias como los síndromes de Hiper-IgE, Wiskott Aldrich, Omenn y Nezelof, también se puede presentar en neutropenias congénitas y en ciertos casos de inmunodeficiencia severa combinada (8).
  • Trombocitopenia con microtrombocitos: es un hallazgo fundamental para el diagnóstico del síndrome de W iskott-Aldrich(10).

1.2. Análisis para determinar los gérmenes causales de las infecciones y su sensibilidad a los antimicrobianos.

La etiología de las infecciones es un rasgo que caracteriza a los diferentes grupos de inmunodeficiencias, y por lo tanto es fundamental tratar de establecer el tipo de germen causal de cualquier infección en un paciente con inmunodeficiencia (11). Se reconocen las siguientes asociaciones:

  • Las deficiencias de anticuerpos presentan infecciones producidas fundamentalmente por Haemophilus influenzae, Streptococcus pneumoniae, Staphylococcus aureus, Salmonella spp, Micoplasma spp, Giardia lambia, Campylobacter spp, enterovirus (polio, ECHO).
  • En las deficiencias de la inmunidad celular se encuentran microorganismos tales como Pneumocytis carinii, Cryptococcus neoformans, Candida albicans, micobacterias, citomegalovirus, virus respiratorio sincitial, herpes virus, adenovirus, molusco contagioso y otros gérmenes intracelulares oportunistas.
  • El déficit de las células fagocíticas se asocia con infecciones producidas principalmente por Staphylococcus aureus, Pseudomonas spp, Serratia marsescens, Klebsiella spp, Escherichia coli, Burkholderia cepacia, Proteus spp, Aspergillus spp, Candida albicans, Nocardia spp.
  • En las alteraciones combinadas de la inmunidad celular y de los fagocitos se encuentran infecciones por Staphylococcus aureus, Haemophilus influenzae, Streptococcus pneumoniae, Candida albicans, Aspergillus spp y bacilos gram negativos.
  • Las infecciones en las deficiencias del complemento por lo general son debidas a bacterias capsuladas como estreptococos, neisserias y Haemophilus influenzae.

De acuerdo con el germen causal se puede establecer que las deficiencias de la inmunidad humoral (anticuerpos y complemento) y de las células fagocíticas generalmente presentan infecciones por microorganismos extracelulares, mientras que los defectos de la inmunidad mediada por células se caracterizan por infecciones producidas por gérmenes intracelulares.

1.3. Electroforesis de proteínas séricas.

Ofrece una visión general de la composición y distribución de las proteínas circulantes del paciente. Con la determinación de las proteínas totales, su distribución y la relación entre albúmina y globulinas se establece un importante parámetro del estado nutricional (12). Además, se deben considerar los siguientes aspectos:

  • Aproximadamente el 90% de la fracción α-1 antitripsina, cuya deficiencia es una causa de infecciones recurrentes especialmente del aparato respiratorio. Esta fracción se encuentra elevada en la ataxia telangiectasia por un aumento en la producción de a fetoproteína.
  • Los factores del complemento más importantes se encuentran representados en la fracción β.
  • En la fracción γ migran las diferentes inmunoglobulinas séricas y el mayor porcentaje corresponde a la IgG, por lo tanto con este examen se puede detectar fácilmente una disminución de inmunoglobulinas. Se considera hipogamaglobulinemia la presencia de menos de 500 mg/dL en esta fracción y agamaglobulinemia cuando los niveles son menos de 200 mg/dL. En individuos inmunocompetentes o en deficiencias de células fagocíticas o del complemento es común encontrar una hipergamaglobulinemia reactiva ante los procesos infecciosos.

1.4. Estudios imaginológicos cuando sean necesarios (Rx de tórax, TAC, etc.).

Estos pueden revelar hallazgos como el tamaño del timo, la presencia de neumonías supurativas con desarrollo de neumatoceles y empiemas, alteraciones osteocondrales, abscesos en órganos profundos, fístulas u otros defectos anatómicos, así como la presencia de cuerpos extraños.

2. Estudios de la segunda etapa

La decisión acerca de cuáles análisis realizar en esta fase del estudio está determinada por los hallazgos obtenidos en la historia, el examen físico y los resultados de los estudios de la primera etapa. Estos se requieren para realizar un diagnóstico fenotípico, orientar el manejo terapéutico y, en ocasiones, definir el pronóstico. Debido a las implicaciones que tiene para el paciente y la familia el diagnóstico de una inmunodeficiencia primaria, todo resultado debe estar respaldado por una segunda prueba de laboratorio confirmatoria.

