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Lopinavir / Ritonavir y Arbidol no son efectivos para COVID-19 leve a moderado en adultos

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Un estudio exploratorio aleatorizado y controlado sobre la seguridad y la eficacia de lopinavir / ritonavir (LPV / r) o Arbidol, antivirales que se usan en algunos países contra el VIH-1 y para tratar la influenza, respectivamente, y como tratamientos para COVID-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, sugiere que ninguno de los medicamentos mejora el resultado clínico de los pacientes hospitalizados con casos leves a moderados de la enfermedad sobre la atención de apoyo.

“Descubrimos que ni lopinavir / ritonavir ni Arbidol podrían beneficiar los resultados clínicos para los pacientes y que podrían traer algunos efectos secundarios”, dice el coautor principal Linghua Li, subdirector del Centro de Enfermedades Infecciosas del Hospital Octavo del Pueblo de Guangzhou, en Guangzhou, China. “Y aunque el tamaño de la muestra es pequeño, creemos que aún podría proporcionar sugerencias significativas para la aplicación adecuada de LPV / r o Arbidol para COVID-19”.

Los investigadores decidieron estudiar LPV / r y Arbidol porque los antivirales habían sido seleccionados como candidatos para tratar COVID-19 en una guía emitida el 19 de febrero de 2020 por la Comisión Nacional de Salud de China, basada en pruebas de células in vitro y estudios clínicos previos. datos del SARS y MERS. Otros investigadores ya habían descubierto que LPV / r no mejoraba los resultados para pacientes con COVID-19 grave. “Es importante saber si lopinavir / ritonavir es efectivo para casos leves / moderados con COVID-19”, dice Li. “Si es así, el medicamento podría evitar que los casos leves / moderados se deterioren a estado severo y ayudar a reducir la tasa de mortalidad”.

El estudio evaluó a 86 pacientes con COVID-19 leve a moderado, 34 asignados aleatoriamente para recibir LPV / r, 35 a Arbidol y 17 sin medicación antiviral como control. Los tres grupos mostraron resultados similares a los 7 y 14 días, sin diferencias entre los grupos en las tasas de reducción de fiebre, alivio de la tos o mejora de la tomografía computarizada del tórax. Los pacientes en ambos grupos de drogas experimentaron eventos adversos como diarrea, náuseas y pérdida de apetito durante el período de seguimiento, mientras que no ocurrió ningún evento adverso aparente en el grupo control.

“Nuestros hallazgos sugieren que debemos considerar con precaución antes de usar estos medicamentos”, dice Li. “Los investigadores deben seguir trabajando para encontrar un régimen antiviral realmente efectivo contra COVID-19, pero mientras tanto, cualquier conclusión sobre los regímenes antivirales necesita ensayos clínicos estrictos y científicos y la debida precaución. Sin embargo, el público en general no debería entrar en pánico solo porque actualmente hay actualmente no existe un medicamento antiviral específico. La cuarentena y una buena protección de la salud personal podrían ayudarnos a evitar que las personas se infecten con COVID-19, e incluso en caso de infección, el tratamiento integral actual todavía puede permitir que la gran mayoría de los pacientes recuperen la salud”.

Foto: Pexels

Listado de emisiones anteriores

Informe de situación COVID-19 en El Salvador

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Reporte del Corresponsal en El Salvador, Dr Rodolfo Aquino Cáceres

  • El Salvador fue el primer país (creo que en Latinoamérica) en cerrar la entrada de vuelos provenientes de China, luego España, luego Italia, hasta quedar con vuelos restringidos únicamente a los de ayuda humanitaria y urgencia.
  • Se mantuvo a todos los viajeros salvadoreños y turistas que provenían de países con casos reportados en cuarentena para identificar surgimiento de síntomas. Sin embargo, no pudo detectarse ni evitarse el ingreso de personas por puntos fronterizos ciegos.
  • El Salvador ha sido reconocido como uno de los países que mejor ha manejado las acciones preventivas del contagio en Latinoamérica.
  • Con todas estas medidas, se logró retrasar el primer caso en El Salvador hasta el día 18 de marzo, que fue un caso importado detectado en los centros de contención de cuarentena, al igual que los casos posteriores. Desde ese día se suspendieron las clases en escuelas, colegios y universidades del país. Se instruyó que los mayores de 60 años y personas con patologías crónicas (diabetes, enfermedad renal crónica, etc.) se quedaran en sus casas con goce de sueldo.
  • El primer caso autóctono fue detectado el día 3 de abril, comenzando asi la fase 2 de la epidemia. Desde entonces se cerraron los centros comerciales, restaurantes, parques, se aplicó la estricta cuarentena domiciliar, el libre tránsito restringido, asistencia mínima esencial en oficinas gubernamentales y privadas, etc.
  • A la fecha del 30 de abril se reportan un total de 395 casos confirmados, 278 autóctonos y 117 importados, con la suma de 9 personas fallecidas.
  • El rango etario donde se concentran los casos en El Salvador está ubicado entre 20 y 59 años (coincide con la edad económicamente activa, aún cuando no todos están trabajando)
  • Geográficamente, los casos se concentran en la Ciudad Capital San Salvador y todos sus municipios.
  • Enlace oficial de casos, estadísticas, etc COVID-19 en la República de El Salvador, de actualización diaria: https://covid19.gob.sv

