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Entrevista con la Dra Sonia Gómez (Argentina): mecanismos de resistencia antimicrobiana

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Sonia Gómez es Doctora en Ciencias Biológicas por la Universidad de Buenos Aires. Es Investigadora Independiente del CONICET y Docente universitaria en la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Se ha iniciado como científica en la Academia Nacional de Medicina, estudiando los mecanismos antiinflamatorios desarrollados por el huésped en el Síndrome Urémico Hemolítico y su beca postdoctoral la realizó en la cátedra de microbiología, parasitología e inmunologia de la Facultad de Medicina de la UBA estudiando mecanismos antiiflamatorios desarrollados por el huésped durante la infección por Mycobacterium tuberculosis

Actualmente trabaja en la caracterización de ß-lactamasas de espectro extendido y carbapenemasas en aislamientos clínicos de enterobacterias y bacilos gram negativos no fermentadores.

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Enfermedad cardíaca y COVID-19

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Las personas con ciertas enfermedades cardíacas pueden ser más susceptibles a peores resultados con COVID-19, pero la razón por la que se desconoce. Una nueva investigación de Mayo Clinic indica que, en pacientes con un tipo específico de enfermedad cardíaca, miocardiopatía hipertrófica obstructiva (MCH), el corazón aumenta la producción del transcrito de ARN ACE2 y la proteína ACE2 traducida.

Normalmente, esta respuesta patológica a nivel celular podría ser el intento del corazón de compensar los cambios causados ​​por la enfermedad. Desafortunadamente, el SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19, secuestra estos receptores ACE2 en la membrana de las células y los usa para ingresar a las células. El virus no solo ingresa a través de ACE2, sino que también lleva esta proteína consigo, eliminando una vía de señalización protectora que normalmente contrarresta el impacto negativo de la hormona angiotensina II. Esta hormona aumenta la presión arterial y conduce a la retención de líquidos.

En el transcurso de un estudio de casi 20 años publicado en Mayo Clinic Proceedings, los investigadores analizaron muestras congeladas de tejido del músculo cardíaco de 106 pacientes que se sometieron a cirugía por miocardiopatía hipertrófica obstructiva. El grupo de control utilizó tejido cardíaco de 39 corazones de donantes sanos.

“De todas las transcripciones de ARN en todo el genoma humano, nuestra investigación reveló que la transcripción de ARN más regulada en el músculo cardíaco fue ACE2. De hecho, confirmamos un aumento de cinco veces en los niveles de proteína ACE2 en el músculo cardíaco de estos pacientes con obstructiva HCM “, dice Michael Ackerman, MD, Ph.D., cardiólogo genético de la Clínica Mayo. “Esto podría conectar los puntos y potencialmente explicar por qué a los pacientes con ciertas enfermedades cardíacas les va peor con COVID-19”.

El Dr. Ackerman es director del Laboratorio de Genómica de Muerte Súbita Windland Smith Rice de Mayo Clinic y autor principal del estudio. En este estudio participaron investigadores nacionales e internacionales.

El siguiente paso es buscar otros niveles elevados de ACE2 analizando el tejido cardíaco disponible de pacientes que han muerto por hipertensión y otras enfermedades cardíacas. El tejido pulmonar de las víctimas de COVID-19 también podría analizarse para ver si los niveles de ACE2 son más altos que en el tejido pulmonar normal.

“Este descubrimiento proporciona otra razón para que los pacientes que toman inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA) y los bloqueadores de los receptores de angiotensina II permanezcan con sus medicamentos para el corazón, como lo recomiendan todas las principales sociedades cardíacas”, dice el Dr. Ackerman. “Eliminar estos medicamentos en un paciente cuyo corazón tiene niveles elevados de proteína de ACE2 podría causar aún más daño tisular”.

Fuente: newswise.com

Foto: pexels.com

Informe de situación COVID-19 en Bolivia

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Reporta Álvaro Justiniano Grosz, Corresponsal de El Microscopio en Bolivia y Presidente de la COLABIOCLI.

