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Declaración conjunta del Director General de la OMC Roberto Azevêdo y el Director General de la OMS Tedros Adhanom Ghebreyesus

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Director General de la OMS Tedros Adhanom Ghebreyesus y el Director General de la OMC Roberto Azevêdo.

La COVID-19 ha progresado rápidamente y se ha convertido en una pandemia mundial con consecuencias profundas y sin precedentes para la salud y el bienestar social y económico de las comunidades en todo el planeta. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Mundial del Comercio (OMC) están comprometidas a dar una respuesta eficaz a la situación colaborando con otras organizaciones internacionales y con nuestros respectivos Miembros. Hace falta una actuación mundial coordinada para abordar los extraordinarios retos que supone la pandemia para la salud y la subsistencia de las personas.

Proteger las vidas humanas es nuestra máxima prioridad, y los esfuerzos en ese sentido pueden verse dificultados por perturbaciones innecesarias del comercio y las cadenas de suministro mundiales. Las decisiones de política comercial de los gobiernos tienen una importante influencia tanto a la hora de hacer llegar el equipo y suministros médicos a los lugares donde se necesitan con urgencia como de catalizar el suministro de insumos críticos para la producción de medicamentos y dispositivos de tecnología médica destinados a combatir la pandemia. Por consiguiente, es de vital interés que el comercio de productos de tecnología médica siga siendo lo más abierto y predecible posible. Esto ayudará a los países a responder a esta crisis, a recuperarse de ella y a forjar unos sistemas sanitarios que fomenten una mayor resiliencia futura.

La OMS y la OMC están colaborando para respaldar los esfuerzos destinados a garantizar los flujos transfronterizos normales de suministros médicos vitales y otras mercancías y servicios, a fomentarlos cuando sea posible, y a resolver las perturbaciones innecesarias de las cadenas de suministro mundiales de conformidad con el Reglamento Sanitario Internacional (2005) y las normas de la OMC.

La finalidad del Reglamento Sanitario Internacional es prevenir la propagación internacional de enfermedades, proteger contra esa propagación, controlarla y darle una respuesta de salud pública proporcionada a los riesgos para la salud pública evitando al mismo tiempo las interferencias innecesarias con el tráfico y el comercio internacionales. Las normas de la OMC proporcionan a los gobiernos las flexibilidades que puedan ser necesarias para abordar situaciones de escasez de suministros médicos esenciales o problemas de salud pública. Sin embargo, cualquier medida nacional encaminada a proteger la salud pública debe ser «selectiva, proporcionada, transparente y temporal», en consonancia con los recientes llamamientos de los dirigentes mundiales. Los gobiernos deben evitar medidas que puedan perturbar las cadenas de suministro y perjudicar a las personas más pobres y vulnerables, en particular en los países en desarrollo y los países menos adelantados que habitualmente dependen de las importaciones de medicamentos y equipo médico.

Instamos a nuestros Miembros a que sigan informando a la OMS y la OMC sobre sus medidas con arreglo a los mecanismos de transparencia establecidos, que en este momento resultan especialmente valiosos para respaldar una respuesta coordinada. Con el fin de garantizar que las tecnologías médicas —entre ellas, los productos de diagnóstico, los medicamentos, las vacunas y otros suministros médicos vitales para tratar a los pacientes infectados por la COVID‑19— lleguen rápidamente a quienes las necesitan, hacemos hincapié en la importancia de racionalizar las pruebas de conformidad sobre la base de la cooperación en materia de reglamentación y de las normas internacionales.

Aunque nos sentimos esperanzados por los impresionantes esfuerzos de investigación y por la rápida movilización de recursos públicos y privados para desarrollar tecnologías sanitarias contra la COVID‑19, instamos a los gobiernos a aplicar medidas de política que puedan facilitar adicionalmente la investigación y el desarrollo de esas tecnologías y promover su rápida difusión en el interior de los países y más allá de las fronteras para garantizar un acceso equitativo a ellas. Las iniciativas en ese sentido abarcan realizar inversiones selectivas, garantizar el acceso abierto a los resultados de los ensayos clínicos, compartir los derechos de propiedad intelectual pertinentes, incrementar la capacidad de producción, aplicar regímenes de compras abiertos y transparentes, eliminar los aranceles para las tecnologías sanitarias pertinentes, y adoptar medidas de facilitación del comercio para reducir los costos y las demoras.

La actuación de ámbito mundial, la solidaridad y la cooperación internacional son más necesarias que nunca para responder a estas circunstancias sanitarias. La OMS y la OMC están trabajando juntas para cumplir su papel.

Fuente: OMS

Listado de emisiones anteriores

Confirmado: la pérdida del olfato y el gusto son síntomas del Covid-19

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Investigadores de Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) han publicado un estudio en el que confirman la pérdida del olfato y del gusto en pacientes con Covid-19, la enfermedad respiratoria causada por el nuevo coronavirus.