NOTA/OPINIÓN DEL CORRESPONSAL:

¿Problemas en El Salvador? más que de Salud Pública han sido eminentemente políticos. La Asamblea Legislativa trata de bloquear las órdenes presidenciales por defender la gran empresa que llora sus pérdidas económicas. Sin embargo, en El Salvador el Presidente fue claro, que se daría prioridad a la persona humana antes que a las pérdidas económicas. Esto es un pleito diario. El Poder Legislativo y Judicial contra el Ejecutivo. La oposición política (increíble derecha e izquierda unidas) contra el Presidente. Mientras, más salvadoreños enfermando. Y la presión de abrir todos los negocios a pesar de estar en plena fase 2 con incremento de casos hacia el pico epidémico… si seguimos así como vamos, llegaremos a la temida fase 3.

Justo el lunes 27 recién pasado, la Asamblea Legislativa retiró la restricción de libertad de tránsito… y ahora ves las calles llenas de vehículos como si nada pasara… tristemente la avaricia de unos pocos nos llevará a una catástrofe sanitaria que no podremos manejar. Que Dios nos ayude.


Rodolfo C. Aquino Cáceres

Informe de situación COVID-19 en México

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Nuestra Corresponsal en México, la Dra Rosa Sierra-Amor, MSc. PhD. IFCC EB Regional Representative – AACC, Chair LAWG – Past president CMCLabC, A.C. ha enviado el siguiente material:  

El dengue y un modelo dispuesto a cuestionarlo todo

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En 2016, Argentina experimentó la epidemia de dengue más grande de su historia, con un saldo de 11 muertos y más de 70.000 infectados. La gran mayoría fueron casos
importados de Brasil –uno de los epicentros del brote y destino turístico predilecto de los
argentinos– pero alrededor de 15.000 casos fueron autóctonos, una cifra récord dentro
del territorio.

En aquel entonces, investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CONICET) de distintas disciplinas supieron predecir no solo el momento exacto en el que el brote alcanzaría su pico y hacia qué zonas se dirigía, sino lo desaconsejable que resultaba liberar mosquitos transgénicos al ambiente para reducir la población de Aedes aegypti, el vector responsable de trasmitir la enfermedad.

Para llegar a esas deducciones, se valieron del diseño de modelos matemáticos, una herramienta que conjuga el conocimiento de ciencias como la física, la biología y la matemática, y que, además, permite responder preguntas que no se habrían resuelto, o siquiera formulado, con la mirada de cada disciplina por separado.

El director del Grupo de Dinámica de Sistemas Complejos, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, e investigador del CONICET, Hernán Gustavo Solari, explicó que abordar una epidemia como la del dengue con modelos matemáticos implica “traducir las observaciones sobre la naturaleza de los mosquitos, de la trasmisión de una enfermedad, de la población y de factores climáticos, a símbolos y relaciones de la matemática”.

Matemáticas que reflejan el caos

Según Solari, tratar de matematizar problemas complejos, en los que confluyen muchas variables con dinámicas imprevisibles, invita, por un lado, a “reconocer la propia ignorancia” y, por otro, a poner a prueba permanentemente las propias intuiciones con lo que se observa en el mundo real, en una ida y vuelta permanente.

Por ejemplo, cuando se trabajó con la epidemia de dengue, los investigadores ratificaron que ciertos modelos matemáticos pueden ser funcionales en lugares como el trópico, pero que, a pesar de tratarse del mismo vector y de la misma enfermedad, el brote puede tener una dinámica muy diferente en Buenos Aires o en otras regiones, por lo que requieren de parámetros muy contextuales para lograr predicciones comparables con la realidad.

En otras palabras, un modelo no puede usarse de igual manera en cualquier sitio porque puede producir una lectura errónea de las cosas, y la precaución es mayor cuando de esas mediciones surgen medidas de salud pública.