Más información:

Los dirigentes mundiales se unen para velar por que todas las personas en todas partes puedan acceder a nuevas vacunas, pruebas y tratamientos contra la COVID-19

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Los Jefes de Estado y dirigentes sanitarios mundiales han suscrito hoy un compromiso de colaboración sin precedentes para acelerar el desarrollo y la producción de nuevas vacunas, pruebas y tratamientos contra la COVID-19 y garantizar un acceso equitativo a escala mundial.

La pandemia de la COVID-19 ya ha afectado a más de 2,4 millones de personas y se ha cobrado de 160 000 víctimas mortales. Impone una enorme carga sobre las familias, las sociedades, los sistemas de salud y las economías de todo el mundo y, mientras el virus amenace a un solo país, el mundo entero está en peligro.

Así pues, se necesitan urgentemente vacunas, pruebas diagnósticas y tratamientos innovadores contra la COVID-19, aunque se observen las medidas existentes para mantener a las personas físicamente distanciadas y para hacer pruebas y seguimiento de todos los contactos de las personas que dan positivo.

«Solo detendremos la COVID-19 si somos solidarios», señaló el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. «Los países, los asociados en el ámbito de la salud, los fabricantes y el sector privado deben actuar juntos para que los frutos de la ciencia y la investigación beneficien a todas las personas».

La labor ya se ha iniciado. Desde enero, la OMS colabora con investigadores de cientos de instituciones para desarrollar vacunas y someterlas a prueba, normalizar análisis y enfoques normativos en ensayos innovadores y definir criterios para dar prioridad a vacunas candidatas. La Organización ha precalificado pruebas diagnósticas que se utilizan en todo el mundo, y hay más en camino. Asimismo, está coordinando un ensayo de ámbito mundial para evaluar la seguridad y la eficacia de cuatro tratamientos contra la COVID-19.

El reto es acelerar y armonizar los procesos para garantizar que, cuando los productos se consideren seguros y eficaces, puedan llegar a los miles de millones de personas que los necesitan en todo el mundo. La experiencia pasada ‒por ejemplo, en los primeros días del tratamiento del VIH y en el despliegue de vacunas contra el brote de infección por el virus H1N1 en 2009‒ demuestra que incluso cuando las herramientas están disponibles, no todas las personas tienen acceso equitativo a ellas.

Por todo ello, hoy se han reunido varios dirigentes en un evento virtual, acogido conjuntamente por la Organización Mundial de la Salud, el Presidente de Francia, la Presidenta de la Comisión Europea y la Fundación Bill y Melinda Gates. Al evento se han unido el Secretario General de las Naciones Unidas, el Presidente de la Comisión de la Unión Africana, el Presidente del G20, los Jefes de Estado de Francia, Sudáfrica, Alemania, Viet Nam, Costa Rica, Italia, Rwanda, Noruega, España, Malasia y el Reino Unido (representado por el Primer Secretario de Estado).

Los dirigentes sanitarios de la Coalición para la Promoción de Innovaciones en pro de la Preparación ante Epidemias (CEPI), la Alianza Gavi para las Vacunas, el Fondo Mundial, el UNITAID, la Wellcome Trust, el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, la Federación Internacional de la Industria del Medicamento (IFPMA), la Red de Fabricantes de Vacunas de los Países en Desarrollo (DCVMN) y la Asociación Internacional de Medicamentos Genéricos y Biosimilares (IGBA), se comprometieron a unirse, guiados por la visión común de un planeta protegido para evitar el sufrimiento humano y las devastadoras consecuencias sociales y económicas de la COVID-19, con objeto de poner en marcha esta innovadora iniciativa de colaboración. A ellos se han unido dos enviados especiales: Ngozi Okonjo-Iweala, Presidenta de la Junta de la Gavi, y Sir Andrew Witty, antiguo Director Ejecutivo de GlaxoSmithKline.