2.1. Deficiencias en la inmunidad humoral específica

  • Dosificación de las inmunoglobulinas séricas (IgG, IgA, IgM): Este examen nos permite confirmar y determinar cuantitativamente el grado de deficiencia de anticuerpos. Como se mencionó previamente para la fracción gamma de la electroforesis, en los mayores de dos años se considerará hipogamaglobulinemia cuando los niveles de IgG sean menores de 500 mg/dL y agamaglobulinemia cuando sean menores de 200 g/dL. En los menores de dos años se tendrán en cuenta los niveles establecidos de acuerdo con la edad (media +- dos desviaciones estándar) al momento de defenir una deficiencia cuantitativa. La definición de deficiencia selectiva de IgA exige un valor mínimo de 5 mg/dL y la deficiencia de IgM un valor menor de 10 mg/dL (5, 8, 11). Como patrón de referencia se recomienda seguir las tablas regionales de valores de inmunoglobulinemias séricas por edad y sexo (13).
  • En los pacientes con sospecha de agamaglobulinemia ligada al X se realiza la cuantificación de linfocitos B maduros en sangre periférica por medio de la determinación de los linfocitos CD19+ con citometría de flujo, ya que su ausencia ayuda a confirmar esta entidad (14). Dicha prueba también se debe realizar en aquellos niños con hipogamaglobulinemia transitoria de la infancia con el propósito de una forma menos severa de agamaglobulinemia ligada al cromosoma X.

Aunque el CD19 es el marcador más usado para establecer la población de células B, se pueden usar otros marcadores como el CD20, CD21 y CD22.

  • Las isohemaglutininas séricas (anticuerpos naturales tipo IgM) están ausentes en la agamaglobulinemia ligada al X y en el síndrome de Wiskott-Aldrich. La evaluación de estos anticuerpos es importante en la evaluación y el diagnóstico diferencial de la hipogamaglobulinemia transitoria de la infancia, enfermedad que se caracteriza por presentar valores normales de ellas (15).
  • Cuando los niveles de IgG sérica son normales pero el cuadro de infección recurrente anormal es altamente sugestivo de una deficiencia de anticuerpos, se deben determinar las concentraciones de las diferentes subclases de IgG (IgG1, IgG2, IgG3, IgG4). Los valores normales de cada subclase han sido difíciles de determinar, sin embargo, se recomienda considerar los porcentajes establecidos para cada una de ella (se consideran porcentajes normales: IgG1 60 a 64%; IgG2 20 a 26%; IgG3 6 a 8%; IgG4 1 a 4%) (16). Dado que la IgG1 comprende dos terceras partes de la IgG sérica total, la deficiencia selectiva de esta subclase no se ha descrito, pues todos los posibles afectados se presentan como una verdadera hipogamaglobulinemia.
  • Si también las subclases de IgG son normales, se sugiere evaluar funcionalmente la producción de anticuerpos específicos en respuesta a los antígenos suministrados en la vacunación (7, 11, 17). Para determinar la respuesta ante antígeno proteicos se determina los anticuerpos contra hepatitis B, rubéola o sarampión después de haber recibido la respectiva vacuna; para analizar la respuesta a polisacáridos se analizan los anticuerpos dirigidos contra Haemophilus inflluenzae b (PRP), contra diferentes serotipos de neumococo o por la cuantificación de antiestreptolisinas (AELO).
  • Otras pruebas: debido a la alta frecuencia de trastornos autoinmunes asociados a las deficiencias de anticuerpos, se recomienda realizar la determinación de autoanticuerpos (ANAs, ENA, factor reumatoideo, etc.).

2.2. Deficiencia en la inmunidad celular específica (linfocitos T)

  • En todo aquel paciente que se sospeche de inmunodeficiencia celular se debe descartar en primer término una infección por el VIH (3), por lo tanto es mandatario realizar pruebas presuntivas para este virus, y si es del caso, recomendar pruebas confirmatorias.
  • Pruebas de hipersensibilidad retardada: están indicadas en los mayores de 1 año. Una de las más útiles es la evaluación de la respuesta inmune a la Cándida, la cual se hace aplicando 0,1 mL de candidina intradérmica; ésta se considera positiva una induración mayor de 5 mm leída a las 48 horas. También se puede evaluar con PPD, tricofitina, toxoide tetánico, antígenos del virus de la papera o realizando una sensibilización previa con DNCB (15). Se debe tener en cuenta que es necesaria la exposición anterior (y ojalá repetida) al antígeno, además el consumo de ciertos medicamentos, en especial esteroides, que pueden suprimir la respuesta.
  • Cuantificación de subpoblaciones de linfocitos en sangre periférica por cartometría de flujo: porcentaje y valor absoluto de los linfocitos CD3+, CD4+ CD8+ y CD16+/CD56+.

Los resultados se deben analizar teniendo en cuenta los valores establecidos para la edad (14). Estas poblaciones se encuentran francamente disminuidas o ausentes en los pacientes con inmunodeficiencia celular severa, sea combinada o no con déficit de Anticuerpos. En algunos casos, dependiendo de la alteración molecular responsable de la inmunodeficiencia, algunas de estas poblaciones se encuentran más comprometidas que otras, lo cual genera distintos patrones de alteración.