“Las hipótesis son susceptibles a errores, y por eso deben reajustarse todo el tiempo. De igual manera, los modelos deben estar sujetos a constante revisión: descansar en su capacidad de predecir es engañarse, es no entender la naturaleza provisoria de la ciencia”, subrayó el investigador.

Incluso las certezas del plano de la biología pueden modificarse con el tiempo, y eso lo pudieron observar gracias a un estudio realizado en colaboración con Raúl Ernesto Campos, del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores de la Universidad Nacional de La Plata, en el que se detectó que los huevos de Aedes aegypti estaban desarrollando una adaptación a los días con escasas horas de luz, y eso podría colaborar con la supervivencia del mosquito en lugares con climas más fríos.

“En la práctica, Aedes aegypti no existe: porque lo que hace el mosquito en Buenos Aires es distinto de lo que hace en el norte del país, en Salta o en Misiones. Los modelos censan esas diferencias, por eso requieren precisiones a la hora de medir lo que hace determinada población”, sostuvo Solari.

Un modus operandi

Tal como señaló Solari, los modelos matemáticos formulados para brotes epidémicos, o para simular el curso de cualquier problema complejo, no se pueden extrapolar, pero sí pueden utilizarse como modus operandi para acceder al conocimiento de algo que, a priori, se desconoce.

En ese sentido y paradójicamente, los modelos aprovechan la característica “lógica y rígida” de la matemática para interpretar una realidad que, antes que rígida, regular y constante, es plástica, caótica e imprevisible.

“En el proceso matemático si el flujo de ‘verdad’ va para el lado en que uno lo espera, cuando encuentra un error, hay un flujo del ‘error’ hacia atrás que nos hace revisar lo que pensábamos acerca de la naturaleza, de cómo la estábamos concibiendo. Es esa rigidez de la matemática en transmitir la ‘verdad’ o el ‘error’ lo que nos hace repensar ciertas cosas, articular mejor lo que conocemos o ver influencias que no se tenían pensadas anteriormente”, reflexionó Solari.

Hacia un conocimiento (in)disciplinado

Solari ponderó la estrategia de los modelos matemáticos porque, también, habilita un pensamiento por fuera de los límites establecidos. “Normalmente, se nos enseña una doctrina, las consecuencias de esta doctrina, y como aplicarla a casos particulares. Con estas herramientas, lo que uno se empieza a preguntar es de dónde vienen las doctrinas: ese es el pensamiento crítico”, ejemplificó.

Así, redescubrió un nicho que, con la segmentación moderna de las ciencias, quedó fuera de discusión. Es decir, recuperó la pregunta por los fundamentos de las ciencias –incluso de aquellas tan duras como la física– e intenta indagar “desde dónde vienen las cosas”.

“Cuando el conocimiento científico se secciona en disciplinas, a la matemática le dan la tarea de hacer las deducciones lógicas y el juicio analítico, y ya no se hace responsable de sus axiomas. Cuando se integran estas cosas –el juicio analítico y la responsabilidad– se empieza a ver que, en realidad, estamos aprendiendo y nunca terminaremos de aprender. La ciencia es siempre una cuestión transitoria”, concluyó el investigador.

Fuente: REC

Violencia de género en la pandemia de COVID-19

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En un artículo publicado por la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, los investigadores informan que, según las primeras pruebas, es lo mismo para la pandemia de COVID-19.

Los primeros resultados de China sugieren que la violencia doméstica ha aumentado dramáticamente. Por ejemplo, una estación de policía en la provincia china de Hubei registró una triplicación de los informes de violencia doméstica en febrero de 2020 durante la cuarentena COVID-19. Otros informes sugieren que la policía se ha mostrado reacia a intervenir y detener a los autores debido a brotes de COVID-19 en las cárceles.

“Las normas y los roles de género que relegan a las mujeres al ámbito del trabajo de cuidado las colocan en primera línea en tiempos de crisis, lo que resulta en un mayor riesgo de exposición al tiempo que las excluye del desarrollo de la respuesta”, dijo Terry McGovern, presidente del Departamento de Población de Heilbrunn y Salud familiar en Columbia Mailman School, director del Programa sobre Justicia y Gobernanza de la Salud Global y autor principal del estudio.

Por ejemplo:

  • A nivel mundial, las mujeres realizan tres cuartas partes del trabajo de cuidado no remunerado, incluida la prevención de enfermedades en el hogar y el cuidado de familiares enfermos, y no hay un país en el mundo donde los hombres proporcionen una parte igual del trabajo de cuidado no remunerado.
  • en la provincia china de Hubei, el 90% de los trabajadores de atención médica de primera línea son mujeres, como en muchas otras partes del mundo.

