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Directora de la OPS llama al sector privado a cooperar en la respuesta a la COVID-19

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Al hablar en la Reunión Virtual de la Plataforma de Acción COVID del Foro Económico Mundial para América Latina, la doctora Etienne dijo: “Debemos aprovechar las capacidades y los recursos del sector privado de la salud, incluyendo proveedores de productos y servicios de salud comerciales y sin fines de lucro. Podemos beneficiarnos de su capacidad para innovar, producir y entregar en este momento de gran necesidad”.

En la región de las Américas, “millones de vidas serán afectadas directa e indirectamente por COVID19. Ya se están perdiendo vidas, nuestra salud y bienestar se ven directamente amenazados, nuestros sistemas de salud estarán abrumados y nuestros trabajadores de salud al límite”, señaló Etienne.

“Les pido que trabajen de la mano con los gobiernos para planificar el uso y maximizar la disponibilidad de sus recursos”, afirmó la directora de la OPS, en la sesión del foro de ministros, altos ejecutivos que lideran la respuesta de COVID-19:

Pidió a los líderes del sector privado: “Ayúdennos a nosotros y a los países de América Latina y el Caribe a resolver el desafío más grande e inmediato que enfrentamos: acceso a pruebas de la COVID19 de calidad y asequibles, y a equipos de protección personal” para el personal de salud.

“El sector privado tiene un papel importante para garantizar la resiliencia de los sistemas de salud. Sus recursos, incluidos los servicios de atención médica, las instalaciones, los laboratorios, la capacidad de logística de transporte, la dotación de personal, los sistemas de información, la tecnología y los dispositivos, incluyendo equipos clave como los ventiladores, pueden ponerse a disposición de manera rápida para aumentar la capacidad del sistema de salud”, dijo Etienne.

Desde el comienzo del brote de COVID19, la OPS ha estado apoyando a los países en la vigilancia del nuevo coronavirus y el rastreo de contactos, en las pruebas, en el acceso a suministros vitales, incluidos los EPP, y en la reorganización de los servicios de salud en preparación para COVID19, en la comunicación de riesgos, y en la implementación de estrategias que desarrollen resiliencia dentro de los sistemas de salud.

El sector privado, dijo la directora de la OPS, puede “innovar y desarrollar la ciencia y la tecnología que necesitamos. Asegúrense de que sus productos cumplan con los estándares regulatorios internacionales. En el desarrollo y comercialización de una nueva vacuna para COVID-19, por favor aseguren mecanismos para garantizar el acceso universal a la vacuna”.

“Mientras la pandemia está en curso, y millones sufren el impacto económico, trabajen con sus socios y con los gobiernos para fortalecer las redes de protección para todos, pero en particular para los más vulnerables”, indicó Etienne. “El sector privado tiene un papel importante de abogacía en este aspecto”, subrayó.

Además de la OPS, también participaron el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Luis Alberto Moreno, y la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Alicia Barcena. Tanto Moreno como Barcena abordaron el impacto social y económico que la COVID-19 tendrá en los países durante y después del brote.

Fuente: PAHO

Foto: Ashkan Forouzani on Unsplash

Listado de emisiones anteriores

Similitudes y diferencias entre la COVID-19 y la gripe

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P. ¿En qué se parecen la COVID-19 y los virus de la influenza?

En primer lugar, los virus de la COVID-19 y de la gripe tienen presentaciones clínicas muy parecidas. Ambos causan enfermedades respiratorias, con una gran variedad de casos, que pueden ser desde afecciones asintomáticas o leves, hasta enfermedades graves y muertes.

En segundo lugar, ambos virus se transmiten por contacto, gotitas y fómites. Como resultado, las mismas medidas de salud pública, como la higiene de las manos y la buena conducta respiratoria (toser en el pliegue del codo o en un pañuelo y desecharlo de inmediato), son acciones importantes que pueden tomarse para prevenir ambas infecciones.

P. ¿Qué tan rápido se transmiten COVID-19 y los virus de la gripe?

La velocidad de transmisión marca una diferencia importante entre ambos virus. El virus de la gripe tiene un periodo de incubación medio más corto (el tiempo que pasa desde la infección hasta la aparición de síntomas) y un intervalo de serie más corto (el tiempo transcurrido entre casos sucesivos) que el virus de la COVID-19. Se estima que el intervalo de serie del virus de la COVID-19 es de entre 5 y 6 días, mientras que en el caso del virus de la gripe es de 3 días. Esto significa que la gripe puede propagarse más rápidamente que la COVID-19.

Además, la transmisión en los primeros 3 a 5 días de la enfermedad, o transmisión potencialmente presintomática -transmisión del virus antes de la aparición de síntomas-, es un importante factor de transmisión de la gripe. Por el contrario, si bien estamos comprobando que hay personas que pueden transmitir el virus de la COVID-19 en las 24 o 48 horas anteriores a la aparición de síntomas, no parece por ahora que se trate de un importante factor de transmisión. 

Se calcula que el número de infecciones secundarias generadas a partir de un individuo infectado es de entre 2 y 2,5 para COVID-19, mayor que para la influenza. Sin embargo, las estimaciones tanto para COVID-19 como para los virus de la gripe son muy específicas del contexto y el período de tiempo, lo que dificulta las comparaciones directas.

P. ¿Cómo afectan la COVID-19 y la influenza a los niños?

Los niños son importantes impulsores de la transmisión de la gripe en la comunidad. Para COVID-19, los primeros datos indican que los niños se ven menos afectados que los adultos y que las tasas de ataque clínicas del grupo de edad de 0 a 19 años son bajas. Otros datos preliminares de estudios sobre la transmisión en el hogar realizados en China sugieren que los niños se infectan de los adultos, más que al revés.

P. ¿Cuáles son las diferencias en los síntomas entre COVID-19 y la influenza?

Si bien la gama de síntomas de ambos virus es similar, la proporción de pacientes con afecciones graves parece variar. En el caso de la COVID-19, los datos reunidos hasta la fecha sugieren que el 80% de las infecciones son leves o asintomáticas, el 15% son infecciones graves, que requieren oxígeno, y el 5% son infecciones críticas, que requieren ventilación. Estas fracciones de infección grave y crítica parecen más elevadas que las observadas en el caso de la infección gripal.