Por ejemplo, cuando hay un defecto en la cadena gamma común de receptores de citoquinas (IL-2, IL- 4, IL-7, IL-9, IL-15 e IL-21), las poblaciones de células T (CD3, CD4 y CD8) y células NK (CD16/CD56) están ausentes o muy disminuidas, mientras que las células B (CD19) están normales. De otro lado, cuando existe una alteración en el proceso de recombinación de las regiones variables de los receptores específicos de antígeno (receptor de la célula T y anticuerpos), las poblaciones de células T y B están ausentes, pero las células NK están normales.

  • Análisis de otras moléculas de los linfocitos utilizando la citometría de flujo: Cuando se sospecha de un defecto molecular específico, se debe analizar la expresión de moléculas esenciales para la diferenciación y función del sistema inmune, tales como las moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad (para diagnóstico del síndrome del linfocito desnudo), CD3, CD7, CD25, CD154 (éste es el ligando de CD40, el cual está alterado en el síndrome de hiper IgM), cadena gamma común (está ausente o alterada en la inmunodeficiencias severa combinada ligada al X).
  • Dosificación de inmunoglobulinas séricas (IgG, IgA, IgM, IgE): estos anticuerpos se cuantifican cuando se sospecha una inmunodeficiencia severa combinada. Si las cifras de IgG son anormales, se deben avaluar también los linfocitos CD19+ en sangre periférica. Cifras elevadas de IgE sérica se encuentran características en algunas formas de inmunodeficiencia severa combinada y en los síndromes de Omenn, Nezelof y Wiskott-ldrich
  • Otras pruebas: Las dosificaciones de hormonas séricas (tiroidea, adrenocorticales, etc.), calcio y fósforo se solicitarán cuando estén indicadas, en especial en la candidiasis mucocutánea crónica y en el síndrome de DiGerorge.

2.3. Deficiencias de las células fagocíticas

  • Reducción del itroazul e Tetrazolium (NBT) en placa por los neutrófilos de sangre periférica (en reposo y activados con PMA). Esta prueba permite evaluar de manera rápida y sencilla la activación del complejo enzimático NADPH oxidasa de los fagocitos y la producción de especies reactivas del oxígeno a partir de éste. Esta prueba es muy importante para descartar la enfermedad granulomatosa crónica y la deficiencia de G6PDH, entidades en las cuales existen defectos en la explosión respiratoria de los fagocitos (3).
  • Estudio de la explosión respiratoria por medio de citometría de flujo midiendo la oxidación de la rodamina 123. Esta técnica permite confirmar los efectos en la explosión respiratoria de las células fagocíticas y al mismo tiempo cuantificar la severidad de la deficiencia, así como detectar las madres portadoras de un defecto molecular en la forma de enfermedad granulomatosa crónica ligada al cromosoma X.
  • Si se sospecha una neutropenia cíclica, se deben realizar al menos dos leucogramas por semanas durante 6 semanas, con el fin de observar la típica caída de las cifras de neutrófilos circulantes durante la crisis de la enfermedad y el ascenso unos pocos días después con la recuperación clínica (18).
  • La confirmación de una deficiencia de adhesión leucocitaria tipo I se hace mediante la evaluación de las b2 integrinas leucocitarias (CD11a, b, /CD18) en la superficie de los glóbulos blancos por citometría de flujo (18)
  • En el caso de un síndrome de Hiper-IgE se requiere determinar los niveles séricos de IgE y la capacidad de respuesta inmune mediante las pruebas de hipersensibilidad retardada aplicando PPD y/o candidina intradérmicos.

2.4. Deficiencia del Complemento

  • Dosificación sérica de C3 y C4 (ver tabla).
  • Determinación de la actividad hemolítica 50 (CH50) en el suero del paciente: evalúa la actividad funcional de la vía clásica de activación del complemento, desde C1 hasta C9; no descarta alteraciones en la vía alterna (8).
  • En casos de edema angioneurótico recurrente, severo o con antecedentes familiares, se deben determinar en suero la concentración del inhibidor de C1 esterasa (C1NH).
  • En casos de hemoglobinuria paroxística nocturna, evaluar por citometría de flujo la expresión del marcador CD59 en glóbulos rojos.

Tabla. Interpretación de los niveles de C3, C4 y CH50 séricas.

tabla C3 C4 CH50

3. Estudios de la tercera etapa

En esta fase de la evaluación de una inmunodeficiencia primaria se deben realizar estudios que permitan caracterizar la enfermedad desde el punto de vista funcional y molecular, lo que además de determinar las bases moleculares del defecto facilitará una acertada consejería genética a los familiares y, en ocasiones, la factibilidad de un transplante de médula ósea.