Sin embargo, los investigadores señalan que no es demasiado tarde para incluir las voces de las mujeres al abordar COVID-19:

  • Los gobiernos pueden incorporar consideraciones de género en su respuesta.
  • Se puede aprovechar la tecnología para garantizar que las mujeres continúen recibiendo servicios esenciales cuando más los necesitan. Por ejemplo, los servicios de emergencia y el apoyo a las víctimas se pueden mantener a través de mensajes de texto, teléfono y servicios en línea.
  • La telemedicina debe considerarse una forma alternativa y segura de proporcionar a mujeres y niñas acceso a anticonceptivos y medicamentos para el aborto.

“Reconocer, valorar, apoyar los roles de las mujeres y darles una voz en la gobernanza mundial de la salud puede ser de gran ayuda para evitar consecuencias no deseadas, construir sistemas de salud resistentes y reducir las desigualdades y vulnerabilidades intersectoriales entre género, raza, clase y geografía”, señalaron los autores.

Foto: Pexels

Los altos niveles de ferritina pueden indicar COVID-19 grave

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Yehuda Shoenfeld es el experto líder mundial en investigación, tratamiento y prevención de enfermedades autoinmunes. El profesor Shoenfeld señaló que el síndrome hiperferritinémico se estudió a fondo hace un tiempo: ‘Ya hemos publicado los datos sobre esta afección clínica. En el 50% de los casos, los pacientes con niveles de ferritina excepcionalmente altos mueren. De hecho, lo que estamos presenciando en la actualidad con la nueva infección por coronavirus es una reminiscencia de la situación con el síndrome hiperferritinémico ‘.

La ferritina es una importante proteína de almacenamiento de hierro intracelular en todos los organismos. Se une a los iones libres del oligoelemento, neutralizando sus propiedades tóxicas y aumentando su solubilidad. En forma soluble, el cuerpo puede gastar hierro según sea necesario, en particular para la regulación del metabolismo celular del oxígeno. Los niveles bajos de ferritina dan como resultado concentraciones más bajas de hierro y anemia por deficiencia de hierro. Los niveles elevados de ferritina, o hiperferritinemia, indican la presencia de virus y bacterias en el cuerpo. La hiperferritinemia también puede ser causada por una mutación genética. En este caso, conduce a trastornos neurológicos y problemas de visión.

Estudios recientes de científicos italianos han demostrado que la ferritina puede activar los macrófagos. Estos últimos son un tipo de glóbulo blanco del sistema inmunitario que desempeña un papel fundamental en la inmunidad innata, siendo la primera línea de defensa del cuerpo.

Esto se evidencia por hiperferritinemia en pacientes con shock séptico, síndrome antifosfolípido catastrófico y otras afecciones médicas caracterizadas por la activación de macrófagos. Observaciones similares han sido reportadas por científicos de China y Estados Unidos.

‘Cuando se activan, los macrófagos comienzan a secretar citocinas. Estas son una categoría de moléculas de señalización que median y regulan la inmunidad. A bajas concentraciones, son seguros para el cuerpo y ayudan a protegerlo contra virus y bacterias. A niveles altos, se desarrolla la llamada “tormenta de citoquinas”, que puede ser letal para la mitad de los pacientes, especialmente para los ancianos “, explica Yehuda Shoenfeld. ‘Por lo tanto, la hiperferritinemia se ha asociado con una mayor gravedad de la enfermedad y resultados adversos, incluido COVID-19. Nuestra tarea es encontrar una manera de combatirlo.

El científico identificó otro indicador importante de activación de macrófagos y una alta probabilidad de complicaciones. Este es el marcador CD163. En el Laboratorio del Mosaico de la Autoinmunidad en la Universidad de San Petersburgo, los científicos están buscando una forma de reducir los niveles circulantes de ferritina. Además, están estudiando posibles métodos para inhibir la síntesis de CD163 y otras moléculas de señalización de macrófagos utilizando anticuerpos. Actualmente se está realizando un trabajo similar en todo el mundo.

Además, el profesor Shoenfeld y sus colegas están trabajando en una vacuna contra COVID-19. Los investigadores están desarrollando un método para usar partículas virales, proteínas de superficie del virus como los componentes principales de la vacuna. Como estos fragmentos no se pueden encontrar en el cuerpo humano, no pueden producir una respuesta inmune indeseable, lo que los convierte en candidatos prometedores para la vacuna.

Fuente: InfoSalus

Foto: Adhy Savala on Unsplash

Coronavirus y contaminación del aire: ¿Cómo impacta el dióxido de nitrógeno en las muertes?