“Si tienes pérdida de olfato y de gusto, tienes más de 10 veces más probabilidades de tener la infección de Covid-19 que otras causas de infección. El primer signo más común sigue siendo la fiebre, pero la fatiga y la pérdida del olfato y el gusto se suman a otros síntomas iniciales muy comunes”, explica la doctora Carol Yan, una de las autoras de esta investigación, que se ha publicado en la revista ‘International Forum of Allergy and Rhinology’.

Yan y sus colegas encuestaron a 1.480 pacientes con síntomas similares a los de la gripe y con preocupaciones sobre una posible infección por Covid-19 que se sometieron a pruebas del 3 al 29 de marzo. Dentro de ese total, 102 pacientes dieron positivo para el virus y 1.378 negativo. El estudio incluyó las respuestas de 59 pacientes Covid-19 positivos y 203 pacientes negativos.

El estudio demostró la alta prevalencia y la presentación única de ciertas deficiencias sensoriales en pacientes positivos. De los que informaron de la pérdida de olfato y gusto, la pérdida fue típicamente profunda, no leve. Pero es alentador que la tasa de recuperación del olfato y el gusto fuera alta y que se produjera normalmente entre dos y cuatro semanas después de la infección.

“Nuestro estudio no solo mostró que la alta incidencia de olor y sabor es específica de la infección por Covid-19, sino que afortunadamente también encontramos que para la mayoría de las personas la recuperación sensorial era generalmente rápida. Entre los pacientes de Covid-19 con pérdida del olfato, más del 70 por ciento había informado de una mejora del olfato en el momento de la encuesta y de los que no habían informado de la mejora, muchos sólo habían sido diagnosticados recientemente”, apunta Yan.

El retorno sensorial típicamente coincidió con el tiempo de recuperación de la enfermedad. Es interesante que los investigadores descubrieron que las personas que informaron haber experimentado un dolor de garganta con más frecuencia dieron negativo para Covid-19. Otros síntomas conocidos incluyen fiebre, fatiga, tos y dificultad para respirar. Los encuestados en el estudio de Yan fueron con mayor frecuencia personas con formas más leves de infección que no requirieron hospitalización ni intubación. Los hallazgos subrayan la importancia de identificar los síntomas tempranos o sutiles de la infección en las personas que pueden estar en riesgo de transmitir la enfermedad a medida que se recuperan dentro de la comunidad.

Fuente: InfoSalus

Foto: Ani Kolleshi on Unsplash

Encuesta de la IFCC sobre el impacto de la COVID-19 en los Laboratorios Clínicos

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La actual epidemia mundial de COVID-19 ha tenido un impacto significativo en los laboratorios clínicos a nivel mundial y ha destacado el papel fundamental de la medicina de laboratorio en la salud pública y la atención al paciente.

La IFCC ha respondido desarrollando una Guía de información de la IFCC sobre COVID-19 (www.ifcc.org), así como un Grupo de trabajo especial para proporcionar directrices a los laboratorios clínicos de todo el mundo.

IFCC ahora quisiera encuestar a todos los colegas en los laboratorios clínicos de cada país para comprender cómo los laboratorios individuales manejan los procesos preanalíticos, analíticos y posanalíticos durante el brote de COVID-19.

Las preguntas planteadas tienen como objetivo capturar lo que su laboratorio está haciendo actualmente para mitigar los riesgos biológicos relacionados con COVID-19. Esta encuesta ha sido desarrollada con la asistencia de APFCB y del Grupo de trabajo de IFCC sobre COVID-19.

Complete y distribuya la siguiente encuesta a todos los colegas clínicos en su país.

La finalización solicitada se extendió hasta el viernes 1 de mayo de 2020.

Inglés: https://mysurvey.nus.edu.sg/EFM/se/543BE5C27BEEB457

Español: https://mysurvey.nus.edu.sg/EFM/se/543BE5C24A7682C1

Chino: https://mysurvey.nus.edu.sg/EFM/se/543BE5C2696E93F8

Francés:  https://mysurvey.nus.edu.sg/EFM/se/543BE5C26DDB9622

Aumentan la producción de un fármaco que podría ser efectivo contra el Covid-19

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Investigadores de la Universidad Northwestern (Estados Unidos) y la Universidad ShanghaiTech (China) han aumentado la producción de la molécula valinomicina, la cual ha demostrado ser efectiva para eliminar el SARS-CoV, un “primo genético” del nuevo coronavirus, en cultivos celulares.

En concreto, los expertos, cuyo trabajo ha sido publicado en la revista ‘Metabolic Engineering’, han aumentado los rendimientos de producción más de 5.000 veces en solo unos pocos ciclos de diseño rápidos, logrando concentraciones de la molécula más altas que las logradas previamente en las células.