En algunos pacientes puede ser pertinente realizar un estudio de su cariotipo con el propósito de determinar la presencia de anormalidades cromosómicas que indiquen un defecto molecular de gran magnitud. Esto puede ser el caso cuando existe un defecto inmune asociado a una alteración en algún otro órgano o tejido, por ejemplo, una enfermedad granulomatosa crónica ligada al sexo asociada con anemia hemolítica o distrofia muscular o una inmunodeficiencia que se presenta simultáneamente con retraso mental o asociada a un desorden neurológico, lo cual puede ser consecuencia de una deleción cromosómica que involucra una región de DNA que contiene varios genes.

Además de lo anterior se deben realizar exámenes que dependerán del componente del sistema inmune afectado:

3.1. Deficiencias en la inmunidad humoral específica

  • Producción de anticuerpos in vitro: por medio de un cultivo de células mononucleares estimuladas con mitógenos y antígenos, evaluando la secreción de diferentes anticuerpos en los sobrenadantes por ELISA (15).
  • Western blot (inmunodetección): para evaluar la expresión de proteínas responsables de defectos en la función de las células B tales como la tirosina kinasa de Bruton (Btk) en el caso de una agamaglobulinemia ligada al X o de la molécula coestimuladora inducible (ICOS) que se encuentra ausente en algunos pacientes con inmunodeficiencia común variable.
  • Estudios genéticos moleculares para la caracterización de mutaciones en los genes que pueden estar afectados, lo cual depende de la presunción hecha con base en los estudios anteriores. Esta caracterización se puede realizar por medio de polimorfismos conformacionales de cadena sencilla el DNA (SSCP) y por el secuenciamiento del DNA.

3.2. Deficiencias de la inmunidad celular específica o deficiencias combinadas

  • Evaluación funcional en cultivo de células mononucleares de sangre periférica estimuladas con mitógenos (PHA, ConA, PWM) y antígenos (Candidina, toxoide tetánico), para determinar la proliferación y la producción de citoquinas (ELISA o por citometría de flujo). También se puede evaluar realizando un cultivo mixto de linfocitos para determinar la respuesta alogénica (15).
  • Fenotipificación del HLA en los afectados y familiares en primer grado cuando se sospeche una inmunodeficiencia por déficit de las moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad (síndrome del leucocito desnudo).
  • Determinaciones enzimáticas: adenosín deaminasa (ADA) y purina purina nucleósido fosforilasa (PNP), cuando se sospeche inmunodeficiencia combinada por deficiencia de estas enzimas; éstas se miden en lisados de glóbulos rojos (15).
  • Estudios por citometría de flujo de la expresión de moléculas de membrana en los leucocitos: receptores de citoquinas (IL-2, IL-12, IFN gamma), moléculares de activación (CD69, CD45RO) o de coestimulación (CD40L, CD28, CD80, CD86).
  • Western blot: para evaluar la expresión de proteínas de señalización intracelular como ZAP-70, JAK-3, cadena gamma común, CD154, etc.
  • Estudios genético-moleculares para la caracterización de mutaciones en las diferentes inmunodeficiencias de acuerdo a las alteraciones identificadas:SSCP y secuenciamiento del DNA.

3.3. Deficiencias de las células fagocíticas (3)

  • En los pacientes con sospecha de Síndrome de Hiper-IgE: evaluación funcional por cultivos de células mononucleares de sangre periférica estimuladas con mitógenos y antígenos, para determinar la producción de citoquinas y la proliferación
  • Evaluación de la quimiotaxis de los neutrófilos de sangre periférica in vitro (migración bajo gel de agarosa); se encuentran anormalidades en los síndromes de Hiper-IgE, Chediak-Higashi y en las deficiencias de adhesilón leucocitaria.
  • Estudio de la explosión respiratoria de los neutrófilos por quimioluminiscencia, cuantificación de la producción de anión superóxido por espectrofotometría.
  • Determinaciones enzimáticas: G6PDH.
  • Western blot para evaluar la expresión de las proteínas del sistema NADPH-oxidasa: gp91phox, p22 phox, p47phox y p67phox.
  • Estudios genético-moleculares para la caracterización de mutaciones en los genes que se consideren responsables de las deficiencias de las células fagocíticas identificadas: SSCP y secuenciamiento.

Autores

Pablo Javier Patiño, MD, DSc (a); Helí Salgado, MD; Diana García de OD, MD (a); Carlos Julio Montoya, MD, MSc (a)

(a) Grupo de Inmunodeficiencias Primarias, Facultad de Medicina – Corporación Biogénesis, Universidad de Antioquia.

ppatino@catios.udea.edu.co. Salud Uninorte. Barranquilla (Col.), 17: 40-50, 2003

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Fuente: BioReview

Prueba de sangre detecta biomarcadores en cáncer de páncreas

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Los nucleosomas son las subunidades repetidas de ADN y las proteínas histonas que constituyen la cromatina humana; debido a su liberación en la circulación, los niveles de nucleosomas intactos en suero o plasma pueden servir como biomarcadores diagnósticos de la enfermedad y se han reportado niveles elevados en varios tipos de cáncer.