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Un nuevo estudio realizado por la Universidad Martin Luther Halle-Wittenberg proporciona datos concretos que respaldan esta suposición por primera vez. El documento combina datos satelitales sobre la contaminación del aire y las corrientes de aire con muertes confirmadas relacionadas con Covid-19 y revela que las regiones con niveles de contaminación permanentemente altos tienen significativamente más muertes que otras regiones. Los resultados fueron publicados en la revista Ciencia del Medioambiente. El dióxido de nitrógeno es un contaminante del aire que daña el tracto respiratorio humano. Durante muchos años se sabe que causa muchos tipos de enfermedades respiratorias y cardiovasculares en humanos. “Dado que el nuevo coronavirus también afecta el tracto respiratorio, es razonable suponer que podría haber una correlación entre la contaminación del aire y el número de muertes por Covid-19”, dice el Dr. Yaron Ogen del Instituto de Geociencias y Geografía de MLU. Hasta ahora, sin embargo, ha habido una ausencia de datos confiables para investigar más a fondo esto.

En su último estudio, el geocientífico combinó tres conjuntos de datos. Esto incluyó los niveles de contaminación regional de dióxido de nitrógeno medidos por el satélite Sentinel 5P de la Agencia Espacial Europea, que monitorea continuamente la contaminación del aire en la tierra. Con base en estos datos, produjo una visión global de las regiones con cantidades altas y prolongadas de contaminación por dióxido de nitrógeno. “Observé los valores de enero y febrero de este año, antes de que comenzaran los brotes de corona en Europa”, explica Ogen. Combinó estos datos con los datos de la agencia meteorológica estadounidense NOAA sobre flujos de aire verticales. Su premisa: si el aire está en movimiento, los contaminantes cerca del suelo también están más diseminados. Sin embargo, si el aire tiende a permanecer cerca del suelo, esto también se aplicará a los contaminantes en el aire, que luego es más probable que sean inhalados por humanos en mayores cantidades y por lo tanto conducen a problemas de salud. Utilizando estos datos, el investigador pudo identificar puntos calientes en todo el mundo con altos niveles de contaminación del aire y simultáneamente bajos niveles de movimiento del aire. Luego los comparó con los datos sobre muertes relacionadas con Covid-19, analizando específicamente los datos de Italia, Francia, España y Alemania.

Resultó que las regiones con un alto número de muertes también tenían niveles particularmente altos de dióxido de nitrógeno y una cantidad particularmente baja de intercambio vertical de aire. “Cuando observamos el norte de Italia, el área alrededor de Madrid y la Provincia de Hubei en China, por ejemplo, todos tienen algo en común: están rodeados de montañas. Esto hace que sea aún más probable que el aire en estas regiones sea estable y los niveles de contaminación son más altos”, continúa Ogen. La ventaja de su análisis es que se basa en regiones individuales y no solo compara países. “Aunque podemos obtener el valor promedio de un país para la contaminación del aire,

El geocientífico sospecha que esta persistente contaminación del aire en las regiones afectadas podría haber llevado a una peor salud general en las personas que viven allí, haciéndolas particularmente susceptibles al virus. “Sin embargo, mi investigación sobre el tema es solo una indicación inicial de que podría haber una correlación entre el nivel de contaminación del aire, el movimiento del aire y la gravedad del curso de los brotes de la corona”, dice Ogen. Esta correlación ahora debe examinarse para otras regiones y ponerse en un contexto más amplio.

Fuente: Latinamericanpost

Foto: Pexels

SARS-CoV-2 y sepsis viral: observaciones e hipótesis

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Resumen

Desde el brote de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19), los médicos han intentado todos los esfuerzos para comprender la enfermedad, y se ha identificado un breve retrato de sus características clínicas. En la práctica clínica, notamos que muchos pacientes con COVID-19 graves o críticamente enfermos desarrollaron manifestaciones clínicas típicas de shock, incluyendo extremidades frías y pulsos periféricos débiles, incluso en ausencia de hipotensión manifiesta. Comprender el mecanismo de la sepsis viral en COVID-19 es la garantía para explorar una mejor atención clínica para estos pacientes.

Con la evidencia recopilada de los estudios de autopsia sobre COVID-19 y la investigación científica básica sobre el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2) y SARS-CoV, hemos presentado varias hipótesis sobre la patogénesis del SARS-CoV-2 después de múltiples rondas de debate entre investigadores de ciencias básicas, patólogos y clínicos que trabajan en COVID-19.

Presumimos que un proceso llamado sepsis viral es crucial para el mecanismo de la enfermedad de COVID-19. Aunque estas ideas podrían probarse imperfectas o incluso incorrectas más adelante, creemos que pueden proporcionar aportes y orientaciones para la investigación básica en este momento.