“Debido a que utilizamos sistemas libres de células, podemos optimizar la producción más rápido que en las células para aumentar aún más los rendimientos. Por ejemplo, los ciclos de optimización de la ruta toman días en lugar de semanas o meses, y esta velocidad podría ser muy importante cuando se trata de una pandemia como el brote de coronavirus Covid-19”, han explicado los investigadores.

Fuente: InfoSalus

Foto: Macau Photo Agency on Unsplash

Médicos sin Fronteras exige que las pruebas, medicamentos y vacunas para COVID-19 no tengan patentes

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Médicos Sin Fronteras inició actividades relacionadas con el nuevo coronavirus COVID 19 en Francia, centrándose en personas vulnerables que viven en la calle, como los migrantes.Agnes Varraine-Leca/MSF

Médicos Sin Fronteras exigió que no se patenten ni se reciban beneficios y ganancias comerciales de los medicamentos, los tests o las vacunas que se desarrollen para la pandemia de la enfermedad por el coronavirus 2019 (COVID-19), y que los gobiernos se preparen para suspender y anular patentes y tomar otras medidas, como el control de precios, para garantizar la disponibilidad, reducir el precio y salvar más vidas.

Canadá, Chile, Ecuador y Alemania ya han tomado medidas para facilitar la anulación de patentes mediante la emisión de licencias obligatorias para medicamentos, vacunas y otras herramientas para la COVID-19. Asimismo, el gobierno de Israel emitió una licencia obligatoria para las patentes de un medicamento que investigaban para el uso de la COVID-19.

Tras fuertes críticas de grupos civiles y Médicos Sin Fronteras (MSF), la farmacéutica Gilead renunció a una designación especial de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos que le habría permitido extender el monopolio sobre la patente del remdesivir por 20 años en más de 70 países.

El remdesivir es un potencial candidato para el tratamiento de la COVID-19 y se esperan resultados preliminares de ensayos clínicos en abril. Sin embargo, Gilead aún tiene que comprometerse a no hacer cumplir sus patentes a nivel mundial.

“Gilead no puede tener ganancias comerciales de esta pandemia y debe comprometerse a no

hacer cumplir ni reclamar sus patentes y otros derechos exclusivos”, afirmó Dana Gill, asesora de Políticas en Estados Unidos de la Campaña de Acceso a Medicamentos Esenciales de MSF.

“De lo contrario, se estaría preparando para cobrar lo que quiera por el remdesivir durante esta crisis de salud global y en los años venideros. Algo todavía más indignante si tenemos en cuenta la enorme cantidad de dinero de los contribuyentes y recursos públicos que ya han contribuido a la investigación y el desarrollo del remdesivir”.

Por ello, MSF instó a los gobiernos a prepararse para suspender o anular las patentes de herramientas médicas para la COVID-19 mediante la emisión de licencias obligatorias. Eliminar las patentes y otras barreras es fundamental para ayudar a garantizar que haya suficientes proveedores que vendan las herramientas para la COVID-19 a precios que todos puedan pagar.

“Por nuestro trabajo en todo el mundo, sabemos muy bien lo que significa no poder tratar a nuestros pacientes porque el medicamento necesario es demasiado caro o simplemente no está disponible”, explicó el Dr. Márcio Silveira da Fonseca, asesor de Enfermedades Infecciosas de la Campaña de Acceso.

“En los países donde las corporaciones farmacéuticas hacen cumplir las patentes, instamos a los gobiernos a poner en marcha los mecanismos para anular estos monopolios para que puedan garantizar el suministro de medicamentos asequibles y salvar más vidas”.

El fabricante estadounidense de pruebas de diagnóstico Cepheid ofrece otro ejemplo de especulación en medio de la pandemia. La corporación acaba de recibir la autorización de uso de emergencia por parte de la FDA para una prueba rápida de COVID-19 (Xpert Xpress SARS-CoV-2). La prueba tarda 45 minutos en dar el resultado utilizando máquinas de diagnóstico que ya se han utilizado de forma rutinaria para tuberculosis, VIH y otras enfermedades.

Cepheid acaba de anunciar que cobrará 19,80 dólares por prueba en los países en desarrollo, incluidos los países más pobres del mundo, donde las personas viven con menos de dos dólares por día. Estudios de MSF y otros actores sobre la prueba para tuberculosis de Cepheid (que utiliza un cartucho similar por el que cobra 9 euros o 10 dólares en los países en desarrollo), demuestra que el precio de los materiales, incluidos los gastos de fabricación y gastos generales de cada cartucho son de 3 dólares, y por lo tanto cada prueba podría venderse, aún percibiendo una ganancia, a 5 dólares. “Con una pandemia propagándose, ahora no es el momento de probar cuales son los precios más altos que soportará el mercado”, afirmó Stijn Deborggraeve, asesor de Diagnóstico de la Campaña de Acceso. “Sabemos lo críticas que son las pruebas en esta pandemia, por lo que las pruebas deben ser asequibles para todos los países. Advertimos que los altos precios y los monopolios provocarán un racionamiento de medicamentos, pruebas y vacunas, que solo servirán para prolongar esta pandemia”. “Las empresas farmacéuticas y de diagnóstico están eligiendo ser parte del problema en lugar de ser parte de la solución, lo que demuestra que incluso en esta crisis aguda de salud global, no harán lo correcto”, añadió Gill. “Hacemos un rotundo llamado a los gobiernos para que reconozcan cuántas vidas están en juego y usen su poder para hacer que los medicamentos, las pruebas y las vacunas estén disponibles, sean accesibles y asequibles para todos”.