P. ¿Quién está en mayor riesgo?

Quienes corren mayor riesgo de contraer una infección gripal grave son los niños, las mujeres embarazadas, las personas mayores, las personas con afecciones crónicas subyacentes y las personas inmunodeprimidas. En el caso de la COVID-19, consideramos actualmente que la edad avanzada y las afecciones subyacentes incrementan el riesgo de infección grave.

P. ¿Qué enfermedad es más letal?

La tasa de mortalidad de la COVID-19 parece mayor que la de la gripe, especialmente la gripe estacional. Aunque se tardará un tiempo en determinar con exactitud la verdadera tasa de mortalidad de la COVID-19, los datos reunidos hasta ahora indican que la tasa de mortalidad bruta (el número de muertes notificadas dividido por el número de casos notificados) oscila entre el 3% y el 4%, si bien la tasa de mortalidad por infección (el número de muertes notificadas dividido por el número de infecciones) será menor. En el caso de la gripe estacional, la tasa de mortalidad suele ser muy inferior al 0,1%. Sin embargo, la tasa de mortalidad depende en gran medida del acceso a la atención de la salud y a la calidad de esta.

P. ¿Qué intervenciones médicas hay disponibles para combatir la COVID-19 y la gripe?

Hay una serie de terapias actualmente sometidas a ensayos clínicos en China y más de 20 vacunas en fase de desarrollo contra la COVID-19, pero no se dispone en este momento de vacunas o terapias autorizadas para el nuevo coronavirus. Por el contrario, hay antivirales y vacunas disponibles para la gripe. Aunque la vacuna contra la gripe no es eficaz contra el virus de la COVID-19, se recomienda enérgicamente vacunarse todos los años para prevenir la infección de la gripe.

Fuente: PAHO

Foto: Annie Spratt on Unsplash

En medio de la pandemia de COVID-19, un nuevo informe de la OMS hace un llamamiento urgente a invertir en el personal de enfermería

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La pandemia de la COVID-19 ha resaltado de manera conmovedora el papel fundamental que desempeñan las enfermeras, enfermeros y otros trabajadores de la salud para proteger la salud de las personas y salvar vidas. El nuevo informe titulado Situación de la enfermería en el mundo 2020 solicita una mayor inversión en educación, mejora en las condiciones de trabajo y fortalecimiento del liderazgo para mejorar las contribuciones de enfermeras y enfermeros a los sistemas de salud.

“Todos los días, estamos siendo testigos de la valentía, la habilidad y la dedicación de los profesionales de enfermería y de otros trabajadores de la salud, mientras sirven valientemente en la primera línea de la pandemia de la COVID-19”, afirmó Carissa F. Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). “Las enfermeras y los enfermeros siempre han estado al frente para salvar vidas y cuidar a las personas. Pero nunca antes su valor ha sido tan claro como lo es ahora. Merecen no sólo nuestra gratitud, sino también un apoyo tangible para asegurar que sean capaces de contribuir al máximo de sus capacidades”.

El informe, elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en colaboración con el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) y la campaña Nursing Now, y lanzado en el marco del Día Mundial de la Salud 2020, destaca las contribuciones y los desafíos que enfrentan los casi 28 millones de enfermeras y enfermeros del mundo, quienes representan más de la mitad de todos los trabajadores de la salud a nivel mundial.

El documento hace un llamado a la acción claro: los gobiernos deben invertir mucho más en la educación de enfermería, crear puestos de trabajo y promover el liderazgo de enfermería para garantizar que haya suficientes profesionales en enfermería con las competencias adecuadas para contar con sistemas de salud eficaces, equitativos y sostenibles.

Enfermería en las Américas

La Región de las Américas alberga el 30% de las enfermeras y enfermeros del mundo, o unos 8,4 millones, de los cuales 87% son mujeres. En promedio, la Región cuenta con 83,4 enfermeras y enfermeros por cada 10.000 habitantes, más del doble del promedio mundial de 36,9 por cada 10.000 habitantes.

Sin embargo, la figura esconde disparidades extremas en la disponibilidad de enfermeras en diferentes países. El 87% de todas las enfermeras de las Américas se concentran en solo tres países: Brasil, Canadá y Estados Unidos, que albergan el 57% de la población total de la Región. Esto se traduce en una densidad de 80 enfermeras por cada 10.000 habitantes en esos tres países, pero contrasta severamente con las menos de 10 enfermeras por cada 10.000 habitantes en Haití, Bolivia y República Dominicana.

La Región de las Américas presenta también grandes disparidades en la distribución de enfermeras dentro de los países. En los 35 Estados Miembros de la OPS que han reportado datos sobre la distribución, solo el 36% de las enfermeras se encuentran en zonas rurales, aunque el 50% de la población reside en esas áreas.

La disponibilidad del personal de enfermería también se complica por el hecho de que varios países, especialmente en el Caribe, son exportadores de enfermeras.

Acortar la brecha de enfermería

En las Américas, alrededor del 30% de la fuerza de trabajo de enfermería tiene 55 años o más, y se espera que casi la cuarta parte de las enfermeras se jubilen en los próximos 10 años. Si bien actualmente hay 1,2 enfermeras jóvenes disponibles para reemplazar a cada jubilada, esa tasa de reemplazo será insuficiente para mantener el ritmo del crecimiento de la población.

A nivel mundial, el informe predice que el actual déficit de unos 5,9 millones de enfermeras aumentará, ya que se prevé que 1 de cada 6 enfermeras en todo el mundo se retire en los próximos 10 años.

Para reducir la brecha en enfermería para el 2030, el informe estima que los países tendrán que aumentar el número total de graduados en enfermería a razón de 8% anual de promedio y mejorar sus opciones de empleo y de retención en el sistema de salud. Esto requerirá inversiones para ampliar las oportunidades educativas y de formación, aumentar la remuneración del profesional de enfermería y mejorar las condiciones de trabajo para garantizar una mejor retención. El financiamiento de estas medidas tendría un costo de aproximadamente 10 dólares per cápita (el conjunto de la población) al año, señala el informe.

El reporte también recomienda otras áreas de acción para fortalecer la fuerza de trabajo de enfermería, incluido el desarrollo de habilidades de liderazgo en enfermería y la creación de nuevas funciones con oportunidades para ejercer esas competencias dentro de los sistemas de salud. Las políticas sensibles al género también son críticas para la retención, dado que 9 de cada 10 enfermeras en todo el mundo son mujeres. Por ejemplo, ofrecer horarios de trabajo más flexibles podría ayudar a satisfacer las necesidades cambiantes de las enfermeras durante sus carreras.