Introducción

El brote de coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2), que se informó por primera vez en Wuhan, China, en diciembre de 2019, ha tenido un enorme impacto en China y el mundo entero. La enfermedad causada por el SARS-CoV-2 se denomina enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19). Para el 19 de marzo de 2020, el número de casos confirmados había aumentado a más de 200 000. Aunque la mayoría de los pacientes infectados con SARS-CoV-2 tenían una enfermedad leve, aproximadamente el 5% de los pacientes tenían una lesión pulmonar grave o incluso disfunción multiorgánica, lo que resulta en una 1 · 4% de letalidad1.

En la práctica, notamos que muchos pacientes con COVID-19 graves o críticamente enfermos desarrollaron manifestaciones clínicas típicas de shock, incluyendo extremidades frías y pulsos periféricos débiles, incluso en ausencia de hipotensión manifiesta. Muchos de estos pacientes mostraron acidosis metabólica severa, lo que indica una posible disfunción de la microcirculación. Además, algunos pacientes tenían insuficiencia hepática2 y renal además de lesión pulmonar severa.

Estos pacientes cumplieron los criterios de diagnóstico para sepsis y shock séptico de acuerdo con el Sepsis-3 International Consensus 3 pero la infección por SARS-CoV-2 parecía ser la única causa en la mayoría de ellos.1 Los cultivos de muestras de sangre y del tracto respiratorio inferior resultaron ser negativos para bacterias y hongos en 76% de pacientes con sepsis en una cohorte COVID-19.

Por lo tanto, la sepsis viral sería más precisa para describir las manifestaciones clínicas de pacientes con COVID-19 graves o críticos.5 Comprender el mecanismo de la sepsis viral en COVID-19 es la garantía para explorar una mejor atención clínica para estos pacientes.

Infección por virus y patogenia de COVID-19 en órganos

En estudios de biopsia o autopsia, patología pulmonar para ambos principios6 y fase tardía7 los pacientes con COVID-19 mostraron daño alveolar difuso con la formación de membranas hialinas, células mononucleares y macrófagos infiltrando espacios aéreos, y un engrosamiento difuso de la pared alveolar. Se observaron partículas virales en las células epiteliales alveolares bronquiales tipo 2 mediante microscopía electrónica.

Además, la atrofia del bazo, necrosis de los ganglios linfáticos hiliares, hemorragia focal en el riñón, hígado agrandado con infiltración de células inflamatorias, edema y degeneración dispersa de las neuronas en el cerebro estaban presentes en algunos pacientes.

Se han aislado partículas de virus infecciosos del SARS-CoV-2 de muestras respiratorias, así como de muestras fecales y de orina (Zhao J, Guangzhou Medical University, comunicación personal) de pacientes con COVID-19, ¿lo que sugiere que la disfunción de múltiples órganos en COVID19 grave es causada? al menos parcialmente por un ataque directo del virus. Sin embargo, no hay informes sobre las observaciones post mortem de la amplia difusión de las partículas virales por autopsia en este momento.

Si el SARS-CoV-2 puede dirigirse directamente a otros órganos además del pulmón, especialmente aquellos órganos con alta expresión de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2) 12,13 y órganos con L-SIGN como posibles receptores celulares alternativos para el SARS-CoV-2, tiene que ser investigado más a fondo. Además, la cuestión de cómo se propaga el SARS-CoV-2 a los órganos extra-pulmonares sigue siendo un enigma. Se ha observado una variación genómica del SARS-CoV-2 circulante, y la diferencia en la virulencia necesita más investigación.

Respuesta inmune al SARS-CoV-2 y sepsis viral

Se ha demostrado que las citocinas y las quimiocinas proinflamatorias incluyen el factor de necrosis tumoral (TNF) α, interleucina 1β (IL-1β), IL-6, factor estimulante de colonias de granulocitos, proteína 10 inducida por interferón gamma, proteína quimioatrayente de monocitos,1 y las proteínas inflamatorias de macrófagos 1-α se elevaron significativamente en pacientes con COVID-19. Al igual que en una infección grave de influenza, la tormenta de citoquinas podría desempeñar un papel importante en la inmunopatología de COVID-19.

Estudios previos revelaron que las células epiteliales pulmonares, los macrófagos y las células dendríticas expresan todas las citocinas en cierta medida durante la infección por influenza a través de la activación de receptores de reconocimiento de patrones (incluidos los receptores Toll-like TLR3, TLR7 y TLR8), el gen I inducible por ácido retinoico y los miembros de la familia de receptores similares a NOD18.