Fuente: Médicos Sin Fronteras

Los análisis en el labortorio clínico, pieza clave para luchar contra la pandemia de la COVID-19

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La crisis sanitaria y social derivada de la pandemia de COVID-19, causada por el coronavirus SARS-CoV-2, han popularizado conceptos como los tests PCR o las pruebas rápidas de detección de la enfermedad. Sin embargo, persisten equívocos y desconocimiento entre el público general que contribuyen en ocasiones a incrementar el desasosiego que produce la actual situación. Desde la Sociedad Española de Medicina de Laboratorio (SEQCML), se quiere contribuir a aclarar algunas cuestiones en torno a las pruebas que se realizan y responder a algunas de las cuestiones que se plantean los ciudadanos, tales como por qué no se están realizando más pruebas, por qué no se pueden realizar más rápido o cuál es la fiabilidad de los tests rápidos.

Las autoridades sanitarias han situado al laboratorio clínico en el centro de la lucha contra la enfermedad, dado que una de las principales recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es realizar un adecuado cribado de la población para detectar el alcance real de la infección. El Gobierno español se ha propuesto como próximo objetivo detectar y aislar a los casos asintomáticos, lo cual requiere de la realización de un gran número de pruebas de detección de la enfermedad. Para ponderar correctamente el trabajo del laboratorio en esta lucha, la SEQCML ha elaborado esta nota que incluye las principales claves a tener en cuenta.

Análisis PCR

En primer lugar cabe destacar que un análisis PCR es muy distinto a una prueba rápida. El nombre PCR es el acrónimo inglés de “reacción en cadena de la polimerasa”, una técnica de biología molecular que reproduce in vitro (es decir, en condiciones de laboratorio) el proceso natural de replicación del material genético que todos los seres vivos (animales, vegetales, bacterias, virus…) llevamos a cabo para copiar nuestro material genético y poder, así, reproducirnos y crecer.

“La PCR se lleva a cabo en un equipo automatizado llamado termociclador, pero hasta que la muestra que queremos analizar llega a ese aparato, debe pasar por una serie de procesos. En primer lugar, debemos asegurarnos de que la muestra es adecuada para realizar la técnica, que se ha recogido en el medio de conservación adecuado y que viene correctamente identificada con los datos del paciente al que pertenece. A continuación, es necesario llevar a cabo un proceso de inactivación, para que en caso de que el virus esté presente en la muestra, no contamine nuestros equipos ni tampoco haya riesgos para las personas que trabajan en el laboratorio”, explica la Dra. Imma Caballé, presidenta de la SEQCML.

Una vez inactivada, el siguiente paso consiste en separar el material genético del resto de sustancias y moléculas que están presentes en la muestra y pueden interferir con la PCR. “A este paso lo denominamos extracción de ácidos nucleicos”, detalla la Dra. Caballé, quien precisa que la extracción de ácidos nucleicos puede hacerse de modo manual, pero habitualmente en los laboratorios clínicos se trabaja con máquinas que permiten realizar el proceso en varias muestras a la vez (normalmente entre 12 y 96). En algunos centros se cuenta con equipos robotizados que son capaces de realizar los pasos de extracción de ácidos nucleicos y PCR de forma automática y consecutiva, con poco manejo manual de reactivos y muestras.

Por último, se preparan los reactivos que se debe mezclar con el material genético extraído para que la PCR pueda llevarse a cabo dentro del termociclador. Todo este proceso puede alargarse durante un tiempo, esto depende del equipamiento de los laboratorios y el nivel de automatización disponible. En nuestro país, al igual que en otros, debido a la elevada demanda derivada de esta situación, el proceso se ha venido demorando más de un día, aunque en condiciones óptimas es posible obtener el resultado para 94 muestras en un plazo de unas 2 horas por equipo.

El trabajo del laboratorio clínico en la realización de las pruebas PCR

Los laboratorios de Análisis Clínicos y Microbiología Clínica son los encargados de recibir y analizar las muestras de los pacientes para poder determinar si el virus está presente en las mismas. Los facultativos especialistas en Microbiología son los responsables de decidir cuál es el diseño de PCR más adecuado para detectar cada tipo de patógeno y de interpretar los resultados obtenidos para poder informar a los clínicos. “Estos profesionales son licenciados o graduados en Farmacia, Biología, Bioquímica, Medicina o Química que, tras superar un examen FIR, BIR, MIR o QIR, se forman durante 4 años de residencia en un hospital para poder ejercer como facultativos”, puntualiza la presidenta de la SEQCML.