Científicos clínicos de la Universidad de Lund y el Hospital Universitario de Skåne (Lund, Suecia) llevaron a cabo un estudio prospectivo formado por 59 personas, que incluían muestras de suero de 25 pacientes con cáncer de páncreas, 10 con enfermedad pancreática benigna y 24 controles sanos. Puesto que la detección del cáncer de páncreas en etapa tardía es de poco valor clínico, todos los individuos incluidos en este estudio fueron seleccionados teniendo en cuenta que tuvieran una enfermedad en estadio temprano operable. Todos los pacientes fueron sometidos a resección pancreática con intención curativa, con 23 pacientes a quienes se les practicóuna duodenopancreatectomía y dos pacientes a quienes les practicaron una pancreatectomía distal.

Los perfiles epigenéticos de los nucleosomas libres de células (cf), de los nucleosomas de individuos con cáncer de páncreas, deindividuos con otras enfermedades pancreáticas y de los individuos control sanos, fueron investigados mediante un ensayo inmunoenzimático (ELISA) NuQ (VolitionRx Limited; Namur, Bélgica).Se midieron nueve características epigenéticas de los nucleosomas libres de células en el suero. La sensibilidad diagnósticapara los biomarcadores basados en nucleosomas individuales al 90% de especificidad, varió de 0% a 40% para el cáncer, frente a los individuos saludables y con enfermedades benignas y de 0% a 60% para el cáncer versus saludable.

El análisis de las muestras de sangre demostró que un panel de cinco ensayos NuQ pudo diferenciar el 84% (21 de 25) de los casos de cáncer pancreático en las primeras etapas de los individuos sanos, encontrándose sólo dos resultados falsos positivos entre los individuos sanos. La tasa de detección de la prueba se pudo mejorar aún más hasta llegar a 92% (23 de 25) de los casos de cáncer mediante la inclusión del biomarcador clásico del cáncer,el CA19-9, sin obtener resultados falsos positivos entre los individuos sanos.

Roland Andersson, MD, PhD, Profesor de Cirugía, y autor principal del estudio, dijo: “El cáncer de páncreas tiene un mal pronóstico, con una tasa de supervivencia a cinco años de sólo el 6% y el 7%, debido principalmente a la naturaleza asintomática de sus etapas tempranas, un comportamiento biológico agresivo y las limitaciones de las tecnologías de detección actuales. Nuestro estudio piloto muestra que la herramienta de diagnóstico basada en la determinación de NuQ en la sangre de VolitionRx detecta y diferencia a los pacientes con cáncer de páncreas de aquellos con casos benignos y de pacientes sanos con exactitud. En un nivel práctico, se trata de pruebas que utilizan un solo pequeño volumen de sangre, y que tienen potencial como una opción de detección valiosa, ya que la prueba es capaz de detectar con alta sensibilidad incluso etapas tempranas de la enfermedad”. El estudio fue publicado el 7 de octubre de 2015, en la revista Clinical Epigenetics.

Fuente: LabMedica

Estudian los efectos de la enfermedad de Chagas en el embarazo

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Un grupo de investigación del Instituto de Inmunología Clínica y Experimental de Rosario (IDICER) estudia la relación maternofetal en la enfermedad de Chagas, es decir, qué pasa cuando una mujer que es portadora de la enfermedad está embarazada y cómo repercute esto en la generación de la futura respuesta del sistema inmune que tendrá ese bebé.

“Nuestro interés es estudiar la relación maternofetal teniendo en cuenta que el sistema inmune se autogenera en el período de gestación. De acuerdo a lo que sucede en ese momento se van formando todos los conocimientos acerca de lo que el sistema inmune va a responder o no”, indicó el Dr. Héctor Dávila, integrante del Laboratorio de Estudios en Enfermedad de Chagas del IDICER y docente de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario.

Dávila, quien trabaja en el tema hace más de veinte años, y dirige el equipo que integran Silvia Revelli, Griselda Dídoli y Oscar Bottasso, explicó que el sistema inmune es un conjunto de estructuras y procesos biológicos que lo protege contra enfermedades, y que detecta una amplia variedad de agentes infecciosos como bacterias, virus y parásitos y necesita distinguirlos de las células propias del organismo para funcionar correctamente.