Sin embargo, poco se sabe sobre la situación en COVID-19 en este momento. Es crucial identificar la fuente primaria de la tormenta de citoquinas en respuesta a la infección por SARS-CoV-2 y los mecanismos virológicos detrás de la tormenta de citoquinas. También sería relevante dilucidar la cinética de la activación de las citocinas durante la infección por SARS-CoV-2: ¿cuándo se liberaron las primeras citocinas y cuáles fueron?

Además, si el daño directo a los tejidos inducido por el virus, la tormenta sistémica de citoquinas o los efectos sinérgicos de ambos, contribuyen a la disfunción de múltiples órganos de los pacientes con COVID-19 grave, queda por abordar.

Además, vale la pena hacer un seguimiento acerca de si bloquear uno de estos mediadores proinflamatorios afectaría el resultado clínico. El anticuerpo monoclonal anti-IL-6R o los corticosteroides se han propuesto para aliviar la respuesta inflamatoria. Sin embargo, IL-6 podría desempeñar un papel importante en el inicio de una respuesta preliminar contra la infección por virus al promover la eliminación viral mediada por neutrófilos, ya que un estudio reveló que la deficiencia de IL-6 o IL-6R condujo a la persistencia de la infección por influenza y finalmente a la muerte en ratones.19 Y el uso de corticosteroides sigue siendo controvertido.

Sin embargo, la respuesta inmune desregulada también tiene una etapa de supresión inmune después de la fase proinflamatoria. Se caracteriza por una reducción sostenida y sustancial de los recuentos de linfocitos periféricos, principalmente células T CD4 y CD8 en pacientes con COVID-19, y se asocia con un alto riesgo de desarrollar una infección bacteriana secundaria. Esta condición, conocida como linfopenia, también se encontró en la influenza severa y otras infecciones virales respiratorias.

El mecanismo subyacente a la linfopenia sigue siendo desconocido. Estudios anteriores han demostrado que se detectaron partículas virales similares al SARS y el ARN del SARS-CoV en linfocitos T aislados de muestras de sangre periférica, bazo, ganglios linfáticos y tejido linfoide de varios órganos, lo que sugiere que el SARS-CoV podría infectar a las células T directamente. Los dominios de unión al receptor de las proteínas de pico entre el SARS-CoV-2 y el SARS-CoV muestran un alto grado de consistencia y también se detectó ARN del SARS-CoV-2 en muestras de sangre.

Por lo tanto, es razonable suponer que, además de la muerte celular inducida por la activación inducida por la interacción del ligando Fas y Fas, así como el eje del ligando inductor de apoptosis relacionado con el TNF.
El SARS-CoV-2 podría infectar directamente a los linfocitos, particularmente las células T, e iniciar o promo

ver la muerte celular de los linfocitos, lo que eventualmente conduce a linfopenia y respuestas antivirales dañadas.  Sin embargo, tal hipótesis debe investigarse más a fondo.

También debe identificarse qué tipos de muerte celular están ocurriendo en los linfocitos después de la infección por SARS-CoV-2. Además, es intrigante que los linfocitos carezcan de expresión de ACE2, lo que sugiere un mecanismo alternativo por el cual el SARS-CoV-2 compromete a los linfocitos T.13 Si los macrófagos alveolares pueden o no fagocitar las partículas virales y luego transferirlas a los linfocitos es una pregunta abierta en el campo.

COVID-19 y coagulación anormal

Los estudios han revelado que el 71.4% de los no sobrevivientes de COVID-19 alcanzaron el grado de coagulación intravascular diseminada abierta (≥5 puntos según los criterios de la Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia) y mostró resultados de coagulación anormales durante las etapas posteriores de la enfermedad; concentraciones particularmente aumentadas de dímero D y otros productos de degradación de fibrina se asociaron significativamente con un mal pronóstico4.

Sin embargo, los mecanismos concretos para la coagulopatía aún no están identificados. Si el SARS-CoV-2 es capaz de atacar directamente las células endoteliales vasculares que expresan altos niveles de ACE2,13
y luego conducen a una coagulación y sepsis anormales, aún debe explorarse.

Mientras tanto, ACE2 también es un importante regulador de la presión arterial. La alta expresión de ACE2 en el sistema circulatorio después de la infección por SARS-CoV-2 podría contribuir parcialmente a la hipotensión séptica.

Se han planteado preguntas sobre el uso de la terapia con inhibidores de los bloqueadores de los receptores de angiotensina II (BRA) e inhibidores de la ECA para pacientes con hipertensión arterial COVID-19. Algunos investigadores sugirieron que los inhibidores de la ECA podrían beneficiar a estos pacientes al reducir la inflamación pulmonar, aunque otros argumentaron que los inhibidores de la ECA podrían mejorar la entrada viral al regular los niveles de la ECA230. Sin embargo, ha habido poca evidencia clínica sobre el riesgo de tratar a los pacientes con COVID-19 con inhibidores de ARB o ACE. Se necesita más investigación para explorar si estos medicamentos inhiben o ayudan a la entrada viral.