El manejo de la muestra corre a cargo de los técnicos de laboratorio, personal indispensable que tiene formación en el manejo de muestras biológicas, así como de los fundamentos y la propia realización manual de las técnicas de biología molecular, como la PCR. Todas las Comunidades Autónomas cuentan con laboratorios clínicos hospitalarios y otros centros de diagnóstico. Muchos de ellos tienen la infraestructura necesaria para poder llevar a cabo técnicas de biología molecular como la PCR. En el resto de los casos, se suele asignar un hospital de referencia al que las muestras son trasladadas para poder ser analizadas por otro equipo de microbiólogos.

Pruebas rápidas para detectar el SARS-CoV-2

Las pruebas rápidas son un conjunto de técnicas de laboratorio que, como su nombre indica, permiten obtener un resultado en poco tiempo, normalmente menos de 30 minutos. En el caso del SARS-CoV-2, se comercializan pruebas rápidas de dos tipos: de detección de antígeno y de detección de anticuerpos. Los antígenos son moléculas, habitualmente proteínas de microorganismos patógenos, que provocan que el cuerpo humano desarrolle una respuesta inmune. Esta, entre otros mecanismos de defensa, implica la producción anticuerpos específicos para combatir cada microorganismo en cuestión. Las pruebas rápidas se basan en esta relación antígeno-anticuerpo para saber si una persona tiene o ha tenido una infección.

“Las pruebas basadas en la detección de antígeno tienen un anticuerpo al que se unen las proteínas del virus presente en las muestras de las vías respiratorias. Funcionan de forma similar a un test de embarazo. Son pruebas dirigidas a detectar la infección en los primeros 7 días de desarrollo de síntomas, al igual que la PCR en una muestra nasofaríngea, pero son más fáciles de realizar, más baratas y más rápidas. El gran inconveniente es que su sensibilidad, comparada con la PCR, es baja; es decir, un porcentaje de personas que están infectadas, tienen una detección de antígeno negativa”, señala la Dra. Ana Blanco, del servicio de Microbiología molecular de Catlab.

“Por el contrario, en pacientes con más de 7 días de sintomatología, podemos detectar en la sangre anticuerpos frente al virus. En este caso, el test tiene un antígeno al que se unen los anticuerpos generando una banda de color. Por su funcionamiento, cada test utilizado tiene un rendimiento óptimo en un espacio de tiempo concreto y por lo tanto, es importante saber cuánto tiempo hace que el paciente tiene síntomas, para poder elegir la mejor técnica diagnóstica en cada momento”, añade la Dra. Blanco.

Fiabilidad de los tests rápidos

La fiabilidad de una prueba depende de la sensibilidad (capacidad de detectar positivos) y especificidad (capacidad de discriminar negativos, cuando lo son realmente). La PCR es una técnica con gran sensibilidad y especificidad en condiciones óptimas, pero hay que tener en cuenta que, según el tiempo que haya pasado desde que comenzaron los síntomas, el virus puede dejar de ser detectable mediante PCR en muestras obtenidas de la nasofaringe.

Si se compara la prueba PCR con una técnica rápida basada en la detección de proteínas del virus (antígenos) la PCR tiene una sensibilidad muy superior, porque es capaz de detectar cantidades de virus mucho más bajas. Si comparamos la PCR con una técnica rápida de detección de anticuerpos, la respuesta a cuál es más fiable sería “depende”, según precisa la Dra. Blanco. “En función de los días que el paciente lleve enfermo puede que ya no sea posible detectar el virus mediante PCR pero que sí sea posible detectar anticuerpos (es decir, detectar la respuesta inmune que el cuerpo ha generado frente al virus). Hay que tener en cuenta que, en esta situación, se pueden estar detectando infecciones ya superadas y que el paciente ya no tenga infección por SARS-CoV-2 en ese momento”, añade.

Disponibilidad de los tests rápidos

Hay que tener en cuenta que este virus era desconocido hasta hace unos meses. La secuencia de su genoma se publicó a mediados de enero (un tiempo muy corto dado que hacía muy poco que se había descubierto). Una vez que se conoce la secuencia de un genoma es relativamente rápido desarrollar una técnica de PCR. Sin embargo, para desarrollar pruebas rápidas que detecten antígenos o anticuerpos, el proceso es más lento.

Además, antes de comenzar a utilizar una determinada prueba de laboratorio, es necesario hacer una verificación de su capacidad diagnóstica. Para que una técnica de diagnóstico se pueda comercializar en el mercado europeo, es necesario que cumpla unos requisitos que garanticen su funcionamiento. Aun así, es imprescindible que cada centro diagnóstico compruebe que el test elegido funciona de acuerdo a las especificaciones que indica el fabricante y que certifican los diferentes organismos reguladores.