Todos ellos se comprometieron a trabajar para lograr un acceso mundial equitativo que se base en una alianza sin precedentes. Acordaron crear una sólida voz común, partir de la experiencia y rendir cuentas ante el mundo, ante las comunidades y entre sí.

«Tenemos el compromiso común de velar por que todas las personas tengan acceso a todas las herramientas para prevenir, detectar, tratar y derrotar la COVID-19», señaló el Dr. Tedros. «Ningún país y ninguna organización puede hacer esto por sí solo. El Acelerador del acceso a las herramientas contra la COVID-19 conjuga el poder combinado de varias organizaciones para trabajar con rapidez y a escala».

Los dirigentes sanitarios hicieron un llamamiento a la comunidad mundial y a los dirigentes políticos para que apoyen este proyecto histórico de colaboración, y a los donantes para que aporten los recursos necesarios para acelerar el logro de sus objetivos, aprovechando la oportunidad que ofrece la iniciativa de promesas de contribuciones que comenzará el 4 de mayo de 2020. Esta iniciativa, encabezada por la Unión Europea, tiene por objeto movilizar los considerables recursos necesarios para acelerar la labor de proteger el mundo contra la COVID-19.

Fuente: OMS

La UNESCO lanza el movimiento ResiliArt para artistas y profesionales de la cultura para hacer frente a la COVID-19

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“En estos tiempos inestables e inciertos, necesitamos mirar las cosas que nos unen – las cosas que nos muestran el mundo en todas sus manifestaciones – y para ello necesitamos artistas”, dijo Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, en la presentación del movimiento y el debate de ResiliArt.“

ResiliArt tiene como objetivo reflejar el impacto que supone la pandemia de la COVID-19 en el sector cultural. A 14 de abril de 2020, las instituciones culturales están cerradas en 128 países y parcialmente cerradas en 32 países. La industria cinematográfica mundial ha registrado una pérdida de ingresos de 7.000 millones de dólares. La COVID-19 no es sólo una crisis sanitaria. Es también una nube oscura que afecta tanto a la música como a la cultura en general”, dijo el compositor Jean-Michel Jarre, Embajador de Buena Voluntad de la UNESCO. También subrayó la necesidad de sensibilizar a la opinión pública sobre la situación de los artistas y creadores y de tomar medidas al respecto.

En este primer debate de ResiliArt se trataron cuestiones urgentes que afectan a los recursos de los profesionales de la cultura, así como de los derechos sociales y económicos de los artistas, la protección del derecho de autor, la digitalización de los contenidos y la libertad de expresión. La Directora General subrayó la necesidad de garantizar que estas cuestiones ocupen el lugar que merecen en los debates políticos y sociales que configurarán el mundo después de la crisis.

Si bien las consecuencias de la COVID-19 en las industrias creativas se han hecho evidentes, los panelistas observaron que las políticas y medidas para aliviar las consecuencias han tardado en llegar y subrayaron que el apoyo de los gobiernos a los artistas es esencial. “Todo el mundo habla de abrir la economía. Somos parte de la economía. El dinero que aportamos es significativo”, dijo la cantautora Angélique Kidjo. “Tenemos que repensar cómo protegemos a los artistas. También tenemos que hacer campaña para que los países en desarrollo den un paso adelante y protejan a sus artistas”. Además, la Ministra de Cultura de Croacia, Nina Obuljen-Koržinek, señaló que los retos a los que se enfrentan los gobiernos para responder a la crisis se han visto amplificados ante esta crisis sin precedentes. “De repente, en pocas semanas, ha cambiado radicalmente todo el entorno de creación de los artistas y para el cual, hemos tenido que poner en marcha medidas de apoyo.”