“El bebé que se está desarrollando, su sistema inmune se está forjando en contacto con la respuesta inmune de la madre y con el antígeno de Trypanosoma cruzi”, indicó Dávila, para luego agregar que en el trabajo experimental que se desarrolló en el Instituto de Inmunología se detectaron resultados positivos. Esto significa que efectivamente la situación de la madre condiciona la respuesta inmune que va a dar su hijo.

“Se sabe que alrededor de 5% de las mujeres infectadas tienen hijos infectados. Es un porcentaje bajo, y no depende de la cantidad de parásito que tenga en la sangre la madre, pero aún no se sabe por qué sucede esto”, manifestó Dávila y añadió que en su modelo experimental en ratas también obtuvieron ese porcentaje de transmisión a la descendencia.

“En las personas que han tenido contacto tempranamente con el antígeno para T. cruzi, la respuesta inmune se ve modificada, esté o no infectada la cría; es decir, se modula la respuesta inmune de forma distinta con respecto a T. cruzi: es como si ya lo conociera”, agregó. El investigador comentó que también modifica la aparición de las lesiones histológicas, que son procesos inflamatorios en los tejidos del individuo infectado. Se disminuye significativamente el porcentaje de personas que desarrollan lesiones histopatológicas, aunque tampoco se conocen, por el momento, las causas de este cambio.

Fuente: REC

La lucha contra el sarampión, nuevo foco de la GAVI

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“El sarampión es extremadamente infeccioso, mucho más que la enfermedad por el virus del Ébola. Si alguien entra en una habitación horas después de que un enfermo haya estado en ella puede contaminarse”, aseguró hoy Seth Franklin Berkley, consejero delegado de la GAVI.

En sus quince años de historia, la GAVI ha apoyado programas contra el sarampión en los 73 países que apoya, pero a pesar de ello, muchos no están cumpliendo con los objetivos.

Las muertes se han reducido desde una media de 500.000 al año a 114.900 en 2014, pero la enfermedad aún es un enorme lastre para muchas sociedades.

Es por ello que la entidad ha decidido centrarse en los próximos cinco años en dar impulso a las campañas de vacunación contra el sarampión. Esta vacuna se presenta en distintos formatos: una o dos dosis, y a menudo se conjuga con la vacuna de la rubéola.

La rubéola, que se transmite de la madre gestante a su hijo, es pocas veces mortal, pero puede dejar importantes secuelas físicas como malformaciones mentales o sordera.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), anualmente 100.000 niños nacen con rubéola congénita, la mayoría de ellos en África y el Sudeste Asiático.

El Consejo de Administración de la GAVI ha decidido invertir en sus programas de inmunización para el sarampión y la rubéola 820 millones de dólares entre 2016 y 2020. Con esta inversión, la GAVI pretende salvar un millón de vidas.

El dinero servirá en 75% para financiar los programas de inmunización, y el otro 25% para reforzar los sistemas de salud de los países.

“El sarampión es un indicador de la fuerza del sistema de inmunización de un país. Donde hay brotes de sarampión puedes estar seguro que la cobertura de otras vacunas también es baja. El dinero servirá para luchar contra la enfermedad pero también para mejorar el sistema en general”, explicó Berkley.

Actualmente, menos de 5% de los niños en el mundo obtienen las 11 vacunas recomendadas por la OMS. Dicho de otra forma, 18 millones de menores de edad no obtienen los niveles de inmunización contra enfermedades mortales que deberían.

Las 11 vacunas recomendadas son: la hepatitis B; la difteria; el tétanos; la tos convulsa; la infección por Haemophilus influenzae tipo B –conocida como pentavalente–; el neumococo; el rotavirus; la poliomielitis; el sarampiónrubéolaparotiditis; la tuberculosis, y la varicela.

“El porcentaje de países con baja inmunización es muy alto y hay que luchar contra eso. Hay países que en general tienen poca cobertura, pero también debemos intentar equilibrar las disparidades en los propios países con zonas de cobertura de 80% y otras con tan solo 10%”.

Los diez países con peores niveles de inmunización son: India, Nigeria, Pakistán, Indonesia, Etiopía, República Democrática del Congo, Uganda, Chad, Kenia y Afganistán.

Los países con mayores disparidades son Somalia, Sudán del Sur, República Centroafricana, Yemen, Madagascar, Níger, Mozambique, Haití, y Myanmar.

El objetivo es lograr 90% de cobertura inmunitaria en 80% de los distritos de todos los países.

En los últimos quince años, la GAVI ha ayudado a inmunizar a 500 millones de niños y ha evitado 7 millones de muertes.

Fuente: REC

Autoanticuerpos en Neurología: Uso Clínico

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La determinación de autoanticuerpos puede ser de gran ayuda en la práctica clínica, siempre y cuando se entiendan las implicaciones que cada uno de ellos tiene, ya sea como herramienta diagnóstica, pronóstica, de clasificación o de investigación de mecanismos fisiopatogénicos.