En el caso de las pruebas rápidas, que pueden realizarse fuera del laboratorio (por ejemplo, en una consulta médica), es importante que uno o varios centros de referencia se hagan responsables de esta verificación, para poder garantizar su buen funcionamiento una vez distribuidos.

¿Cómo realizar más pruebas?

Para incrementar la capacidad de realizar pruebas PCR es indispensable que se mantenga un buen suministro de reactivos y que estos puedan adaptarse a equipos automatizados con mayor capacidad de procesamiento de muestras por día. Por otra parte, si se puede llegar a disponer de pruebas rápidas fiables y sin problemas de suministro, se podrían utilizar como cribado para detectar a pacientes asintomáticos o bien a aquellos que ya han pasado la infección de forma leve sin haber tenido una confirmación mediante PCR. En resumen, la cuestión clave es la disponibilidad de suministro y la calidad del resultado. “La exigencia de calidad es ineludible ante la necesidad de obtener un diagnóstico”, destaca la Dra. Caballé.

Fuente: SEQC-ML

¿Las pruebas que detectan anticuerpos para el nuevo coronavirus realmente cambiarán todo?

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El Colegio de Bioquímicos de la Provincia de Buenos Aires, acerca el artículo publicado en la revista Nature de Smriti Mallapaty (18 de abril de 2020), doi: 10.1038/d41586-020-01115-z

Las pruebas de anticuerpos han capturado la atención del mundo por su potencial para ayudar a que la vida vuelva a la normalidad, al revelar quién ha estado expuesto y ahora podría ser inmune al nuevo coronavirus.

Docenas de compañías de biotecnología y laboratorios de investigación, se han apresurado a producir análisis bioquímicos para uso en sangre. Los gobiernos de todo el mundo han comprado miles de equipos, con la esperanza de poder orientar las decisiones sobre cuándo relajar las medidas de distanciamiento social y hacer que las personas vuelvan a trabajar. Algunos incluso han sugerido que las pruebas podrían usarse como un “pasaporte de inmunidad”, otorgando al propietario la autorización para interactuar nuevamente con los demás. Muchos científicos comparten este entusiasmo.

El objetivo inmediato, es tener una prueba que pueda decirle a la atención médica y a otros trabajadores esenciales si todavía están en riesgo de infección, dice David Smith, un virólogo clínico de la Universidad de Australia Occidental en Perth. En el futuro, también podrían evaluar si los candidatos a vacunas, dan inmunidad a las personas. Pero como con la mayoría de las nuevas tecnologías, hay indicios de que las promesas de las pruebas de anticuerpos para COVID-19 se han sobrevendido y sus desafíos se han subestimado.

Los equipos han inundado el mercado, pero la mayoría, no son lo suficientemente precisos como para confirmar si una persona ha estado expuesta al virus. No está suficientemente probado si las pruebas son confiables o si nos pueden indicar si alguien es inmune a la reinfección. Pasará un tiempo antes de que los equipos sean tan útiles como se esperaba, “Los países todavía están reuniendo pruebas”.

Acceda al artículo completo, haciendo click aquí.

Imagen: Vector de Salud creado por freepik – www.freepik.es

Paso a paso: cómo la sangre de sobrevivientes del COVID-19 podría salvar a las personas contagiadas

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La sangre de los sobrevivientes al COVID-19 podría ser la cura para tratar a quienes están enfermos de este virus.

Científicos alrededor del mundo analizan si pruebas de anticuerpos y terapias con el plasma de la sangre de los recuperados pudieran ser el método para combatir el virus en nuevos contagios.

“Se basa en el mismo principio de, si se tiene un anticuerpo protector, la transferencia pasiva podría proporcionar no solo una protección profiláctica, sino también un tratamiento”, explica sobre el procedimiento el Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos.

De acuerdo con investigaciones compiladas por Wall Street Journal, cuando las personas se recuperan de una infección viral producen proteínas que combaten a ese mismo virus, conocidas como anticuerpos. Estos circulan en la sangre del paciente y lo protegen contra futuras infecciones.

Cuando se encuentran anticuerpos en la sangre, significa que la persona analizada estuvo contagiada y que ahora cuenta con defensas moleculares para combatir el virus que le enfermó, proceso conocido como inmunidad.

En teoría, los doctores podrían transferir esos anticuerpos a los contagiados del mismo virus, a fin de que dichas proteínas ayuden en su cura.

Se trata de una terapia que ya ha sido probada antes, en otras crisis sanitarias.

Precisamente, Arturo Casadevall, profesor de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, asegura que este proceso “fue usado en la epidemia de gripe de 1918, así como en muchos brotes de paperas, poliomielitis y sarampión a principios del siglo XX, y se usó también recientemente en la epidemia de SARS de 2003”.