“Sabemos que se necesita un cambio transformador si queremos acortar la brecha en enfermería y capacitar al profesional de enfermería para que pueda desarrollar plenamente su potencial dentro de nuestros sistemas de salud”, sostuvo James Fitzgerald, director de Servicios y Sistemas de Salud de la OPS. “Este informe explica no solo lo que tenemos que hacer, sino por qué debemos hacerlo ahora, para ayudar a acelerar el progreso hacia la salud universal”.

Fuente: PAHO

El valor D-dímero está asociado a la gravedad de los pacientes con la COVID-19

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Mensajes clave

  • En las series principales de pacientes con COVID-19 publicadas hasta la fecha, los pacientes con peor pronóstico han mostrado niveles de D-dímero mucho más altos que los pacientes con enfermedad menos grave.
  • En una serie de pacientes un valor de D-dímero en el momento del ingreso mayor de 1,0 mg/L fue uno de los principales factores de mal pronóstico.
  • En estos estudios también se ha observado un mayor tiempo de protrombina entre los pacientes más graves.

Evidencia clínica

Unos investigadores han recopilado las principales series de pacientes con COVID-19 que describiesen datos analíticos para comprobar si los aumentos en los valores del D-dímero se asocian con la gravedad de la enfermedad [1]. Los investigadores evaluaron cinco estudios en los que se ofrecieron valores de D-dímero tanto para pacientes con una evolución leve como grave de la enfermedad, y calcularon una diferencia ponderada de medias. Los resultados principales de estos estudios fueron los siguientes:

  • Huang Lancet 2020;395 (10223):497–506 [2]: en una serie de 41 pacientes hospitalizados, los valores de D-dímero en los pacientes con una enfermedad grave fueron hasta cinco veces superiores que en aquellos que no ingresaban en la unidad de cuidados intensivos (mediana 2,4 mg/L; rango IQ: 0,6 a 14,4 mg/L frente a 0,5 mg/L; rango QR: 0,3 a 0,8 mg/L; P = 0,004). En estos pacientes el tiempo de protrombina también fue mayor (mediana 12,2 segundos; rango IQ: 11,2 a 13,4 segundos frente a 10,7 segundos; rango QR: 9,8 a 12,1 segundos; P < 0,012).
  • Tang J Thromb Haemost 2020. doi: 10.1111/jth.14768 [3]: en una serie de 183 paciente se describieron valores de D-dímero de hasta 3,5 veces mayores entre los pacientes que fallecían a consecuencia de su enfermedad (mediana 2,12 mg/L; rango IQ: 0,77 a 5,27 mg/L frente a 0,6 mg/L; rango QR: 0,35 a 1,29 mg/L; P < 0,001). Los pacientes que murieron también mostraron un mayor producto de la degradación de la fibrina (mediana 7,6 mg/L; rango IQ: 4,0 a 23,4 mg/L frente a 4,0 mg/L; rango QR: 4,0 a 4,3 mg/L; P < 0,001), y un mayor tiempo de protrombina (mediana 15,5 segundos; rango IQ: 14,4 a 16,3 segundos frente a 13,6 segundos; rango QR: 13,0 a 14,3 segundos; P < 0.001). En el estudio una gran proporción de pacientes que fallecieron cumplieron los criterios internacionales de coagulación intravascular diseminada (71% frente al 0,6% de los pacientes que sobrevivieron).
  • Wang JAMA 2020. doi: 10.1001/jama.2020.1585 [4]: en una serie de 138 pacientes hospitalizados a consecuencia de la COVID-19, estos mostraron unos valores de D-dímero 2,5 veces superiores en los pacientes ingresados en UCI (mediana 4,14 mg/L; rango IQ: 1,91 a 13,2 mg/L frente a 1,66 mg/L; rango QR: 1,01 a 2,85 mg/L; P < 0,001). En este estudio el tiempo de protrombina también fue mayor en los pacientes ingresados en UCI, pero las diferencias no fueron significativas en comparación con los pacientes que no ingresaron (mediana 13,2 segundos; rango IQ: 12,3 a 14,5 segundos frente a 12,9 segundos; rango QR: 12,3 a 13,4 segundos; P = 0,37).
  • Zhou Lancet 2020:S0140-6736(20)30566-3 [5] fue el estudio que mostró una mayor diferencian entre los valores de D-dímero entre pacientes que fallecieron y los que sobrevivieron: en una serie de 191 pacientes con COVID-19 (mediana 5,2 mg/L; rango IQ: 1,5 a 21,0 mg/L frente a 0,60 mg/L; rango QR: 0,3 a 1,0 mg/L; P < 0,001). Un análisis multivariable mostró que un valor de D-dímero mayor que 1,0 mg/L en el momento de ingresar fue una de las principales variables predictoras de mortalidad (OR 18,42, IC95% 2,64 a 128,55; P = 0,0033). En este estudio el tiempo de protrombina también fue mayor en los pacientes que fallecieron (mediana 12,1 segundos; rango IQ: 11,2 a 13,7 segundos frente a 11,4 segundos; rango QR: 10,4 a 12,6 segundos; P = 0,0004).
  • Finalmente Guan N Engl J Med 2020. Doi: 10.1056/NEJMoa2002032 [6] extrajo datos de 1099 pacientes con confirmación de laboratorio de COVID-19 atendidos en 552 hospitales de 30 territorios chinos, y observó una mayor proporción de pacientes con un D-dímero por encima de los valores establecidos (0,5 mg/L) entre los que padecían una enfermedad más grave (59,6% frente a 43,2%; P = 0,002).

Referencias

[1] Lippi G, Favaloro EJ. D-dimer is Associated with Severity of Coronavirus Disease 2019: A Pooled Analysis. Thromb Haemost. 2020 Apr 3. doi: 10.1055/s-0040-1709650.

[2] Huang C, Wang Y, Li X, Ren L, Zhao J, Hu Y, Zhang L, Fan G, Xu J, Gu X, Cheng Z, Yu T, Xia J, Wei Y, Wu W, Xie X, Yin W, Li H, Liu M, Xiao Y, Gao H, Guo L, XieJ, Wang G, Jiang R, Gao Z, Jin Q, Wang J, Cao B. Clinical features of patients infected with 2019 novel coronavirus in Wuhan, China. Lancet. 2020 Feb 15;395(10223):497-506. doi: 10.1016/S0140-6736(20)30183-5.