El deterioro de la condición del artista se planteó como una preocupación importante, y Jarre señaló que la situación “amenaza con enviar a generaciones de creadores a la pobreza”. Según Deeyah Khan, creadora musical y directora de documentales, señaló que “los trabajadores de este sector no disfrutan, ni siquiera en circunstancias normales, del mismo nivel de protección y los mismos derechos que muchos trabajadores de otros sectores. Hoy en día somos aún más vulnerables, porque nuestras profesiones no son consideradas como necesarias”. El debate concluyó reivindicando que la cultura y la creatividad no son un lujo, sino que precisamente son necesarias para la supervivencia de las sociedades.

Los panelistas señalaron que las consecuencias de la crisis se notarán mucho después de que esta termine, y pidieron que se proteja a los artistas y se les remunere justamente por su trabajo, tanto ahora como a largo plazo. Se destacó en particular la importancia del control y de la creación de una reglamentación más estricta en el marco del actual impulso de la digitalización cultural y de la gestión de plataformas de contenido cultural. El hecho de que se estén generando contenido en línea y que los artistas compartan su trabajo de forma gratuita también plantea problemas. “Paralelamente al ejemplo positivo de cómo los artistas están proporcionando apoyo a sus audiencias en este difícil momento con contenidos en línea, tenemos que enviar un mensaje de que la protección de los derechos de autor y la remuneración justa de los artistas que están creando arte deben estar en el centro del debate”, dijo Obuljen-Koržinek. “No es la tecnología la que crea. El arte debe seguir siendo humano”, añadió Kidjo.

El debate reflejó la necesidad de reimaginar el sector cultural a medida que se adapta a la nueva normalidad provocada por la crisis. Luis Puenzo, director y guionista de cine, habló de la industria cinematográfica y del aumento del papel de las plataformas de streaming. Muchos de sus colegas de la industria cinematográfica de América Latina han perdido sus medios de vida y están pidiendo soluciones creativas de empleo durante y después de la crisis: “Necesitamos mentes abiertas para reinventar y recrear nuestros empleos. Debemos creer que podemos seguir siendo artistas en otra realidad.” Yasmina Khadra, escritora, subrayó la necesidad de crear nuevos lectores a través de la educación, y animó a los gobiernos a tomar medidas para animar a los jóvenes a leer: “Los libros salvarán el mundo y nos ayudarán a ser más humanos”

En el debate se subrayó la importancia de la solidaridad a favor de los artistas y creadores. Las medidas de distanciamiento social han afectado de manera desproporcionada a los sectores vulnerables de la sociedad, incluidos los artistas.

Durante las dos horas de duración, se expusieron un sinnúmero de opiniones, experiencias y regiones, y se enriqueció aún más con más de 600 comentarios y preguntas formulados por espectadores de todo el mundo, que ascendian a más de 1.100. ResiliArt es un movimiento ligado a los artistas, las instituciones culturales y los integrantes del sector de cultural. Se les animó a que inicien su propio intercambio de ResiliArt utilizando una guía institucional y una guía de participación que se pueden consultar en el sitio web de la UNESCO sobre ResiliArt.

Junto con el lanzamiento del movimiento ResiliArt, la UNESCO también lanzó un semanario “Culture & COVID-19″: Impact and Response Tracker”. En él se ofrece un panorama general de la situación en rápida evolución y el profundo impacto de la pandemia de COVID-19 en el sector de la cultura.

Fuente: Unesco

Preparativos en los Hospitales

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Los hospitales que enfrentan una creciente población de casos de COVID-19 necesitan un enfoque coordinado con un equipo multidisciplinario para aumentar la eficiencia, conservar el EPP y proteger al personal. En “Preparación hospitalaria para COVID-19: una guía práctica desde una perspectiva de atención crítica”, publicado en línea en el American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, expertos de Weill Cornell Medicine y NewY ork-Presbyterian / Weill Cornell Medical Center comparten su hoja de ruta para enfrentar los desafíos planteados por la pandemia, incluida la afluencia de pacientes críticos.

Como uno de los centros médicos académicos más grandes del país, Weill Cornell Medicine y NewYork-Presbyterian/Weill Cornell Medical Center tiene un equipo altamente experimentado de especialistas y recursos sólidos, y los médicos usaron lecciones tempranas de los datos existentes para ayudar a planificar un aumento.