Este tratamiento, conocido como terapia de plasma convaleciente, está ganando terreno en un escenario en el que aún no se tienen otras alternativas para tratar el COVID-19.

Aunque la seguridad y eficacia de este procedimiento no han sido establecidas a través de ensayos clínicos -el mayor de los estándares-, hay pruebas preliminares realizadas en China que muestran resultados alentadores.

De igual manera, en marzo la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por su siglas en inglés) empezó a permitir que los médicos trataran a algunos pacientes con el plasma de sangre de los que se han recuperado del nuevo coronavirus.

El Mount Sinai de Nueva York es uno de los hospitales que ya prueba el plasma convaleciente en pacientes con COVID-19 que resultan aptos para el procedimiento.

¿Cómo se realiza la terapia de plasma convaleciente?

Primero, se realiza una encuesta a las personas que se han recuperado del COVID-19 y que están interesadas en donar plasma. Después, siguiendo los parámetros de la FDA, los médicos someten a los potenciales donantes a dos pruebas.

La primera es un diagnóstico para asegurarse de que ya no son portadores del nuevo coronavirus. La segunda es una prueba que busca anticuerpos en el plasma sanguíneo a fin de asegurarse de que se producen los anticuerpos suficientes para combatir al virus.

En el Mount Sinai se desarrolló una prueba de anticuerpos a partir del código genético del virus.

Los científicos de ese hospital producen en masa una proteína que obtienen de la superficie del coronavirus. Luego toman platos especiales con docenas de pozos pequeños y cubren el fondo de cada uno con las proteínas sintéticas realizadas. Después, colocan el plasma del donante en cada pocillo. Si hay anticuerpos, estos reconocen la proteína viral y se le unen.

Posteriormente, los especialistas agregan una proteína adicional que se ilumina cuando reconoce la combinación de la proteína viral sintética con el anticuerpo del coronavirus. Los científicos realizan esta prueba en diferentes concentraciones de la misma muestra hasta que la proteína adicional deje de encenderse. Entre más tarde en dejar de iluminarse, significa que el plasma tiene mayor cantidad de anticuerpos, lo que lo hace más idóneo para la terapia.

Si el donante supera satisfactoriamente ambas pruebas, es enviado al Centro de Sangre de Nueva York, donde puede proporcionar el plasma para este tratamiento.

No obstante, antes de ser suministrados a los pacientes con COVID-19, los científicos se aseguran que la muestra donada no tenga otros virus, como VIH o hepatitis, y que los tipos de sangre coincidan. Estimaciones preliminares arrojan que una donación alcanza para atender a dos personas, aproximadamente.

Hasta el momento, el hospital Mount Sinai ha tratado a más de 30 pacientes con esta terapia, cuya administración requiere de la autorización de la FDA.

Y, ¿cómo saber que los pacientes se recuperan precisamente debido a este tratamiento?

El Dr. David L. Reich, Presidente del Hospital Mount Sinai, explica que cuentan con un equipo de bioestadísticos que modelan los factores del tratamientos de los pacientes a quienes se les suministra el plasma de sangre, tales como la duración de la estadía en el hospital, los días en cuidados intensivos, la necesidad de un ventilador, así como la mortalidad o supervivencia.

Es importante aclarar que este procedimiento no está exento de riesgos. Los efectos secundarios a las transfusión del plasma van desde fiebre y reacciones alérgicas hasta lesiones pulmonares.

A pesar de que algunas pruebas con anticuerpos desarrolladas en otros países se han puesto en duda por no ser muy precisas, los científicos son optimistas respecto a que la terapia con plasma podría ayudar a los pacientes con COVID-19 a recuperarse más rápido, y que incluso podría dar pistas de cuán mortal es realmente el nuevo coronavirus.

Fuente: Infobae

La pandemia de la COVID-19 impacta en la salud sexual y reproductiva de las mujeres

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En la actualidad, algo más de la mitad de las mujeres en todo el mundo pueden elegir libremente sobre su salud sexual y reproductiva, según el último informe basado en datos de 57 países del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
Sin embargo, dado que gran parte del planeta se ha paralizado por las medidas de los países de confinamiento y distanciamiento social de la población, así como de restricción de la libre circulación de las personas, a los expertos les preocupa que incluso el pequeño aumento en los derechos de salud sexual y reproductiva pueda sufrir un retroceso.

“A nivel mundial, a medida que la COVID-19 se expandió, el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva, desde servicios de rutina y pruebas de infecciones de transmisión sexual, hasta la atención prenatal, anticoncepción y aborto, ha sufrido significativamente”, dijo Liza Kane-Hartnett, responsable de comunicación de la Coalición Internacional por la Salud de las Mujeres (IWHC).

“Los servicios de salud sexual y reproductiva siempre son vulnerables a caer al final de la lista de prioridades, ya que quienes toman las decisiones (hombres, blancos, heterosexuales, mayores, ricos) no son las personas que sufrirán la falta de acceso”, dijo la especialista.