Figura: Ocurrencia y evolución del síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 sepsis viral

Fuente: IntraMed

La evidencia sugiere que COVID-19 no se transmite sexualmente

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Representación esquemática de la proteasa del coronavirus. - HZB - Archivo

COVID-19 es poco probable que se propague a través del semen, según científicos de la Universidad de salud de Utah que participaron en un estudio internacional de hombres chinos que recientemente tuvieron la enfermedad. Los investigadores no encontraron evidencia del virus que causa COVID-19 en el semen o los testículos de los hombres.

El estudio no fue lo suficientemente completo como para descartar por completo la posibilidad de que la enfermedad pudiera transmitirse sexualmente. Sin embargo, las posibilidades de que ocurra, en base a este hallazgo limitado, parecen ser remotas.

“El hecho de que en este pequeño estudio preliminar que parece que el virus que causa COVID-19 no aparece en los testículos o el semen podría ser un hallazgo importante”, dice James M. Hotaling, MD, coautor del estudio y un profesor asociado de urología de la Universidad especializado en fertilidad masculina. “Si una enfermedad como COVID-19 fuera transmisible sexualmente, eso tendría implicaciones importantes para la prevención de enfermedades y podría tener serias consecuencias para la salud reproductiva a largo plazo de un hombre”.

El estudio aparece en Fertility & Sterility, una revista revisada por pares publicada por la Sociedad Estadounidense de Medicina Reproductiva.

El equipo internacional de investigadores de China y Estados Unidos lanzó el estudio en respuesta a las preocupaciones de que el SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19, podría transmitirse sexualmente como el Ébola, el Zika y otros patógenos virales emergentes. Para averiguarlo, recolectaron muestras de semen de 34 hombres chinos un mes (en promedio) después de que se les diagnosticara casos leves a moderados de COVID-19. Las pruebas de laboratorio no detectaron SARS-CoV-2 en ninguna de las muestras de semen.

Pero solo porque el virus no estaba presente en el semen existente no necesariamente descartó que no hubiera ingresado a los testículos donde se forman los espermatozoides.

“Si el virus está en los testículos, pero no en el esperma, no puede transmitirse sexualmente”, dice Jingtao Guo, un científico postdoctoral en el Instituto de Cáncer de la Universidad de Utah, que también fue coautor del estudio. “Pero si está en los testículos, puede causar daños a largo plazo a la producción de esperma y esperma”.

Para resolver esta parte del rompecabezas, los investigadores analizaron un conjunto de datos generado a partir de un atlas de ARNm de una sola célula de donantes de órganos jóvenes sanos que estaba disponible en trabajos previos. Este atlas les permite examinar el ARNm, el material genético utilizado para fabricar proteínas, en cualquier célula testicular. En este caso, el científico lo usó para examinar la expresión de un par de genes asociados con el SARS-CoV-2. Estos dos genes, la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2) y la serina proteasa 2 transmembrana (TMPRSS2) actúan como receptores, permitiendo que el SARS-CoV2 penetre en las células y se replique. Para que el virus acceda a las células de manera efectiva, ambos receptores deben estar presentes en la misma célula.

Cuando los científicos examinaron el conjunto de datos, encontraron que los genes que codifican estas dos proteínas solo se encontraron en cuatro de las 6.500 células testiculares, lo que sugiere que es poco probable que el SARS-CoV-2 invada las células testiculares humanas, dice Guo.

A pesar de estos hallazgos, los investigadores reconocen que su estudio tiene varias limitaciones importantes, incluido un pequeño tamaño de muestra y el hecho de que ninguno de los donantes había estado gravemente enfermo con COVID-19.

“Podría ser que un hombre que está gravemente enfermo con COVID-19 podría tener una carga viral más alta, lo que podría conducir a una mayor probabilidad de infectar el semen. Simplemente no tenemos la respuesta a eso en este momento”, dice Hotaling. “Pero saber que no encontramos ese tipo de actividad entre los pacientes en este estudio que se estaban recuperando de formas leves a moderadas de la enfermedad es tranquilizador”.

Sin embargo, Hotaling advierte que el contacto íntimo puede aumentar el riesgo de propagar la enfermedad al toser, estornudar y besarse. Además, algunas personas infectadas son asintomáticas y pueden parecer saludables, incluso cuando transmiten el virus a otras personas.

Fuente: InfoSalus

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