[3] Tang N, Li D, Wang X, Sun Z. Abnormal coagulation parameters are associated with poor prognosis in patients with novel coronavirus pneumonia. J Thromb Haemost. 2020 Apr;18(4):844-847. doi: 10.1111/jth.14768.

[4] Wang D, Hu B, Hu C, Zhu F, Liu X, Zhang J, Wang B, Xiang H, Cheng Z, Xiong Y,  Zhao Y, Li Y, Wang X, Peng Z. Clinical Characteristics of 138 Hospitalized Patients With 2019 Novel Coronavirus-Infected Pneumonia in Wuhan, China. JAMA. 2020 Feb 7. doi: 10.1001/jama.2020.1585.

[5] Zhou F, Yu T, Du R, Fan G, Liu Y, Liu Z, Xiang J, Wang Y, Song B, Gu X, Guan L, Wei Y, Li H, Wu X, Xu J, Tu S, Zhang Y, Chen H, Cao B. Clinical course and risk factors for mortality of adult inpatients with COVID-19 in Wuhan, China: a retrospective cohort study. Lancet. 2020 Mar 28;395(10229):1054-1062. doi: 10.1016/S0140-6736(20)30566-3.

[6] Guan WJ, Ni ZY, Hu Y, Liang WH, Ou CQ, He JX, Liu L, Shan H, Lei CL, Hui DSC,  Du B, Li LJ, Zeng G, Yuen KY, Chen RC, Tang CL, Wang T, Chen PY, Xiang J, Li SY,  Wang JL, Liang ZJ, Peng YX, Wei L, Liu Y, Hu YH, Peng P, Wang JM, Liu JY, Chen Z, Li G, Zheng ZJ, Qiu SQ, Luo J, Ye CJ, Zhu SY, Zhong NS; China Medical Treatment Expert Group for Covid-19. Clinical Characteristics of Coronavirus Disease 2019 in China. N Engl J Med. 2020 Feb 28. doi: 10.1056/NEJMoa2002032.

Fuente: Cochrane Iberoamérica

Avances en la validación de un test rápido y portátil de Coronavirus (SARS-CoV-2) en base a tecnología CRISPR

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Débora Marcone y Federico Pereyra-Bonnet trabajan en el laboratorio. Foto: gentileza investigadores.

En el marco de la Unidad Coronavirus COVID-19 impulsada por el MINCyT, el CONICET y la Agencia I+D+i, esta semana se lograron avances en la validación de un método rápido y portátil de diagnóstico molecular del Sars-CoV-2 que usa tecnología CRISPR, al ser probado con éxito en extraídos de muestras de pacientes que fueron aportadas por la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud ANLIS “Dr. Carlos G. Malbrán”, dependiente del Ministerio de Salud de la Nación.

Estos avances parten desde el kit diagnóstico portátil desarrollado por la startup CASPR Biotech (empresa de base biotecnológica bajo normativa CONICET impulsada por GridX, una incubadora nacional de empresas de Biotecnología) que permite detectar el material genético del virus a través de una tira reactiva (similar a las que se usan en los test de embarazo) y que fue dado a conocer públicamente en febrero de este año.

“En aquel momento, nosotros habíamos puesto a punto la utilidad de la tecnología CRISPR para detectar el COVID-19 en muestras de saliva inoculadas con fragmentos cortos sintéticos del virus (SARS-CoV-2) que sintetizamos en el laboratorio una vez que fue dado a conocer su código genético. Hoy pudimos probar que el test de detección también funciona en muestras de pacientes infectados y estos resultados pueden detectarse con claridad en tiras reactivas de papel. Estos nuevos resultados representan un paso contundente en el camino de validar la tecnología CRISPR como método de diagnóstico”, indica Federico Pereyra-Bonnet, investigador del CONICET en la Unidad Ejecutora de Investigaciones en Producción Animal (INPA, CONICET-UBA) e integrante de CASPR Biotech.

Las veinte muestras de material genético –diez correspondientes a pacientes infectados con coronavirus y diez de pacientes que no tenían el COVID-19- analizadas para poner a prueba el método de testeo por CRISPR, ya habían sido previamente procesadas mediante RT-PCR, la metodología de retrotranscripción seguida por reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés), que es la técnica de diagnóstico molecular validada que usan el Instituto ANLIS/ Malbran y los centros descentralizados.

La metodológica RT-PCR, al igual que la tecnología CRISPR, apunta a reconocer en las muestras la huella digital del virus (su código genético expresado en una secuencia de ARN), pero implica procesos más largos que requieren a su vez de una infraestructura de mayor complejidad así como del uso de reactivos importados y más costosos.

Diferentes métodos de testeo: directos e indirectos

“Es importante poder distinguir entre los diferentes métodos de testeo que existen para la detección del Covid-19 o de cualquier otro virus respiratorio, y tener en cuenta, al margen de la velocidad con la que puedan ofrecer resultados confiables, las distintas tecnologías en las que se basan y a lo que apunta cada una de ellas. Por un lado, están los métodos directos de detección viral que pueden buscar reconocer un antígeno viral o -en el caso de las técnicas moleculares como PCR o CRISPR- una determinada secuencia genética indicativa de la presencia del virus. Por otro lado, están los métodos indirectos, como los basados en análisis serológicos, que permiten identificar la presencia de los anticuerpos que forman parte de la respuesta inmune a un determinado virus. Todos las metodologías sirven y pueden ser las más adecuadas para diferentes fines o situaciones”, indica la especialista en virus respiratorios Débora Marcone, investigadora del CONICET en el Departamento de Microbiología, Inmunología, Biotecnología y Genética de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (FFyB, UBA), quien se unió al proyecto a partir de la conformación de la Unidad Coronavirus Covid-19.

“En este sentido, la tecnología CRISPR (al igual que lo que ocurre con PCR) podría servir para diagnosticar la infección desde que el paciente comienza con las manifestaciones clínicas o incluso antes, porque lo que permite es detectar el genoma del virus -o sea la presencia del patógeno en el organismo- y no la reacción inmunológica que desencadena”, señala la investigadora.