Más que nada, los hospitales deben planificar temprano, dijo Lindsay Lief, MD, autora principal de la guía y directora médica de la unidad de cuidados intensivos médicos en NewYork-Presbyterian / Weill Cornell Medical Center, y profesora asistente de medicina clínica en Weill Cornell Medicine.

“Planifique temprano camas, equipos y personas. Escuche las predicciones de los epidemiólogos sobre los números que se esperan. Planifique diariamente las plataformas de comunicaciones remotas. Apoye al personal de primera línea. Alimentos, exfoliantes, lociones para las manos, apoyo para la salud mental: todo cuenta”.

Los autores escribieron: “Dados los datos que evolucionan rápidamente sobre la infecciosidad de COVID-19, incluso de pacientes asintomáticos o paucisintomáticos, las prioridades iniciales más altas incluyeron obtener un suministro adecuado de equipo de protección personal (EPP) para el personal y evaluar / expandir la unidad de cuidados intensivos y capacidad del ventilador, entre muchas otras medidas “.

“Aunque tener un EPP apropiado ha sido una preocupación para todo el personal de atención médica en todo el país durante la crisis de COVID-19, Weill Cornell Medicine y NewYork-Presbyterian / Weill Cornell trabajaron diligentemente para proporcionar un EPP adecuado para proteger a nuestro personal”, dijo el Dr. Lief . “Además, como un hospital que regularmente brinda atención especializada y compleja, tenemos recursos increíbles en cuanto a enfermeras, terapeutas respiratorios y médicos en diversas especialidades”.

La Dra. Lief y sus colegas, con el apoyo de los administradores del centro médico, recurrieron a esos recursos para atender a los pacientes con COVID-19. Se modificaron los protocolos habituales para acelerar la capacitación del personal clínico para atender a pacientes con síndrome de dificultad respiratoria aguda, un trastorno caracterizado por una acumulación de líquido en los alvéolos pulmonares, que priva a los órganos del cuerpo de oxígeno. Los médicos (incluidos los residentes y becarios), las enfermeras, los terapeutas respiratorios y el personal no clínico esencial comenzaron a compartir responsabilidades.

Los médicos de cuidados críticos necesitaban ayuda y la obtuvieron. “Por ejemplo, los terapeutas físicos y ocupacionales tienen una experiencia increíble”, dijo el Dr. Lief. “Pero cuando no hay muchos pacientes lo suficientemente bien como para hacer ejercicio, colaboramos con ellos para formar un ‘equipo de pronación’ utilizando su experiencia en el posicionamiento del cuerpo con los pacientes, tenemos que ponernos boca abajo para aumentar sus niveles de oxígeno. “

La conclusión: “Aprendimos que la comunicación diaria y clara es clave, especialmente en un entorno que cambia rápidamente y donde aprendemos más todos los días”, señaló el Dr. Lief. “La comunicación hospitalaria con respecto a la prevención y control de infecciones, EPP, pautas estatales y de los CDC proporciona no solo información, sino que alivia la ansiedad del personal. Además, las conferencias telefónicas diarias entre los médicos que atienden a pacientes con COVID nos ayudan a recordar la atención esencial e ideal para la insuficiencia respiratoria y para poner en contexto lo que estamos aprendiendo de colegas de todo el mundo y una nueva investigación a medida que sale a la luz “.

Fuente: healthcarefinancenews.com

El dengue avanza en plena pandemia de COVID-19

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La ocurrencia simultánea de dos brotes epidémicos en Brasil, dengue y COVID-19, está saturando sus instalaciones de salud y podría llevar al colapso a su sistema sanitario, advierten especialistas.

Lo mismo podría pasar en otros países de América Latina, donde aproximadamente 500 millones de personas están en riesgo de contraer dengue, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Para muchos de esos países, tener que luchar simultáneamente con dos brotes supondrá un desafío sanitario sin precedentes en la región.