El informe COVID-19: un enfoque de género. Proteger la salud y los derechos sexuales y reproductivos y promover la igualdad de género, resalta los diversos niveles de acceso –o su carencia– que tienen las mujeres a las instalaciones de salud sexual y reproductiva.1

Esto incluye el derecho de la mujer para elegir sus opciones al respecto.

El UNFPA tiene tres pilares para medir el nivel de autonomía que tienen las mujeres para tomar decisiones con respecto a su salud sexual y reproductiva:

  • Quién participa en la toma de decisiones sobre la atención en materia de salud de las mujeres.
  • Quién toma las decisiones sobre el método anticonceptivo utilizado.
  • Si la mujer puede decir no a su esposo o pareja, cuando no quiere mantener relaciones sexuales.

Los datos para el informe incluyen principalmente países de África Subsahariana entre el listado de 57 analizados. El informe afirma que “todavía existen brechas en la autonomía de las mujeres, incluso cuando se observan altos niveles de toma de decisiones individuales en algunas dimensiones”.

Si bien es necesario realizar mejoras, es especialmente difícil en las circunstancias actuales. Los activistas temen que haya numerosos tipos de impacto en el acceso de las mujeres a las instalaciones de salud sexual y reproductiva en todo el mundo a medida que los países y las ciudades entran en cuarentena por la amenaza del coronavirus.

Una cuestión de acceso

Emilie Filmer-Wilson, asesora de derechos humanos del UNFPA, asegura que hay una “miríada de factores” que determinan la capacidad de una mujer para acceder a estas instalaciones: a nivel individual, institucional y comunitario.

“Uno de esos factores determinantes para la capacidad de decisión de una mujer es su nivel de educación, así como el de su pareja. Justamente esa educación se está viendo especialmente afectada porque son muchos países donde se han cerrado las aulas para contener el avance de la COVID-19”, dijo Filmer-Wilson.

También se espera ver un riesgo en el campo institucional, que es fundamental en respaldar la capacidad de las mujeres de tomar decisiones en materia de salud y que para ello tienen que ser asequibles y accesibles, lo que la pandemia restringe.

“Para la accesibilidad, generalmente se tiene en cuenta la distancia geográfica, algo que el distanciamiento social impuesto en muchos países convierte en un desafío difícil de resolver”, dijo la especialista del UNFPA.

“En este contexto de la pandemia, la distancia sería uno de los riesgos que conlleva simplemente ir a un centro de servicios de salud. Entonces, si esto se ve afectado en los niveles institucionales y de servicio, será mucho más difícil para las mujeres ese acceso a la salud sexual y reproductiva”, planteó Filmer-Wilson.

Kane-Hartnett, de IWHC, destacó preocupaciones similares. “Medidas por la pandemia, como por ejemplo prohibir el acompañamiento de las parejas o las doulas3 en el trabajo de parto de las madres, muestran lo poco que los tomadores de decisiones valoran y comprenden la salud y las necesidades de las mujeres”, afirmó.

Pregunta sobre datos

Mientras tanto, la cuestión del acceso también significa que hay ciertas comunidades que se verán afectadas de manera desproporcionada.

“Las comunidades ya marginadas son las que más sufren. Las mujeres pobres, las mujeres negras, las mujeres indígenas, las mujeres rurales, las personas LGBTQI+4, las adolescentes, las personas con discapacidad ya luchan por acceder a servicios integrales de atención sanitaria y sistemas de protección social”, recordó Kane-Hartnett.

Aseguró que “la pandemia de COVID-19 ha exacerbado estas desigualdades existentes. En Estados Unidos, las restricciones están afectando particularmente a las comunidades afroestadounidenses”.

Para medir estos impactos, es crucial contar con los datos adecuados. Sin embargo, la recopilación de datos en un momento de aislamiento social limita aún más las oportunidades para que los investigadores recopilen la información y generen datos sobre cómo la pandemia está afectando a las personas y en particular a las mujeres.

“Necesitamos tener los datos pre-COVID-19 y post-COVID-19 para hacer este tipo de comparación”, dijo la especialista técnica del UNFPA en temas de población y desarrollo, Mengjia Liang.

“Es muy probable que las agencias que administran esas encuestas internacionales de hogares también retrasen sus sondeos sobre planificación familiar”, agregó.

“En esencia, la pandemia dejará en un segundo plano la recopilación de datos, a pesar de que es medular para medir su impacto en el acceso de las mujeres a sus derechos de salud sexual y reproductiva”, sintetizó. La falta de datos será más sal sobre la herida.

Fuente: REC

Referencia:

  1. Puede consultar el informe completo haciendo clic aquí.
  2. Se llama doula a la mujer, que ya ha sido madre, que aconseja y ayuda a la embarazada y la acompaña durante el embarazo, el parto y los cuidados al recién nacido.
  3. Lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros, queers e intersexuales.

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