Los anticuerpos implicados en enfermedades vasculíticas son, por lo general, insuficientes por sí mismos para diagnosticar entidades específicas, y debemos apoyarnos en los hallazgos clínicos, evolución y otros estudios.

En el caso de los síndromes paraneoplásicos neurológicos, no siempre se presentan los autoanticuerpos, y, en caso de presentarse, se deben buscar intencionadamente los tumores asociados con el síndrome clínico y con el anticuerpo en cuestión.

En las miopatías, asimismo, se debe tener en cuenta que existen autoanticuerpos específicos y otros asociados, y en la neuropatías disinmunes, los diversos anticuerpos se pueden asociar a más de una entidad clínica con diferentes frecuencias.

En lo referente a enfermedades desmileinizantes, sólo la neuromielitis óptica se destaca por la importancia diagnóstica que tienen en ella los autoanticuerpos.

Autoanticuerpos en Neuropatías Periféricas Disinmunes

Los anticuerpos desempeñan un papel importante en las neuropatías periféricas de origen inflamatorio; aunque los mecanismos fisiopatogénicos no se han dilucidado con claridad, la presencia de estos anticuerpos específicos en asociación con una polineuropatía es de interés en la práctica clínica diaria. Existen tres neuropatías periféricas asociadas a anticuerpos: las polineuropatías inflamatorias o disinmunitarias agudas y crónicas, las neuropatías asociadas a gammapatías monoclonales, y las neuropatías paraneoplásicas. En estas últimas igual que en las asociadas a gammapatías monoclonales, se ha descrito la presencia de anticuerpos contra glucoproteínas y gangliósidos .Específicamente anticuerpos contra antígenos glucídicos de glucoproteínas (glicoproteínas asociadas a mielina, MAG) y glucolípidos de membrana celular (gangliósidos).

Anticuerpos anti-MAG

Se encuentran presentes en el 50-60% de las gammapatías monoclonales tipo IgM asociadas a polineuropatías, con una sensibilidad del 97% y especificidad del 86%, bajo la técnica de ELISA a títulos superiores de 10.000 BTU (Unidades de Título Bühlmann). Se ha descrito que dichos anticuerpos reconocen el epítope HNK-1, el mismo epítope relacionado con otras proteínas asociadas a la mielina, como la proteína periférica de la mielina 22 (PPM-22), proteína 0 (P0) y glucolípidos en el nervio periférico, como sulfato-3 glucoronil paraglobosida (SGPG) y sulfato- 3 glucoronil lactosaminil paraglobosida (SGLPG). Pacientes con anticuerpos anti-MAG negativos y anticuerpos anti-SGPG positivos pueden corresponder al fenotipo de neuropatía motora multifocal con bloqueo de la conducción. Su rol patogénico es relativamente bien conocido. En pruebas de inmunohistoquímica, estos anticuerpos colorean en las vainas de mielina y en la biopsia de nervio de los pacientes con anticuerpos anti-MAG existe una alta concentración de depósitos de IgM en las regiones paranodales de las incisuras de Schmidt-Lanterman. Desde el punto de vista clínico, la neuropatía anti-MAG se caracteriza por polineuropatía sensitiva, ataxiante, de lenta progresión, que raras veces compromete de forma importante la motricidad y afecta más a las porciones distales de las extremidades inferiores que de las superiores.

Anticuerpos Antigangliósidos

Los esfingolípidos se dividen en tres subclases: las esfingomielinas, los glucoesfingolípidos y los gangliósidos. Los gangliósidos están concentrados en gran cantidad en las células ganglionares del sistema nervioso central y periférico, y participan en la estabilidad estructural de la vaina de mielina y axón. Los autoanticuerpos antigangliósidos se han descrito para un número reducido de patologías agudas y crónicas, tanto de predominio motor como sensitivo y sensitivomotor. Suelen estar asociados más frecuentemente a gammapatías monoclonales y policlonales. Se ha descrito una serie de autoanticuerpos antigangliósidos o antiglucolípidos, y los más importantes son: GM1, GM1b, GD1a, GD1b, GD3, GT1a, GT1b, GQ1b y LM1. Por técnica de inmunoblot o ELISA, estos anticuerpos tienen la capacidad para discriminar entre neuropatías periféricas motoras puras y enfermedades de motoneurona, con una sensibilidad del 73%, especificidad del 83%, VPP del 60% y VPN del 91%.

Los anticuerpos anti-GM1 se han implicado principalmente en tres entidades nosológicas: síndrome Guillain-Barré, en sus variantes axonales AMAN (acute motor axonal neuropathy) y AMSAN (acute motor sensory axonal neuropathy), neuropatía motora multifocal con bloqueo de la conducción y enfermedades de neurona motora. Su rol fisiopatológico aún no está claro; sin embargo, pruebas in vitro han determinado la unión de los anticuerpos a nivel de los nodos de Ranvier, que activa la cascada del complemento y macrófagos sin causar bloqueo de la conducción para los casos de neuropatías inflamatorias desmielinizantes y axonales. En el caso de la neuropatía motora multifocal con bloqueo de la conducción, la presencia de estos anticuerpos mayormente policlonales es del 50-60%, y la sensibilidad puede aumentar hasta el 85% a través de una técnica de ELISA covalente.