En Brasil, “estamos en vísperas de alcanzar el pico de la COVID-19”, señaló la bióloga Camila Lorenz, investigadora de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de São Paulo (USP), quien también alertó que “no hay suficientes unidades de cuidados intensivos para acomodar ni siquiera a 25% de todos los pacientes hospitalizados con COVID-19”.

Cuando ocurrió el primer caso de COVID-19, en la ciudad de São Paulo, el 2 de marzo pasado, el país ya enfrentaba una severa epidemia de dengue que no se ha detenido. Hasta comienzos de mayo se habían registrado más de 676.000 casos probables y 265 fallecimientos, según el Ministerio de Salud de Brasil.

Esto representa un aumento de aproximadamente 20% respecto del mismo periodo del año anterior. En 2019, 2,3 millones de personas contrajeron dengue a lo largo y ancho del país.

“El dengue y la COVID-19 tienen síntomas iniciales muy similares, lo que dificulta su identificación en estadios tempranos porque comparten características clínicas y de laboratorio en las primeras etapas”, precisó Lorenz.

Ella aseguró que ya hay casos de coronavirus que han sido erróneamente diagnosticados como dengue en los exámenes clínicos, que generalmente detectan dolor de cabeza y fiebre. Pero también puede estar ocurriendo lo inverso: casos leves de dengue que se registran como COVID-19, señaló.

“Las coinfecciones con arbovirus como el dengue y el SARS-CoV-2 todavía no han sido bien estudiadas. Sin embargo, es muy probable que ocurran estos casos en regiones donde hay brotes de dengue y COVID-19 al mismo tiempo”, precisó Lorenz.
“Además de contribuir a aumentar las tasas de subregistro de COVID-19 y de dengue, la confusión en el diagnóstico también puede evitar que se brinde un tratamiento apropiado para la enfermedad en una etapa temprana”, aseveró.

Aclaró que los casos más severos de dengue y COVID-19 sí son completamente diferentes, pero para entonces ambas enfermedades ya tendrán un mal pronóstico.
“El SARS-CoV-2 causa síndrome respiratorio agudo, mientras que los casos más severos de dengue son hemorrágicos, caracterizados por sangrado”, explicó.

Para Lorenz, lo ideal sería aumentar la capacidad de pruebas masivas de dengue y COVID-19.

Sin embargo, la falta de pruebas dificulta luchar contra el brote de COVID-19 en Brasil. El país no ha podido realizar extensas pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) en tiempo real. “Es un método preciso pero más costoso y lento que las pruebas rápidas para detectar anticuerpos”, sostuvo.

La situación no es muy diferente en el caso del dengue. “Hay muchas pruebas rápidas para detectar el dengue, pero si se aplican cuando la persona no está produciendo aún los anticuerpos, hay más posibilidades de que arroje un falso negativo”, precisó Ester Cerdeira Sabino, investigadora de la Escuela de Medicina de la USP.

Por lo tanto, se recomienda que los casos sospechosos de dengue también se sometan a pruebas de laboratorio más rigurosas. “Pero la capacidad de realizar estas pruebas también es limitada debido a la alta demanda durante un brote de dengue”, puntualizó Sabino.

Desafío para América Latina

Aunque el brote es más severo en Brasil, el dengue también es una preocupación para otros países de América Latina y el Caribe. En 2019, la región registró más de 3 millones de casos confirmados, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
“En las primeras cuatro semanas de 2020, países como Bolivia, Honduras, México y Paraguay reportaron un aumento de hasta tres veces en el número de casos de dengue comparado con el mismo periodo del año anterior”, señalaron investigadores de diversos países latinoamericanos1.

A modo de comparación, la OPS notificó el 11 de mayo 362.810 casos confirmados y 20.230 muertes por COVID-19 en América Latina y el Caribe.