CRISPR como método de diagnóstico

La tecnología CRISPR es un desarrollo relativamente reciente que en los últimos años revolucionó el campo la biotecnología, conocida por la precisión con la que permite introducir modificaciones genéticas, lo que se conoce como edición génica, a través de cortes específicos en las secuencias de ADN. Por este motivo se habla metafóricamente de CRISPR como una ‘tijera molecular’. Menos conocida es hasta ahora la posibilidad que ofrece esta técnica para diagnosticar infecciones virales a través de la identificación de secuencias genéticas.

“Nosotros llamamos a CRISPR el Google de la naturaleza. A modo de ejemplo, se dice que CRISPR puede encontrar una palabra de veinte letras en una biblioteca con un millón de libros que tengan un millón de palabras cada uno adentro. Digamos que es extremadamente eficiente buscando y encontrando secuencias. CRISPR es en la naturaleza un sistema de defensa que tienen las bacterias y arqueobacterias para detectar virus y destruirlos. Por eso esperamos que el día de mañana CRISPR sirva también directamente para el tratamiento de infecciones. Pero por ahora queremos que nos ayude con su detección”, indica Pereyra-Bonnet.

El sistema CRIPSR cuenta con una proteína principal llamada Cas, de la que hay diferentes clases. Aunque para la edición génica se usa la Cas9, para la identificación del material genético de los virus, los investigadores se valen de la Cas12. Al igual que Cas9, Cas12 encuentra una secuencia específica de ADN para la que fue programada y produce un corte puntual, pero tras hacerlo realiza también una serie de cortes indiscriminados. Es esta última reacción la que se puede detectar mediante un lector de placas en un laboratorio o a través de la tira reactiva de papel de un kit portable.

La ventaja que ofrecen los test de diagnóstico en base a CRISPR es que se pueden adecuar sin grandes costos para detectar la presencia de cualquier virus, siempre y cuando se conozca su secuencia.

Desafíos por delante

Las muestras aportadas por el Anlis/Malbran que recientemente fueron procesadas con éxito llegaron en forma de lo que se conoce como ARN viral o material genético del virus. El aislamiento del ARN viral una vez que se realiza el hisopado nasofaríngeo (u otro tipo de extracción para una muestra respiratoria) es una tarea compleja y que requiere de importantes medidas de seguridad. Uno de los desafíos que se plantean los investigadores, complementarios con el perfeccionamiento del método de detección por CRISPR, es desarrollar un dispositivo portátil que permita también de forma rápida y segura poder separar el material genético a analizar.

“Lo óptimo sería poder desarrollar un dispositivo portátil completo de manera que la muestra pueda ser tomada y manipulada de forma segura por personal de salud. Para eso se tendría que poder aislar material del virus –en este caso del SARS-CoV-2, pero podría ser cualquier otro- sin necesidad de una cámara de bioseguridad o de un equipamiento muy sofisticado, para que se pueda hacer el diagnóstico por CRISPR”, explica la genetista Ivana Primost, investigadora del laboratorio de Biología Molecular del Hospital Municipal de Trauma y Emergencias Dr. Federico Abete (ubicado en la localidad bonaerense de Malvinas Argentinas) y especialista en diagnóstico molecular de enfermedades infecciosas, quien también colabora con el proyecto CASPR y forma parte de la Unidad COVID19.

En este sentido uno de los pasos en los que están actualmente trabajando contra reloj es la búsqueda de un líquido (buffer) en el que se pueda depositar la muestra respiratoria cruda de forma tal que inactive el virus, pero al mismo tiempo no arruine la calidad del material extraído para hacer el testeo.

“Pensar que uno puede tomar un hisopado a un paciente y a la hora tener un resultado con la misma confianza que hoy otorga un estudio hecho por PCR es un desafío muy interesante y creo que lo vamos a lograr”, concluye Primost.

Por Miguel Faigón

Sobre la investigación:

  • Federico Pereyra-Bonnet. Investigador adjunto. INPA.
  • Débora Marcone. Investigadora asistente. FFyB-UBA
  • Ivana Primost. Hospital Municipal de Trauma y Emergencias Dr. Federico Abete.
  • Lucia Curti. Becaria doctoral. INPA.
  • Rafael Fernández y Martin. Investigador adjunto. INPA.
  • Carla Giménez. CASPR Biotech.
  • Federico Goytia. CASPR Biotech.
  • Guillermo Repizo. Investigador adjunto. IBR.
  • Daniel Kurth. Investigador adjunto. PROIMI.
  • Mariana Soria. Becaria Doctoral. PROIMI.
  • María Eugenia Farias. Investigadora principal. PROIMI.
  • Claudio Berli. Investigador principal. INTEC.
  • Federico Schaumburg. Investigador asistente. INTEC.

Fuente: Conicet

Un investigador catalán apoyado por la OMS proyecta un estudio único en el mundo para cortar la transmisión del coronavirus

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El médico catalán Oriol Mitjà es entusiasta y rescató el conocimiento que hasta ahora se ha logrado sobre el virus COVID-19. " Estamos haciendo avances que en circustancias normales hubieran tardado años" (Foto: Facebook Oriol Mitja)

Se trata del médico investigador Oriol Mitjà, especializado en enfermedades infecciosas y en la erradicación de enfermedades tropicales del Hospital Universitari Germans Trias I Pujol, en Barcelona, España. En diálogo con Infobae explicó de qué se trata el primer ensayo clínico del mundo para frenar la transmisión de COVID -19. “Es una propuesta pionera que no busca la curación de los pacientes, sino evitar el contagio”

En plena pandemia global por COVID-19 y con uno de los epicentros en su país natal – España- hicieron que la voz del médico catalán Oriol Mitjà no solo adquiriera relevancia por su contenido, sino también por el asertividad de sus aportes.

Mitjá es profesor asociado en el Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol de Badalona, es jefe de la unidad de ITS del hospital Germans Trias i Pujol e investigador asociado en ISGlobal. Tal vez sin quererlo -o sí- se ha configurado es un líder activo de comunicación positiva de la pandemia en España, y a la vez que no ha dejado de dedicar equipo y esfuerzos a encontrar una salida lo más veloz posible a la situación.