En las formas sensitivomotoras del síndrome de Guillain- Barré se han encontrado los anticuerpos anti-GM2 en pacientes con infección previa del virus del citomegalovirus. La variante oftalmopléjica y atáxica conocida como síndrome de Millar Fisher da cuenta de la presencia de antigangliósidos de la clase GQ1b hasta en un 90-97,3% de casos , y para la variante bulbar se describen los anticuerpos anti-GT1a. Por otro lado, los autoanticuerpos antigangliósidos dirigidos contra estructuras polisialosiladas, como GD3, GD1b, GT1b y GQ1b, se pueden encontrar en una rara entidad causante de una neuropatía sensitivoataxiante crónica llamada CANOMAD (chronic ataxic neuropathy ophthalmoplegia M-protein agglutination disialosil antibodies), que se asocia a una oftalmoparesia intermitente desencadenada por un proceso infeccioso previo. La oftalmoparesia se encuentra en estrecha relación con los títulos del anti-GQ1b, lo que sugiere un papel fisiopatológico en la afección de las estructuras nerviosas oculomotoras. A pesar de los importantes avances en el conocimiento de los anticuerpos en las neuropatías periféricas, restan aún muchas interrogantes por resolver con el propósito de comprender mejor los procesos fisiopatológicos involucrados en estas enfermedades y mejorar la propuesta terapéutica.

Autoanticuerpos en Enfermedades Desmielinizantes

La Enfermedad Desmielinizante más frecuente es la Esclerosis Múltiple, en la que se han estudiado anticuerpos antimielina sin resultados de consideración diagnóstica; sin embargo, es la neuromielitis óptica, o Enfermedad de Devic, actualmente bien diferenciada de la Esclerosis Múltiple, la que presenta una asociación relevante con autoanticuerpos.

Anticuerpos Antimielina

Los anticuerpos antimielina comprenden los dirigidos contra la glicoproteína de la mielina del oligodendrocito (anti-MOG) y los dirigidos contra la proteína básica de la mielina (anti-MBP). Los anti-MOG se presentan en un gran número de enfermedades neurológicas, por lo que, para el caso de la Esclerosis Múltiple, la sensibilidad es apenas del 13,7%, a pesar de tener una especificidad superior al 90%. Por otra parte, se ha propuesto que estos anticuerpos antimielina pueden predecir la evolución del síndrome clínicamente aislado hacia la esclerosis múltiple clínicamente definida; esto sólo se ha demostrado mediante el uso de los criterios de Poser, tanto para anti-MBP+, anti-MOG+ y anti-MBP+/anti-MOG+, mientras que, utilizando los criterios de McDonald, no se encuentra dicha asociación.

Anticuerpos Antiacuaporina 4 (AQP4)

Estos autoanticuerpos, denominados también NMO-IgG, son específicos para la neuromielitis óptica. Su sensibilidad se ha comunicado en el 91%, y su especificidad en el 100%. Los títulos de este anticuerpo disminuyen con el tratamiento inmunosupresor y tienden a mantenerse en niveles bajos durante la fase de remisión. Estos anticuerpos también se encuentran en pacientes con mielitis transversa extensa sin mielitis óptica, que se considera una precursora de la neuromielitis óptica, y en el síndrome de riesgo alto de neuromielitis óptica.

Autoanticuerpos en movimientos anormales

Los trastornos postestreptocócicos del sistema nervioso central se han asociado a la presencia de autoanticuerpos dirigidos contra ganglios basales; las enfermedades bien reconocidas en este grupo son la Corea de Sydenham y la Encefalomielitis Aguda Diseminada Postestreptocócica, aunque existen otras no aceptadas totalmente, como en el denominado PANDAS o trastornos neuropsiquiátricos autoinmunes asociados a infecciones estreptocócicas, Síndrome de Gilles de la Tourette, trastorno obsesivo compulsivo y tics de inicio en el adulto. Mediante Western blot, la sensibilidad para discriminar entre Corea de Sydenham y PANDAS de otros movimientos anormales en niños es del 93%, con especificidad del 97%, VPP del 97%, VPN del 91%, y razón de verosimilitud positiva y negativa de 31 y 0,072, respectivamente Desafortunadamente, su papel patógeno no se ha demostrado de forma contundente, y, aunque pudieran tener utilidad como marcadores en contextos.

Fuente: Fares Taie Instituto de Análisis

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