Científicos de Ecuador y Colombia expresaron su preocupación sobre el riesgo de que aumenten las tasas de co-infección entre la COVID-19 y el dengue, lo que empeoraría la situación epidemiológica en los países tropicales y subtropicales.

En varios países latinoamericanos, el número de casos de dengue tiende a aumentar entre marzo y abril debido a la estación de lluvias y las altas temperaturas, confirmó Alexander Roberto Precioso, director del Centro de Seguridad Clínica y Manejo de Riesgos del Instituto Butantan de São Paulo.

“Por lo tanto, los casos de dengue deberían disminuir de ahora en adelante –añadió Precioso–. Sin embargo, la tasa de incidencia de dengue a lo largo del año ha aumentado recientemente. Hay regiones en Brasil que apenas informaban algún caso de dengue, pero ahora tienen infecciones todo el año”.

Un ejemplo es el estado de Paraná, en la región sur del país, que experimenta una epidemia sostenida de dengue desde 2019. Según el gobierno del estado, en los últimos nueve meses se han registrado 105 fallecimientos y más de 114.000 casos de la enfermedad.

Paraná durante años casi no tuvo casos de dengue. “Esto muestra cómo está cambiando la epidemiología del dengue en Brasil y también en otros países como Argentina”, que tienen climas más templados, con temperaturas más bajas, complementó Precioso.

Una hipótesis del investigador es que el calentamiento global ha contribuido a que el mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue, se haya propagado a lugares donde antes no circulaba.

Pero Precioso advirtió que incluso si los casos de dengue disminuyen en los próximos meses, con la llegada de la temporada invernal a la región, otras enfermedades, como la fiebre zika y el sarampión, permanecerán junto con la epidemia del COVID-19.

La más reciente alerta epidemiológica de la OPS mostró que entre el 1 de enero y el 10 de abril de 2020, siete países de la región informaron 1.104 casos confirmados de sarampión: Brasil (909 casos, incluidas 4 muertes), México (124 casos), Argentina (54 casos, incluida 1 muerte), Estados Unidos (12 casos), Chile (2 casos), Uruguay (2 casos) y Canadá (1 caso).

En Brasil se produjo 88% del total de casos confirmados en la región.

Referencias:

  1. Puede consultar el artículo completo, en inglés, haciendo clic aquí.

Fuente: REC

Un estudio evidencia cómo respirar y hablar contribuyen a propagar el virus del Covid-19

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Un estudio reciente publicado en la revista ‘Risk Analysis’ ha ofrecido varias pruebas de la
transmisión por aerosol del Covid-19 al respirar y hablar, así como recomendaciones para una mayor investigación y comunicación en materia de salud pública.

Hasta la fecha, los principales métodos de transmisión que han suscitado preocupación han sido la transmisión cercana (tos y estornudos) y desde superficies infectadas. Se debe prestar más atención a la inhalación de aerosoles, que son pequeñas partículas que pueden permanecer en el aire y son capaces de transportarse a corto y largo plazo.

Los informes de individuos asintomáticos que infectan a otros con el Covid-19 revelan que actividades como la respiración normal, el habla, etc., producen pequeñas gotitas que son capaces de ser transportadas, ya que se presume que los individuos sanos no tosen ni estornudan con regularidad.

Como las partículas de aerosol producidas por el habla y la respiración son tan pequeñas,
permanecen en el aire durante períodos de tiempo relativamente largos antes de que la gravedad las arrastre al suelo. Esto permite que sean transportadas a mayores distancias. Un estudio de 2006 del SARS-CoV-1 encontró que las partículas con un diámetro de 1-3 um permanecían suspendidas en el aire casi indefinidamente, las partículas de 10 um de tamaño tardaban 17 minutos, y las de 20 um tardaban 4 minutos en caer al suelo.

Un reciente estudio de laboratorio determinó que el virus puede permanecer viable e infeccioso en aerosoles durante horas (permaneció viable durante las tres horas que duró el estudio) y en superficies hasta días. Al respecto, los autores proponen una serie de recomendaciones para abordar el contagio en aerosol del Covid-19.