Realizó su investigación pre y postdoctoral en Papúa Nueva Guinea y ha centrado su programa de investigación clínica en el desarrollo de herramientas diagnósticas y terapéuticas para el tratamiento de enfermedades tropicales desatendidas de la piel. Es asesor de la Organización Mundial de la Salud y ha sido miembro del comité organizador de seis reuniones internacionales sobre pian, una infección bacteriana crónica que afecta la piel, los huesos y los cartílagos de niños de zonas tropicales de África, Asia y América Latina.

El COVID-19 lo sorprendió investigando sobre enfermedades de transmisión sexual (ITS) con foco en la sífilis. Con la velocidad que ameritaba, se puso al hombro un ensayo clínico con el objetivo de obtener los primeros resultados en un tiempo récord de 21 días. Ya anteriormente había solicitado la dimisión del comité de emergencia español por considerar que no tomaba decisiones adecuadas. En un artículo firmado por él y publicado en “El Periódico” de Barcelona a mediados de marzo advirtió que “no tomar medidas drásticas” se iba a traducir en “una situación dantesca”.

En la rueda de prensa online de presentación del estudio clínico explicó que “estamos diseñando una estrategia preventiva para detener la transmisión del coronavirus a la comunidad. Según la estadística acumulada que contamos, cada caso infecta durante 14 días una media del 15% de sus contactos. Es decir, de cada 20 contactos con una persona infectada, salen entre 2 y 3 nuevos infectados. El objetivo es reducir esta cifra”. El médico Oriol Mitjá habló con Infobae desde Barcelona sobre el disruptivo estudio que está llevando adelante.

– ¿En qué consiste este estudio que usted junto a su equipo inició este 1 de abril pasado para frenar el avance de la pandemia por coronavirus?

– En el estudio participarán casos positivos y personas que hayan estado en contacto con ellos, de la zona metropolitana norte de Barcelona (Maresme y Vallès Oriental) y de áreas con mucha incidencia como Igualada y alrededores. A los afectados por COVID-19 se les administrará Darunavir, un antiviral utilizado como fármaco contra el VIH, con el objetivo de reducir la carga viral (la cantidad de virus en la sangre) y, por tanto, la capacidad de transmitir el virus a otras personas. Por otra parte, a las personas que hayan estado en contacto cercano con la persona afectada por COVID-19 se les dará, como tratamiento profiláctico, un fármaco usado contra la malaria llamado hidroxicloroquina. Con esta estrategia la persona con COVID-19 sería infecciosa durante menos días y los contactos estarían más protegidos. De la misma manera, ofrecería protección al personal sanitario, el más expuesto al contagio.

– Ha hecho un llamamiento para encontrar voluntarios que quieran participar en su ensayo clínico, ¿cómo ha sido esa respuesta?

– Concretamente, buscamos a ciudadanos que hayan estado en contacto con alguien que haya sufrido la enfermedad. En caso de que sea así, se pide que se complete un formulario o que nos contacte.

– ¿Qué cree usted que tiene de diferencial este estudio respecto de otros que se están llevando adelante en estos momentos en el mundo también?

– La propuesta es pionera y se diferencia de la mayoría de los ensayos clínicos que se están llevando a cabo en todo el mundo porque no persigue la curación de los pacientes, sino que pone el foco en cortar la transmisión: pretende prevenir que los contactos de una persona infectada no se contagien con el coronavirus.

El estudio ha recibido el aval de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entidad que ha destacado el modo en que se ha planificado y lo reducido de su costo de implementación. A la par ha creado interés en la fundación que lidera el creador de Microsoft, Bill Gates y su esposa Melinda. El atractivo que despertó el estudio científico generará encuentros entre dichas entidades y los directivos del estudio. Se prevé que el Departamento de Salud de Cataluña centralizará los datos obtenidos. Todos los trámites implicados han tenido una bajísima burocratización, con un fuerte compromiso del estado. “Lo que habitualmente tarda un año se ha acortado a poco más de una semana”, indicó Mitjà.

– ¿Qué nuevo escenario permitiría este estudio si funciona?

– Esencialmente podría reducir la transmisión comunitaria y plantear cambios en las medidas preventivas de aislamiento y movilidad.

– Los sujetos asintomáticos son el gran dilema en este escenario…

– Sabemos que, por ejemplo, entre un 10 y un 15% de los catalanes, casi medio millón de personas, han sido infectadas por el coronavirus, no todos con síntomas. No está garantizado que todos ellos sean inmunes, pero si pasaran la enfermedad una segunda vez no sería tan grave como el primer contagio. El riesgo de desconfinar será la aparición de nuevos rebrotes y por tanto será necesario encontrar los casos positivos y aislarlos de forma rápida.

– Usted ha elaborado un informe junto a un colega que ha sido dirigido a las autoridades de salud para programar una salida ordenada de la cuarentena, una temática que tiene en alerta a los gobiernos de los países que han entrado en ella. ¿Cuáles son sus puntos más relevantes?

– Planteamos una salida escalonada, empezando por las personas más jóvenes y sanas y dejando para el final los mayores, la apertura de escuelas y los acontecimientos de más de 50 personas. También remarcamos que habrá que hacer muchas pruebas para determinar quién ha pasado ya el virus, y también para detectar a los nuevos positivos. En función de eso, la persona común sana podría hacer una vida más o menos normal.

– ¿Esto supone que conviviremos con el coronavirus por un tiempo largo?

– El escenario de futuro más probable es que la transmisión del nuevo coronavirus no se pueda eliminar a corto plazo y se originen brotes recurrentes en los próximos meses. Tenemos una baja proporción de población inmunizada, un 15%, así que serán necesarias ciertas medidas coordinadas para salir del confinamiento.

– ¿Cuáles concretamente?

– Primero las personas jóvenes y sanas serán las que primero dejen el confinamiento, sin dejar de monitorear el impacto que su accionar pueda implicar al sistema de salud. Las personas de riesgo y todavía no infectadas tendrán que quedarse en casa más tiempo, mientras que la apertura de las escuelas y los grandes acontecimientos también tendrán que esperar. Como primera medida debería indicarse la apertura de los negocios que no son servicios básicos. En una segunda fase la suma a la actividad de bares y restaurantes y el permiso para que los menores de 70 años puedan salir a la calle. En este momento debería propiciarse la reapertura de escuelas. Finalmente, se levantaría la recomendación de quedarse en casa para las personas de más 70 años y se permitiría la celebración de acontecimientos de más de 50 personas.

– Una de las alertas más fuertes en los países occidentales es el escaso testeo de portadores sanos…

– En el informe indicamos que es importante realizar la prueba rápida serológica para determinar cuál es el “estado epidemiológico real” de la población.

– ¿Qué alternativas consideran apropiadas para llevarlo adelante?

– Sería ideal habilitar diferentes puntos, como farmacias, universidades o consultorios médicos. El resultado se obtiene en 15 minutos. Los que ya hubieran tenido el virus tendrían un certificado de inmunidad, lo que les permitiría no estar confinados. Los que tuvieran el virus en el momento del testeo tendrían que estar confinados 14 días, y se tendría que hacer un seguimiento de los que no lo hubieran tenido.

Inspirados en el control impuesto en Wuham, el epicentro en China de la aparición del virus, los especialistas señalan en su informe que sería adecuado contemplar un seguimiento de movilidad a través de tecnología GPS. “Cuando un ciudadano sea diagnosticado positivo, sus datos de movilidad y sus contactos durante el período de potencial contagio se capturarían de forma automática, y se podrían aislar. Cada persona tendría asociado un riesgo de infectividad con un código de colores: verde, naranja o rojo”, señaló el informe. Las aplicaciones móviles -sugiere Mitjá- permitirían identificar grupos de casos, zonas calientes con muchos enfermos detectados, lo que permitiría hacer confinamientos parciales en zonas geográficas delimitadas. “Si no hacemos las cosas bien habrá rebrotes”, advirtió.

– ¿Considera que no se hicieron las cosas bien en España?

– En España era factible anticipar el escenario y si la comunicación hubiera sido adecuada, la crisis actual se podría haber evitado en gran medida con el uso precoz de protocolos de control, o en el peor de los casos se podría haber mitigado si nuestros gestores sanitarios hubieran tenido la información para prepararse y planificar la gestión de los recursos con tiempo suficiente. Tal vez frenar la entrada del virus era imposible, porque implicaba confinar a un país sin casos, pero se podrían haber comprado equipos y diseñado protocolos que no pusieran a nuestro personal de la salud en la primera línea de una batalla que ahora mismo libran a destajo y sin las armas adecuadas.

Autora: Flavia Tomaello

Fuente: Infobae

Estudio piloto de terapia convaleciente en plasma para COVID-19

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Un estudio piloto sugiere la viabilidad de la terapia de plasma convaleciente (PC) para el tratamiento de pacientes con COVID-19. No existen tratamientos antivirales específicos para el SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19, creando una necesidad de estrategias de tratamiento alternativas. Zhu Chen, Xinxin Zhang, Xiaoming Yang y sus colegas exploraron la viabilidad de la terapia de CP para el tratamiento con COVID-19 en un estudio piloto de 10 pacientes graves con COVID-19, con edades entre 34 y 78 años. Los pacientes incluidos recibieron una transfusión de una dosis de 200 ml de PC derivada de donantes recientemente recuperados, que contenía altos niveles de anticuerpo neutralizante de SARS-COV-2. Dentro de los 3 días posteriores a la transfusión de PC, los síntomas clínicos, como fiebre, tos, falta de aliento y dolor en el pecho, mejoraron significativamente, y los pacientes mostraron un aumento en el recuento de linfocitos, mejoría de la función hepática y pulmonar y una inflamación reducida. Los niveles de anticuerpos neutralizantes aumentaron o permanecieron altos después de la transfusión de CP. Dentro de los 7 días de la transfusión, se observaron diversos grados de reabsorción de lesiones pulmonares en las tomografías computarizadas de tórax. Además, no se observaron reacciones adversas graves después de la transfusión de PC. Los resultados, aunque preliminares, sugieren que la terapia de CP podría ser un tratamiento seguro y prometedor para pacientes graves con COVID-19 y respalda una mayor investigación en ensayos clínicos controlados aleatorios, según los autores.

Efectividad de la terapia de plasma convaleciente en pacientes con COVID-19 graves“, por Kai Duan.

La OMS y el FMI recomendaron no levantar demasiado rápidamente las restricciones por la COVID-19

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La pandemia de la enfermedad por el coronavirus 2019 (COVID-19) avanzó sin tregua, forzó a medio planeta a encerrarse y un apagón inédito en la economía global. Ante la presión por aliviar cuarentenas y el distanciamiento social, las dos principales organizaciones multilaterales para enfrentar la crisis, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), advirtieron que levantar las restricciones demasiado rápido puede llevar a un nuevo brote, y provocar un azote sobre la economía aún más duro.

“Si los países se apresuran a levantar las restricciones, el coronavirus podría resurgir y el impacto económico podría ser más severo y prolongado”, advirtió el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

En una inusual ofensiva para respaldar las políticas de confinamiento, que han provocado una inédita parálisis en la economía global, Tedros y la Directora Gerente del FMI, Kristalina

Ivanova Gueorguieva, brindaron su primera conferencia de prensa virtual conjunta, en la que advirtieron sobre el “falso dilema” entre salvar la economía y combatir la pandemia. Su mensaje: salvar vidas, y los sustentos de vida “van de la mano”.

“A medida que el mundo responde a la COVID-19, país tras país se enfrenta a la necesidad de contener la propagación del virus a costa de detener su sociedad y su economía”, escribieron. “A primera vista hay que hacer una elección: salvar vidas o salvar medios de vida. Este es un falso dilema: controlar el virus es, en todo caso, un requisito previo para salvar los medios de vida”, afirmaron.

En la conferencia de prensa, Gueorguieva ofreció su diagnóstico más dramático a la fecha sobre el daño que ha sufrido la economía global a causa de la pandemia, la cual, dijo, marcaba “la hora más oscura de la humanidad” de su generación.

“Esta es una crisis como ninguna otra. Nunca en la historia del FMI hemos visto a la economía mundial quedar paralizada. Ahora estamos en recesión. Es mucho peor que la crisis financiera global”, indicó la jefa del FMI.

El frente común que mostraron Gueorguieva y Tedros se hizo eco de una recomendación que ya había dado el director del Instituto Nacional de Enfermedades Contagiosas de Estados Unidos, el Dr. Anthony Stephen Fauci, quien se convirtió en el principal experto de la Casa Blanca ante la pandemia. Fauci abogó por profundizar las medidas de distanciamiento social y confinamiento, y esta semana insistió en que es el momento de “pisar el acelerador” con esas políticas, no el freno.