Por ejemplo, recopilar datos para explorar la concentración, la duración de la supervivencia y las distancias de transporte del SARS-CoV-2 en forma de aerosol bajo diferentes temperaturas y niveles de humedad; así como explorar más a fondo las concentraciones en el aire y el papel de la dosis a diversas partes del tracto respiratorio en la progresión y la gravedad de la enfermedad.

Fuente: InfoSalus

Foto: Sen Sathyamony on Unsplash

Jóvenes científicos de la Fundación Instituto Leloir trabajan para producir los primeros test serológicos de coronavirus en Argentina

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Andrea Gamarnik, Guadalupe Costa Navarro, Horacio Diego Ojeda, Martín Pallarés y María Mora González López Ledesma

Junto con el CONICET y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT) creó la “Unidad Coronavirus Covid-19” para impulsar líneas de trabajo en el sector científico con el fin de desarrollar herramientas para controlar la pandemia.

Uno de los objetivos de esa unidad es generar tecnologías que brinden información útil para el seguimiento de pacientes infectados y poder tener información sobre la dimensión de la pandemia en nuestro país. De esta manera se podrá planificar y tomar medidas que contribuyan al control de la pandemia.

En este contexto, un grupo de doctorandos y jóvenes doctores que integran el Laboratorio de Virología Molecular que lidera la doctora Andrea Gamarnik en la FIL está trabajando para desarrollar un test serológico que detecte anticuerpos para el nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) en muestras de sangre. Son María Mora González López Ledesma, Horacio Martín Pallarés, Diego Ojeda y Guadalupe Costa Navarro.

María Mora y Diego estudian la biología molecular de dengue, mientras que Guadalupe y Horacio el virus del Zika. Estas son las principales líneas de trabajo del grupo de Gamarnik que buscan generar conocimientos que contribuyan con el diseño de vacunas y antivirales efectivos para ambos virus. “Su nivel de formación y capacidades en el manejo de las técnicas de laboratorio para trabajar a nivel molecular con componentes virales los capacitan para participar de este proyecto y colaborar en el desarrollo de herramientas útiles en este momento de emergencia. Además en la FIL contamos con la infraestructura apropiada y experiencia para trabajar en este tipo de proyectos”, afirmó Gamarnik.

“Hasta ahora hemos logrado un avance importante: pudimos purificar cantidades importantes de proteínas del nuevo coronavirus. Los test que estamos desarrollando, llamados test de ELISA, contienen dichas proteínas que son reconocidas por los anticuerpos presentes en el suero de las personas que estuvieron o están infectadas” indicó María Mora, investigadora asistente del CONICET en la FIL.

“La fase de producción de proteínas superó nuestras expectativas. En este momento estamos en la etapa de puesta a punto del ensayo de ELISA, lo cual implica la optimización de la técnica para tener la mayor especificidad y sensibilidad”, explicó Horacio, becario doctoral CONICET en la FIL.

“Ya comenzamos los ensayos de prueba con los sueros de pacientes infectados y recuperados que fueron diagnosticados con un método considerado de referencia como es la qPCR (una técnica que detecta la presencia del genoma viral). Los primeros resultados del test de ELISA piloto son muy alentadores”, indicó Diego con beca postdoctoral de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación en la FIL.

Y Guadalupe, becaria doctoral CONICET en la FIL, afirmó: “Estamos trabajando con todas nuestras energías y compromiso para desarrollar una herramienta de producción nacional que sirva para hacer seguimiento de pacientes y permita brindar información epidemiológica relevante para hacer frente a la pandemia”.

El equipo de trabajo formado para el desarrollo del test serológico para COVID-19 también cuenta con la participación de Diego Álvarez, del IIB-Universidad de San Martín, Marcelo Yanovsky y Julio Caramelo, de la FIL, y Jorge Carradori, del Laboratorio Lemos.

Fuente: Instituto Leloir

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