La ofensiva de los expertos llega luego de varios días en los que despuntó un debate respecto de la viabilidad de las medidas de distanciamiento social, confinamiento y cuarentena que se han aplicado en casi todos los países afectados por la pandemia, ante el evidente daño que genera el “freno súbito” que ha sufrido la economía mundial debido al brote.

El presidente de Estados Unidos, Donald John Trump, había sido uno de los mandatarios que se mostró urgido por aliviar el corsé de restricciones. A mediados de marzo dijo que esperaba poder “abrir” el país para Pascuas, un anhelo que pronto chocó contra la realidad y la recomendación de sus propios expertos de extender su lista de recomendaciones para frenar la propagación del virus hasta fines de abril. Trump había dicho que “la cura no podía ser peor que la enfermedad”.

Y en América latina, el presidente de Brasil, Jair Messías Bolsonaro, ha sido uno de los mandatarios que más férrea resistencia ha mostrado a las políticas de confinamiento, y en México, el presidente Andrés Manuel López Obrador renegó durante semanas de imponer cualquier límite a la libertad de movimiento diaria de los mexicanos. En Europa, Suecia mantuvo abiertos bares, restaurantes y sus fronteras.
En Estados Unidos, las órdenes de confinamiento han sido mucho más laxas que las de Italia, España, o incluso las de Argentina, y han llegado a cuentagotas. Trump renegó de la idea de imponer una cuarentena en todo el país. “Le dejo eso a los gobernadores”, dijo en la tradicional conferencia diaria en la Casa Blanca.

Hasta hoy, dos semanas después de que California se convirtiera en el primer estado en pedirle a la gente que se quedara en su casa, 39 estados habían emitido una orden o recomendación de confinamiento, las cuales, con todo, no llegan a ser una cuarentena. La gente aún puede salir para caminar, o hacer ejercicio, como trotar, andar en bicicleta, o hacer hiking. Pero en algunos estados, como Iowa, Nebraska o Arkansas, la vida aún transcurre sin limitaciones.

Imagen: Macau Photo Agency on Unsplash

Fuente: REC

Sobre la fiabilidad de los datos y la incertidumbre en tiempos de crisis sanitaria

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Autor: Gonzalo Casino es licenciado y doctor en Medicina. Trabaja como investigador y profesor de periodismo científico en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.

El tempo de la ciencia no es el del periodismo ni el de las emergencias sanitarias. La investigación científica es un proceso metódico y ordenado, en el que es tan importante la imaginación creativa (basada en la observación experta) como el registro transparente de datos fiables, para asegurar así la reproducibilidad. En la ciencia no valen los atajos ni suelen ser buenas las prisas, que pueden malograr el trabajo y a menudo conducen a la casilla de salida. Los medios de comunicación y los ciudadanos están dándose cuenta de la importancia de los datos para resolver las preguntas que plantea la pandemia y de que las respuestas de la ciencia tienen su tempo y llevan su tiempo. En su confinamiento atento, muchos se percatan de que el “vísteme despacio, que tengo prisa” también vale para la investigación.

No hacen falta grandes competencias en estadística para percatarse de que faltan datos sobre la pandemia, que muchos –por incompletos– no son fiables y que los registros que no miden lo mismo no son comparables. La tasa de letalidad de la enfermedad (la proporción de pacientes que mueren entre los infectados), uno de los principales indicadores de la gravedad de la infección, es muy difícil de estimar si los muertos por la enfermedad por el coronavirus

2019 (COVID-19) se contabilizan con criterios diferentes entre países y si no se conoce con certeza el número de infectados. Que esto sea así, incluso en los países de la Unión Europea, puede resultar sorprendente, pero la coordinación en situación de emergencia no se improvisa. Y la primera condición para poder dar respuestas científicas y sanitarias a la pandemia es trabajar con datos fiables.
“Test, test, test”, urgía el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, el 16 de marzo, porque “no podemos detener esta pandemia si no sabemos quién está infectado”1. Los medios han ido dando cuenta en las últimas semanas de las grandes diferencias entre países en la aplicación de esta recomendación y, por consiguiente, de la falta de datos. Pero también han ido informando sobre test fraudulentos y de escasa sensibilidad, de la aprobación por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos de un nuevo test que da resultados en cinco minutos, de las dificultades para realizarlos en algunos países y, en fin, de los dos tipos de test que hacen falta. Por un lado, están los diagnósticos, de los que más se habla, para identificar a las personas infectadas; y, por otro, los serológicos, para identificar a quienes han desarrollado anticuerpos por haber sufrido la infección, ya sea como enfermedad más o menos grave o de forma asintomática. Los datos de estos últimos test van a ser necesarios para saber el porcentaje de población que ha desarrollado inmunidad y puede hacer de “escudo humano” frente a la propagación.

Sin embargo, muchas de las cuestiones médicas y científicas relacionadas con la pandemia, por no hablar de las económicas y sociales, están rodeadas de una gran incertidumbre. La COVID-19 está enseñando al gran público, entre otras cosas, que el camino de la ciencia va de la incertidumbre a la certeza, que no tiene una meta definitiva y que se recorre con titubeos (las principales revistas científicas han publicado artículos sobre la COVID-19 que luego han tenido que retirar por falsos). Y está mostrando también que esta incertidumbre tiene una cara más dramática cuando hay que tomar decisiones y se cometen errores (el editorial de Richard Horton en la revista The Lancet del 28 de marzo es demoledor contra los responsables del Sistema Nacional de Salud (NHS) británico2, que era la joya de la corona). La realidad de muchos sistemas sanitarios es más cruda de lo que se suponía y la capacidad de respuesta científica es limitada, como se está constatando en los países que más han escamoteado recursos en sanidad e investigación. También se está comprobando que no es fácil implementar respuestas globales basadas en la inteligencia artificial, el big-data y la ciencia ciudadana. Hay quien habla ya de cómo hacer frente, de forma más universal y coordinada, a una segunda ola de la actual pandemia o una nueva pandemia por un virus todavía desconocido. Porque la globalidad es precisamente esto.

Referencias:

  1. Ver ‘Los que se recuperen de la COVID-19 deben seguir aislados por 15 días’ en Reporte Epidemiológico de Córdoba N° 2.295, de fecha 18 de marzo de 2020, haciendo clic aquí.
  2. Puede consultar el artículo completo, en inglés, haciendo clic aquí.

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